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Melvin Cevallos, la fuerza de choque de Honduras busca el Parlacen

* Melvin Cevallos Umanzor es el rostro más visible de los llamados «colectivos» de Libre, los grupos de choque y presión que actúan bajo el amparo del oficialismo.

** En el gobierno de Castro, Cevallos ha encabezado tomas y protestas para defender la línea política de Manuel Zelaya Rosales y garantizar puestos públicos a las bases.

*** En julio de 2025, declaró que los colectivos estaban organizados para tomar las armas en caso de un conflicto poselectoral.


Expediente Público

Melvin Cevallos Umanzor es el rostro más visible de los llamados «colectivos» del Partido Libertad y Refundación (Libre), grupos de choque y presión que actúan bajo el amparo del oficialismo. Ahora, Cevallos busca cambiar las calles por una curul en el Parlamento Centroamericano (Parlacen).

El congreso regional, convertido en un elefante blanco, suele funcionar como refugio político para figuras cuestionadas, como premio de lealtad o como tabla de salvación para quienes han perdido influencia política en sus países. En el caso de Cevallos, todo apunta a la segunda motivación.

Como muchos militantes de Libre, Melvin Cevallos tuvo sus orígenes en el Partido Liberal. Se incorporó a sus filas a los 15 años, como parte de las bases del expresidente Carlos Roberto Reina.

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Sin embargo, desde sus inicios siguió la línea de Manuel Zelaya Rosales, entonces director del Fondo Hondureño de Inversión Social (FHIS). Ocupó este cargo en los gobiernos de Reina (1994-1998) y de Carlos Flores Facussé (1998-2002).

Cevallos tiene 48 años. Proviene de una familia de escasos recursos del municipio de Mangulile, Olancho. Sin estudios secundarios, aprendió el oficio de la albañilería desde los ocho años. Su vida cambió cuando Zelaya Rosales llegó a la presidencia en 2006.

Con Zelaya en el poder, Cevallos dejó la construcción y consiguió un puesto en el Hospital Escuela, en el departamento de mantenimiento. Tras el golpe de Estado de 2009, perdió su empleo y volvió a las calles como militante de la Resistencia Popular. Poco después, se convirtió en uno de los fundadores del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), el germen del actual Partido Libre.  

El golpe de Estado no solo lo radicalizó políticamente, sino que lo consolidó como un leal a Manuel Zelaya. «Soy Mel a morir. Si él me dice “andá a votar por esa cucaracha”, con mi gente nos vamos a votar por la cucaracha, no importa. Nosotros siempre vamos a votar obedientemente en su línea», confesó en una entrevista reciente.

El ascenso de Libre al poder en 2022 transformó nuevamente la vida de Cevallos. Bajo el gobierno de Xiomara Castro, se volvió una figura visible al frente de los colectivos del partido, estructuras que reproducen el modelo de los «guarimberos» chavistas en Venezuela, mecanismos de presión, clientelismo y control territorial.

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Bajo el respaldo del oficialismo, Cevallos ha liderado movilizaciones para exigir la contratación de militantes de Libre en instituciones públicas. Los colectivos, además, actúan como un brazo callejero del oficialismo, utilizado para intimidar o reprimir manifestaciones opositoras.

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Tomas, exigencias y poder callejero

Desde 2022, los colectivos surgieron como organizaciones de base destinadas a «defender el proceso de refundación» impulsado por el gobierno de Libre. Bajo estructuras informales, operan como grupos de control territorial y político en todo el país, ligados simbólicamente a la «lucha popular», pero en la práctica subordinados a los intereses del partido y, sobre todo, a la línea de Manuel Zelaya Rosales.
 
Durante los primeros tres años del gobierno de Castro, Cevallos ha encabezado múltiples tomas y protestas con una misma consigna: dar empleo a quienes lucharon en las calles. La primera movilización se realizó en 2022, frente a la Secretaría de Salud (SESAL), donde actualmente trabaja una de sus hijas.
 
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Entre octubre y diciembre de ese mismo año, el propio Cevallos trabajó en la SESAL, en el departamento de administración de los vehículos, pero su contrato no fue renovado tras enfrentamientos por derechos laborales con las autoridades de ese entonces.
 
Investigaciones periodísticas han denunciado que los colectivos han ocupado oficinas de la  Empresa Hondureña de Telecomunicaciones (Hondutel), la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF), el Ministerio de Derechos Humanos, la Secretaría de Cultura, el Servicio Nacional de Emprendimiento y de Pequeños Negocios (SENPRENDE), el Instituto Nacional de Formación Profesional (INFOP), el Hospital San Felipe y la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE) y la Secretaría de Agricultura (SAG), entre otras dependencias.
 
«La gente del partido tiene derecho a estar en puestos. Lo que queremos es que le den oportunidad a nuestras bases, a quienes realmente lucharon en las calles», ha justificado Cevallos en entrevistas.
 
Aunque sus protestas suelen ser toleradas por la Policía Nacional, han generado fricciones dentro del propio partido. Uno de sus principales críticos es Gilberto Ríos, director del Fondo Social para la Vivienda (FOSOVI) y figura cercana a la familia presidencial. Él ha señalado que los colectivos actúan por cuenta propia y no bajo directrices del partido. Lo irónico es que dos familiares directos de Ríos ocupan cargos en la administración pública.

De las calles al discurso insurreccional

Los colectivos también han sido movilizados para respaldar la agenda oficial de Libre. En julio de 2023, organizaron una contramarcha para intimidar una convocatoria ciudadana que exigía la pronta instalación de la Comisión Internacional contra la Corrupción e Impunidad en Honduras (CICIH).

En agosto de 2023, reunieron a dos mil militantes para presionar al Congreso Nacional a favor del candidato oficialista para al Ministerio Público. También han marchado para apoyar la propuesta de la Ley de Justicia Tributaria, una de las banderas del gobierno.

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En noviembre de 2024, Cevallos inscribió el Movimiento Esperanza Libre (MEL), con el que buscó competir en las elecciones primarias de marzo de 2025, como precandidato a alcalde del Distrito Central. Los resultados no le favorecieron, recibiendo apenas seis mil votos, frente a los 90 mil del actual alcalde Jorge Aldana, también de Libre.

En julio de 2025, volvió a ser noticia al declarar ante los medios que los colectivos estaban organizados para tomar las armas en caso de un conflicto poselectoral.

 «Ahora estamos organizados, instruidos en el aspecto de la defensa de la soberanía y también del pueblo hondureño. No vamos a permitir que se repita lo de 2009 y 2017. Somos más de 30 mil colectivos listos para defender la democracia», aseguró Cevallos a la prensa, refiriéndose a los grupos como «comandos de insurrección».

Aunque resulta imposible verificar el tamaño de su militancia, investigaciones de Expediente Público han confirmado que los colectivos operan con influencia directa del coordinador general de Libre, Manuel Zelaya Rosales y de la candidata presidencial Rixi Moncada.

De las calles al Parlacen

Hoy, Cevallos tiene una oficina en el edificio del Colegio de Profesores de Educación Media de Honduras (Copemh), una instancia magisterial cercana a Libre. Desde ahí dirige el autodenominado Instituto de Formación Política e Ideológica (IFPI).

Para Cevallos, Libre debe conservar su carácter combativo. «El verdadero militante del partido no debe de andar en saco, sino con el pueblo. Debemos fortalecer el partido para que no cometa los mismos vicios del pasado, que es llegar a una oficina con aire acondicionado y olvidarse de sus bases», repite en sus intervenciones.

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Paradójicamente, el 30 de noviembre buscará convertirse en diputado del Parlacen, en ese congreso regional donde han recalado personajes como Rafael Leonardo Callejas, Juan Orlando Hernández, Romeo Vásquez Velásquez, Ricardo Álvarez, Lena Gutiérrez, Augusto Cruz Asensio, todos vinculados a casos de presunta corrupción o narcotráfico.

Si resulta electo, el dirigente de los colectivos de Libre pasará de las calles hondureñas a una oficina en la Ciudad de Guatemala, con más privilegios que responsabilidades. Dieciséis años después del golpe de Estado, Cevallos busca un cargo que, más que un aporte a su partido, parece ser la recompensa por una lealtad inquebrantable hacia su líder, Manuel Zelaya Rosales.