* Frente a proyectos antidemocráticos, es necesario fortalecer los partidos y la sociedad civil, sostiene Henning Suhr, director del Programa de Partidos Políticos para América Latina de la Fundación Konrad Adenauer, de Alemania.
** En entrevsita con Expediente Público, Suhr explicó cómo los actuales regímenes autoritarios replican a las antiguas dictaduras comunistas europeas debilitando progresivamente a opositores para anular el disenso o fragmentarlo.
Expediente Público
Entre todas las señales que dan los autoritarismos, Henning Suhr considera que lo más crítico es el intento de acabar con la independencia de las instituciones. Él es el director del Programa de Partidos Políticos en América Latina de la Fundación Konrad Adenauer.
Habló con Expediente Público en la Ciudad de México, donde Suhr participó en la tercera edición del Foro América Libre, el 2 de octubre pasado.
Suhr observa que el autoritarismo, ya sea de izquierda o de derecha, ataca las constituciones políticas latinoamericanas para debilitar las instituciones democráticas, particularmente los poderes de Estado.
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Cuidado con las estrategias malignas
Además, Suhr reflexionó sobre el papel de la sociedad civil, particularmente de los partidos políticos, en la defensa de la democracia, así como el rol de Europa como aliado, en medio de la guerra con Rusia y las aspiraciones de China.
También reconoció en América Latina la llamada “táctica del salami”, común entre los regímenes comunistas europeos del siglo pasado, para eliminar a la oposición poco a poco, o por rodajas.
Suhr trabaja desde hace 18 años en la Fundación Konrad Adenauer, con sede en Alemania, principalmente desde América Latina. Estuvo varios años en Venezuela, Costa Rica, Brasil y ahora reside en Uruguay, viajando por todo el continente.
En América Latina, la tendencia es tener más actores autoritarios de izquierda y derecha. Llegan y se mantienen en el poder a través de mecanismos democráticos. ¿Cuál es el mayor desafío estructural que enfrentan las democracias de la región para resistir esta erosión?
Yo creo que el peligro más grande es que perdamos las instituciones democráticas, que perdamos la división de poderes en América Latina.
Hoy en día existen muchos gobiernos —de izquierda o populistas de derecha— que no tienen objetivos democráticos, sino que representan una amenaza para las instituciones democráticas. Están atacando la constitucionalidad, no respetan la dignidad humana, es decir, los derechos humanos.
En muchos casos encarcelan a opositores o atacan a los medios de comunicación y a los periodistas. Así, paso a paso, con una especie de ‘táctica del salami’, paso por paso buscan destruir la democracia.

Partidos y sociedad civil en primera línea
Los gobiernos autoritarios en América Latina suelen cooptar instituciones, restringir libertades y debilitar a la sociedad civil. ¿Cómo evalúa la capacidad actual de los actores democráticos —partidos, ONGs, medios— para protegerse?
Es sumamente importante que la sociedad civil esté organizada, que se articule y se fortalezca. Los gobiernos autoritarios en América Latina suelen coartar las instituciones, restringir libertades y debilitar a la sociedad civil.
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En primer lugar, debemos fortalecer los partidos políticos democráticos, porque son ellos quienes tienen el mandato de articular las distintas opiniones dentro de una sociedad plural.
Además, debemos fortalecer las organizaciones civiles, es decir, las ONG, pero también la Iglesia cumple un rol importante, al igual que los medios de comunicación.
Queremos vivir en libertad. La libertad no es algo negociable. Es una necesidad humana, tanto como la comida u otras necesidades básicas. Por lo tanto, debemos hacer más esfuerzos para que las fuerzas autoritarias no amenacen esto.
También quiero mencionar que en América Latina enfrentamos el problema específico del narcotráfico y el crimen organizado, que muchas veces van de la mano con gobiernos autoritarios.

Ucrania concentra atención europea
Europa afirma compartir con América Latina una “comunidad de valores democráticos”, pero en la práctica su prioridad sigue siendo su propia agenda interna. ¿Qué papel real puede y debe asumir Europa para apoyar a los actores democráticos latinoamericanos?
Creo que el eje transatlántico —las relaciones entre América Latina y Europa— es sumamente importante, y aún existe un gran potencial para fortalecer los lazos entre ambos lados del Atlántico.
Europa y América Latina son las dos regiones donde los pueblos creen más en la democracia, donde la gente quiere que sus líderes sean legitimados a través de elecciones.
En ambos lados debemos defender ese principio. Tanto en Europa como en América Latina la democracia está amenazada por una gran polarización política. Observamos un aumento de los extremos, tanto de izquierda como de derecha.
Debemos estar atentos a estas tendencias y crear más vínculos entre las fuerzas políticas democráticas de ambos lados.
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Barreras culturales
Uno de mis principales objetivos ha sido fortalecer los lazos entre Europa y América Latina porque creo que son dos regiones que comparten una comunidad de valores.
Sin embargo, en ambos lados observamos una falta de comprensión mutua. Para ser franco, muchos latinoamericanos piensan que Europa termina en Madrid. Pero Europa es mucho más que eso: es Alemania, Polonia, los países nórdicos, el suroeste europeo, y también regiones que enfrentan amenazas como la agresión rusa.
Es necesario que los latinoamericanos entiendan mejor la lógica europea y su lucha actual. Por otro lado, los europeos también deben entender que lo que ocurre en América Latina está estrechamente vinculado a la geopolítica global. No me canso de repetir que ambos lados deben luchar por los mismos objetivos.
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En un contexto en el que la atención internacional se concentra en la guerra en Ucrania y la rivalidad con China, ¿qué oportunidades concretas ve para que Europa fortalezca su compromiso político y financiero con la sociedad civil latinoamericana?
Como mencioné antes, lo importante es explicar tanto a los europeos la situación en América Latina como a los latinoamericanos la situación en Europa. Entonces se verá que enfrentamos desafíos similares.
Por supuesto, también hay propuestas concretas, como fortalecer el comercio. Las relaciones comerciales podrían ser muy fructíferas para ambos lados, y no entiendo por qué aún no hemos logrado consolidarlas.
Debemos fortalecer este vínculo, no solo en el ámbito comercial, sino también en la cooperación política. Por ejemplo, podríamos buscar un voto en común en las instituciones multilaterales.
La lucha de los latinoamericanos contra el autoritarismo debe ser también la lucha de los europeos. Es una causa compartida.