Cómo el régimen chino cautiva a las élites políticas

Cómo el régimen chino cautiva a las élites políticas 

* Invitaciones a eventos en China con gastos pagados a políticos, periodistas y académicos se vuelven frecuentes y descontrolados. 

** Expertos recomiendan atender riesgos, exigir transparencia y mantener la apuesta por la democracia liberal frente a la seducción autoritaria de China. 


Expediente Público 

China llevó a más de 60 legisladores de 50 países a Xinjiang, la región autónoma de la etnia musulmana uigur, que vive bajo un estricto estado policial con amplias restricciones a su vida religiosa y cultural. 

El llamado Foro de Legisladores para el Intercambio Amistoso se desarrolló entre el 10 y 17 de septiembre y destacó por la Declaración de Urumqi (capital de la región uigur), donde “reconocen altamente la política de China respecto a Xinjiang y valoran positivamente los grandes logros en su desarrollo económico y social”. 

Además, los legisladores y exlegisladores internacionales, junto con otros 60 diputados del Partido Comunista Chino (PCCh), «se oponen a la manipulación política de ciertos países para interferir en los asuntos internos de China”, entre otros puntos que plantean la retórica de Pekín sobre multipolaridad, prosperidad compartida y desarrollo inclusivo. 

Suscríbase al boletín de Expediente Público y reciba más información

Organizaciones internacionales de derechos humanos calculan que al menos 120 mil uigures están en campos de trabajo forzado y advierten que la cifra podría llegar al millón de personas. 

Cómo el régimen chino cautiva a las élites políticas

Frente Unido 

La Asociación del Pueblo Chino para la Amistad con Países Extranjeros (CPAFFC, por sus siglas en inglés) organiza este tipo de foros. Se trata de una agencia dentro de la estrategia del Departamento de Trabajo del Frente Unido (UFWD, por sus siglas en inglés), una oficina del Comité Central del PCCh. 

Henning Suhr, director del Programa Regional Partidos Políticos y Democracia en América Latina de la Fundación Konrad Adenauer, explicó a Expediente Público que la CPAFFC dista mucho de ser una organización de la sociedad civil independiente, como pretende presentarse. 

Suhr reiteró que la Asociación está directamente bajo el control del PCCh y forma parte de la llamada estrategia del Frente Unido, “un instrumento central mediante el cual China busca influir de manera dirigida en actores extranjeros, especialmente políticos locales, asociaciones de ciudades y organizaciones de la sociedad civil”.  

El término “amistad” encubre con frecuencia la intención de ejercer influencia política y los intereses estratégicos subyacentes, afirmó Suhr. 

En contexto: China acumula puertos en América Latina y el Caribe  

Viajes e invitaciones 

La Asociación ni los medios de prensa chinos brindaron detalles de los firmantes de la declaración. Además, paralelo al Foro,  26 diputados de todas las fracciones del Congreso de Honduras partieron a Pekín en gira de tres días con gastos pagados por China. 

El Partido Nacional se distanció y comunicó el 9 de septiembre en una nota de prensa que la gira de sus diputados era a título personal, “sin el aval ni representación del partido”.  

Oficialmente se argumentó que los diputados recibirían un seminario sobre la modernización china en su Ministerio de Comercio y realizarían intercambios experiencias legislativas y gobernanza con el PCCh. 

El PCCh también invitó a otra gira paralela en septiembre a operadores del régimen sandinista de Nicaragua, el cual anunció que envió a unos 20 funcionarios y activistas a un intercambio por 15 días. 

Lo más destacable fue la participación del primer comisionado policial Francisco Díaz y el jefe del Ejército Julio Avilés, en el XII Foro de Xiangshan, la conferencia anual sobre Seguridad y Defensa. Avilés participó además en el VI Foro de Defensa China- Latinoamérica (CELAC). 

Cómo el régimen chino cautiva a las élites políticas

Estas visitas ocurren, a pesar de que Estados Unidos amenazó el 5 de septiembre con restricciones de visas a ciudadanos centroamericanos que colaboren con el PCCh.  

La primera edición del foro de legisladores en 2023, en la ciudad de Shenzhen, contó con 30 diputados de 17 países, entre ellos, el hondureño por el oficialista partido Libertad y Refundación (Libre), Ramón Barrios, y el chileno de Convergencia Gonzalo Winter. El diputado chileno fue criticado por no reportar el viaje al Congreso, incluso, omitió mencionarlo en sus redes sociales, en las cuales era muy activo. 

Una publicación del medio digital chileno Ex Ante explicó que por lo general estas invitaciones vienen directamente de la Asamblea Popular Nacional de China, y que ese año ya otros diputados con pasaje y estadía pagada por China, equivalentes a $9 millones de pesos chilenos por cada uno, unos 9,400 dólares al cambio de 2023. 

Expediente Público escribió a la dirección de prensa del Partido Libre de Honduras para conocer sobre su participación en este u otros foros en China, pero no respondieron. 

Narrativa suave 

Leland Lazarus, experto en las relaciones entre China y América Latina, manifestó a Expediente Público que la estrategia de diplomacia blanda china es muy parecida a la estadounidense, pero obviamente con sus propios objetivos. 

Lo que China quiere proyectar es que es un país en desarrollo, al igual que muchos otros países del Sur Global. Se presenta como un país sin antecedentes de colonialismo o imperialismo, a diferencia de Estados Unidos o Europa, lo que lo convierte —según su narrativa— en un socio más confiable. 

“China afirma que no busca imponer su modelo, sino simplemente promover lo que llama la «comunidad de destino compartido» (mingyun gongtongti en mandarín)”, agrega Lazarus. 

Esta idea propone que todos los países del mundo, grandes o pequeños, sean tratados por igual, se respeten mutuamente y no haya injerencia en los asuntos internos de cada nación. 

“Este es uno de los mensajes clave que China quiere difundir. Si estos mensajes son verdaderos o no, es algo que, por supuesto, deberíamos debatir, pero ese es el discurso que busca expandir”, consideró. 

También: Evan Ellis: El avance de China en Centroamérica desafía a EE. UU.  

Trabajo con élites 

En el caso de Centroamérica, el uso de diplomacia blanda consiste, sobre todo, en incentivos económicos para las élites y la propagación de sus narrativas, expuso César Santos, investigador de Expediente Abierto. 

Por otro lado, está la diplomacia entre pueblos, que busca influencia en sectores académicos, organizaciones de la sociedad civil, think tanks, periodismo y partidos políticos.  

Este tipo de diplomacia, a diferencia de la de alto nivel entre funcionarios o en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, “permite posicionar a China como un actor importante en el debate público, en el campo de las ideas y en la pugna discursiva entre Occidente y el denominado modelo chino”, añadió Santos. 

La Franja y Ruta es un programa iniciado en 2013. Es un proyecto de conectividad comercial a través de inversiones en la infraestructura global estratégica, por ejemplo, puertos y carreteras.  

Por su parte, los instrumentos “blandos” de China incluyen dádivas económicas, directas o en especie, a través de la cooperación no reembolsable. El académico de Expediente Abierto dijo que existen también los grupos parlamentarios de amistad, además de asociaciones civiles de amistad con China, integradas por personas locales que promueven la cultura y el mandarín en sus países. 

Sin embargo, estos grupos y personas también cumplen objetivos políticos, pues suelen estar directamente vinculadas con las embajadas chinas. 

Otro elemento importante es la diplomacia entre partidos políticos, a través del Departamento de Enlace Internacional del PCCh.  

Esta forma de diplomacia opera incluso en países sin relaciones oficiales, vinculándose con partidos locales para formar y adoctrinar cuadros partidistas, ofrecerles viajes —igual que a periodistas o académicos— y crear redes de largo plazo con posibles futuros gobernantes, dijo Santos. 

¿Financiamiento o compra? 

China invierten en medios de prensa con dificultades financieras, establecen acuerdos de cooperación y garantizan la publicación de noticias favorables, dijo Lazarus.  

En el Caribe, por ejemplo, supo de medios con recursos limitados que pasaron de pedir apoyo a Estados Unidos a recibir financiamiento de la Embajada China, y desde entonces publican regularmente contenidos positivos sobre el régimen de Pekín. 

Un tipo de invitado favorecido por China es el periodista. los viajes de prensa muestran las ciudades más desarrolladas, ocultando las desigualdades o problemas internos, enfatizó Lazarus. 

Por otra parte, están los Institutos Confucio que promueven el aprendizaje de la lengua, la cultura y la diáspora chinas. Buscan cooptar líderes de comunidades chinas en distintos países para alinearlos con los intereses de Pekín.  

En algunos casos, estas redes también se entrelazan con el crimen organizado, lo que genera dudas sobre hasta qué punto el gobierno chino conoce o tolera estas conexiones, advirtió Lazarus. 

Lea también: China pone a prueba la democracia en América Latina  

América en el radar chino 

Yang Wanming es un diplomático chino de alto nivel y actualmente el presidente de la CPAFFC. Asumió en agosto de 2023, reemplazando a Lin Songtian, experto en África.  

El nombramiento no es casual. Yang hizo toda su carrera diplomática en el hemisferio occidental desde los noventa, cuando ingresó al Departamento de Asuntos de América Latina y el Caribe del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, donde llegó a ser director en 2007. Después fue embajador en Argentina, Brasil y Chile. 

“El Foro Legislativo no es un espacio neutral de diálogo parlamentario, sino más bien un instrumento para difundir las narrativas chinas, por ejemplo, la comunidad de destino compartido de la humanidad o la del orden mundial multipolar”, precisó Suhr. 

Los participantes son seleccionados de forma deliberada para mostrar simpatía a las posiciones de política exterior de China, mientras que las voces críticas quedan sistemáticamente excluidas. 

El foro está dentro de una estrategia integral de “poder blando”, argumentó Suhr, que no se basa en la comprensión mutua, “sino en la influencia dirigida sobre los discursos extranjeros: sutil en la forma, pero inequívoca en su objetivo geopolítico”. 

Cómo el régimen chino cautiva a las élites políticas

Deslice para más información

Cómo el régimen chino cautiva a las élites políticas
 
Cómo el régimen chino cautiva a las élites políticas
 

Sutiles, pero no inofensivos 

“Conozco latinoamericanos que fueron invitados a China y contaron después que los intentos de influenciar fueron superficiales, pero al final, el trabajo del soft power no solo necesita dinero, sino también tiempo y un real interés mutuo para ser exitoso”, señaló Suhr. Sin embargo, este tipo de iniciativas plantea riesgos para la región.  

China la ha usado para establecer relaciones diplomáticas en Centroamérica, desde Costa Rica en 2007 hasta Honduras y Nicaragua hace un par de años.  

César Santos explica que esta se presenta como ayuda al desarrollo —infraestructura, becas, programas educativos—- En cuanto a los incentivos puntuales para élites, está la cooperación no reembolsable, pero en la práctica funciona para dar sobornos. 

“Si bien promover el idioma o la cultura puede considerarse diplomacia blanda legítima, los programas de intercambio con legisladores pueden facilitar corrupción, cooptación política e injerencia en la política interna”, precisó Leland Lazarus.  

Hechos como el giro de Panamá hacia el reconocimiento de China bajo el gobierno de Juan Carlos Varela (2014-2019) muestran cómo estas dinámicas pueden traducirse en decisiones diplomáticas y económicas concretas, ejemplificó. 

Algunas investigaciones de Expediente Abierto revelan los intereses encubiertos tras estos aparentes acercamientos e intercambios inofensivos. 

Cómo el régimen chino cautiva a las élites políticas

El reporte de Expediente Abierto, La estrategia china de captura de élites y su impacto para la Argentina, elaborado por la experta en Política de Latinoamericana Constanza Mazzina, muestra como la nación asiática logró torcer el brazo al mismo presidente Javier Milei. 

Narrativa y realidades  

Después de hacer campaña diciendo que no negociaría con comunistas, con la necesidad de dinero e inversiones, “la renovación del swap chino era menester para la seguridad económica del Gobierno, y su cambio discursivo tenía el foco puesto en lograr esa renovación”, describe Mazzina. 

La estrategia China en Argentina consiste en establecer relaciones a largo plazo, no solo se trata de los vínculos económicos con inversiones estratégicas, financiamiento y acuerdos, la diplomacia juega un papel importante. 

Mazzina explica en su informe que esta diplomacia está “orientada a establecer vínculos personales con funcionarios y líderes locales, y con iniciativas culturales y educativas que buscan promover una imagen positiva».  

Bajo esta estrategia China logra tener una imagen positiva en los medios locales, artículos celebratorios de académicos, vincularse notablemente en Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), el principal centro de investigación estatal. 

El estudio también remarca que China logró concesiones de litio apoyado por el gobierno local de Jujuy, en el marco de una estrategia agresiva de trabajo directo en las provincias, e incluso alcanzó aliados en partidos anticomunistas como Propuesta Republicana (PRO) o La Libertad Avanza. 

Oportunismos autoritarios 

La izquierda iliberal ve en China un modelo alternativo de democracia y desarrollo, en el que los derechos humanos pueden quedar subordinados al crecimiento económico, recalcó Santos.  

También algunos asisten a las invitaciones chinas por ignorancia, sin conocer bien cómo funciona el sistema chino, agregó.  Santos dio ejemplo de instituciones cercanas a China como el Partido Liberación Nacional en Costa Rica, el Farabundo Martí en El Salvador, el sandinismo en Nicaragua o el Partido Revolucionario Democrático en Panamá.  

También algunas nuevas derechas, como en El Salvador con Nuevas Ideas, que comparten retórica antioccidental y ven en el modelo chino un ejemplo de democracia distinta a la liberal, más centrada en el mayoritarismo electoral y con menos controles institucionales. 

Cómo el régimen chino cautiva a las élites políticas

Riesgos latentes 

Para Santos, el principal riesgo de estos viajes y de esta diplomacia no es solo la influencia blanda, sino lo que se denomina sharp power o poder incisivo: no se trata solo de persuadir, sino de erosionar democracias liberales al promover otra concepción de la política y del poder. 

China busca formar redes de influencia con legisladores, periodistas y líderes de opinión que difundan el modelo chino y respalden decisiones alejadas del Estado de derecho.  

El riesgo es normativo. Santos explica: “para quienes valoramos la democracia liberal y los contrapesos institucionales, este modelo es problemático, porque coloca el desarrollo económico por encima de las libertades políticas”. 

Injerencia y doble discurso 

Lazarus recordó que dentro del plan de acción de China con la Comunicad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC) 2025-2027, se prevé invitar a unos 300 políticos latinoamericanos por año —legisladores, alcaldes, funcionarios— lo que suma 900 en tal periodo.  

“Esto ocurre justo antes de importantes ciclos electorales en la región, lo que sugiere un intento de influir en posibles candidatos presidenciales antes de que inicien sus campañas”, enfatizó. 

Efectivamente, en estos tres años se realizan doce elecciones presidenciales o generales en el subcontinente, incluyendo las pasadas votaciones en Ecuador, cuya segunda ronda fue el 13 de abril. 

Ahora bien, ¿en qué se diferencia esta cooperación de la occidental, como la de Europa o Estados Unidos? 

“La cooperación internacional occidental suele tener condicionalidad política democrática. Es decir, se distribuye entre países que comparten instituciones y valores democráticos, o busca fomentar la democratización”, argumentó Santos.  

En cambio, China presenta su cooperación como “sin condiciones políticas”, alegando que no promueve ni impone valores. Pero en la práctica ocurre lo contrario: sí existe condicionalidad, aunque no democrática, sino antidemocrática.  

El investigador evidencia estas injerencias con la exigencia que los países reconozcan el principio de “una sola China” para recibir cooperación, además de condicionar la ejecución de proyectos a través de sus empresas estatales, lo cual también fortalece su agenda en organismos internacionales en temas como Taiwán, Xinjiang o Tíbet. 

Rendición de cuentas y transparencia 

Santos afirma que hay evidencia de viajes pagados que han derivado en adjudicaciones opacas de contratos, como en Panamá con el cuarto puente sobre el Canal.  

Frente a esto, señaló Santos, la sociedad civil y el periodismo de investigación son esenciales. Subrayó que es necesario identificar medios financiados por China que difunden narrativas acríticas, y fortalecer iniciativas independientes que puedan contrarrestar esa influencia.  

El académico agregó que los partidos políticos también deberían adoptar una visión crítica, ya que en países como Panamá o Costa Rica la mayoría de las fuerzas políticas muestran posturas favorables a China sin considerar los riesgos de vincularse con un partido único. 

“En definitiva, la labor comienza con la sociedad civil, pero también exige una pedagogía democrática dirigida a las élites políticas, para que comprendan las diferencias entre relacionarse con democracias y con un Estado-partido como el chino”, sostuvo Santos. 

Lazarus también recalcó que varios líderes de países latinoamericanos son muy rápidos para criticar a los Estados Unidos por la supuesta injerencia en su política doméstica, pero no lo son tanto a la hora de criticar a China. 

Si la prioridad es defender la soberanía de cualquier país, entonces hay que vigilar la injerencia de cualquier potencia, no solo la de Estados Unidos, argumentó Lazarus. 

Según el académico, “hacer la vista gorda frente a lo que hace China no tiene sentido. Por eso creo que los países latinoamericanos deben aumentar la vigilancia sobre sus acciones”.