Los riesgos de que Rusia sea observador electoral en Honduras

Los riesgos de que Rusia sea observador electoral en Honduras

*La delegación rusa buscaría socavar los informes de organismos independientes como al OEA, la Unión Europea y el Centro Carter.

**Expertos coinciden en que Rusia busca tener regímenes de izquierda aliados en la región para lograr un mejor posicionamiento geopolítico frente a EE. UU.

***Los analistas cuestionan a Rusia por ser un país sin procesos democráticos transparentes y tener un líder con acusaciones de crímenes de guerra.


Sharon Ardon / Expediente Público

Rusia no se acoge al sistema democrático de occidente. Varios organismos internacionales han señalado al gobierno ruso por no llevar a cabo comicios libres y perseguir a observadores independientes. A pesar de ello, por primera vez en la historia, Rusia solicitó a Honduras el aval para observar las elecciones generales del 30 de noviembre próximo.

En medio de una guerra con Ucrania y con antecedentes de misiones rusas que han legitimado comicios cuestionados en Venezuela y Nicaragua, el eventual ingreso de observadores de Moscú en el proceso electoral hondureño ha generado ruido en la esfera política del país.

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La Embajada de la Federación de Rusia entregó la solicitud el 28 de agosto a la Cancillería de Honduras, que la trasladó al Consejo Nacional Electoral (CNE) el 16 de septiembre. Este organismo tiene 10 días hábiles para decidir si permitirá o no la presencia de estos observadores.

A través de esa solicitud, Rusia busca proyectar la imagen de un país respetuoso y no intervencionista, pero esa narrativa “puede desviar la atención de lo que puede hacer desde la sombra”, advirtió a Expediente Público la periodista argentina y especialista en Relaciones Internacionales, Ludmila González.

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Narrativa estratégica de Rusia

González, quien tiene más de una década de experiencia en el análisis de la influencia de China y Rusia en América Latina, acotó a Expediente Público que la solicitud de Rusia puede tratarse de una estrategia narrativa para mostrarse como un país que “respeta a sus pares” y “no interfiere en asuntos de terceros”, cuando la realidad es otra.

La experta destacó que Rusia ha puesto su mira en América Latina porque sus vecinos de Eurasia ya conocen las maniobras del Kremlin y están más prevenidos.

Por eso, agregó, Rusia ya se ha involucrado en Venezuela, Cuba, Nicaragua y mostró interés en Bolivia, presentándose como un actor que quiere “contribuir a la transparencia electoral”.

¿Cuál es el interés en Honduras?

En el caso de Honduras, expertos coinciden en que la solicitud rusa no es un gesto aislado, sino que parte de un posicionamiento geopolítico.

“La quiere jugar callado, pero ese jugar callado tiene fines geopolíticos que no son a favor de la sociedad hondureña, es para ejercer control. Es un eslabón más de la estrategia macro del posicionamiento de Rusia”, remarcó la experta argentina.

En la misma línea, el analista hondureño Luis León señaló que la apuesta de Moscú también responde a un interés en los resultados.

“Rusia apuesta por un gobierno de izquierda, Estados Unidos por uno de derecha. Honduras queda en medio. No es que a Rusia o a Estados Unidos les importe Honduras como tal, sino la posición geopolítica”, sostuvo León a Expediente Público.

Abrir la puerta a sectores estratégicos

González avizora que aceptar esta misión rusa podría suponer el riesgo de que se “abra la puerta a una mayor injerencia de Rusia en la región”.

De acuerdo con la analista, una resolución favorable podría repercutir en la susceptibilidad del país frente a Rusia. “Aceptar observadores rusos no trae beneficios claros a Honduras. Más bien puede implicar costos políticos y geopolíticos”, acotó.

Además, González señaló que, con la designación de Rusia como observador, podría iniciar una relación más estrecha que implique inversiones de ese país en áreas estratégicas como defensa, infraestructura o tecnología, que den paso a una dependencia, como ya ha pasado en otros países.

El observador ‘antidemocrático’

Para los expertos consultados, resulta contradictorio que Rusia busque acreditarse como observador de elecciones democráticas cuando en ese país, su presidente, Vladimir Putin, lleva más de 25 años en el poder.

“En Rusia no hay elecciones libres, los candidatos opositores no tienen posibilidades de participar, únicamente los que forman parte de lo que allá llama ‘oposición sistémica’, una oposición controlada”, expuso a Expediente Público el experto ruso Vladimir Rouvinski.

Rouvinski es director del Laboratorio de Política y Relaciones Internacionales del Instituto Colombiano de Estudios Superiores de Incolda (Icesi).

Organizaciones como Amnistía Internacional y Transparencia Internacional han denunciado cómo dentro de su propio territorio se persigue a los observadores nacionales y se restringen las garantías mínimas de transparencia.

Tal es el caso de Grigory Melkonyants, activista de la sociedad civil rusa que, durante más de dos décadas como observador, documentó irregularidades en los comicios. Él fue arrestado en agosto de 2023 y condenado a cinco años de prisión por haber participado en actividades de “organizaciones indeseables” para el Estado ruso.

¿Cómo se va a invitar como observador a un país que invadió a otro democrático y cuyos líderes enfrentan acusaciones de crímenes de guerra?, cuestionó a Expediente Público el experto en relaciones internacionales Graco Pérez.

Él recomendó a los consejeros del CNE que, pese a las relaciones diplomáticas entre Honduras y Rusia por más de 33 años, “debe actuar de manera autónoma pensando en el beneficio del proceso electoral en Honduras”.

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¿Qué puede aportar Rusia al proceso electoral?

Rouvinski no ve ningún beneficio en que los observadores rusos participen. Explicó que las misiones rusas suelen limitarse a constatar que la gente votó, sin analizar si existieron siquiera las condiciones básicas.

A su criterio, la democracia no se limita únicamente al sufragio, sino que abarca el correcto desarrollo de todo el proceso electoral. “Para hablar de elecciones libres, hay que observar todas las etapas”, manifestó.

Rusia formalizó su interés de ser observador en las elecciones de Honduras, sería la primera vez. El CNE tiene 10 días hábiles para aceptar o rechazar la solicitud. / Crédito: Cancillería

Respaldo a elecciones cuestionadas

Los observadores rusos avalaron las elecciones presidenciales de Venezuela en 2018, 2020 incluyendo las pasadas elecciones presidenciales en 2024, pese a las claras evidencias de fraude, limitándose a señalar que la gente acudió a votar.

 La portavoz del Ministerio de Asuntos Internacionales de Rusia, María Zajárova validó el proceso del 25 de mayo en Venezuela, señalando: “Según los testimonios de los observadores internacionales, incluida la delegación rusa, (…) las elecciones se llevaron a cabo de manera organizada, a un alto nivel, sin infracciones”.

La delegación rusa hizo lo mismo en Nicaragua, en las elecciones presidenciales del 2016 y 2021. Rusia es uno de los más fieles aliados de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

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Debilitar a organismos multilaterales

Además, a consideración de los académicos, otra estrategia que puede tener la presencia de Rusia es la de ayudar a gobiernos autoritarios a contrarrestar informes de observadores independientes como la Unión Europea, el Centro Cárter y la Organización de Estados Americanos (OEA).

“Lo que buscan los gobiernos que están tratando o cometiendo el fraude es usar los informes de los observadores rusos como contrapuestos frente a los informes de la OEA u otras observaciones independientes”, analizó Rouvinski.

González agregó que Rusia puede estar aprovechando los problemas de financiamiento que están enfrentando esas organizaciones independientes.

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“Los recortes de financiamiento también es algo que le sirve a Rusia -y a otros regímenes- para avanzar con este tipo de gestos simbólicos que en realidad son estrategias geopolíticas”, finalizó González.