Comunidades rurales exigen facilidades para votar en Honduras 

Comunidades rurales exigen facilidades para votar en Honduras

* El 59% de votantes empadronados para las elecciones del próximo noviembre están en zonas rurales. 

** Solo cuatro de cada diez electores sufragaron en las últimos comicios, de marzo pasado. 

*** El CNE afirma que el Congreso aprobó un presupuesto de US$ 21.3 millones para incentivar el voto en la ruralidad. 


Yarely Madrid / Expediente Público

El Zarzal es una aldea que respira a ritmo lento, como si el tiempo se hubiera quedado dormido entre las montañas. Las calles son de tierra apisonada que se convierte en un lodo denso cuando llueve. El ambiente tiene un olor a barro y follaje, que solo se percibe en los sitios donde el aire es más ligero y limpio. 

Este pueblo, ubicado a 7 kilómetros del casco urbano del municipio de Cantarranas, tiene el único recinto electoral de la zona, la escuela Álvaro Contreras. Hasta allí llegan votantes de 20 aldeas cercanas, luego de recorridos de uno 45 minutos. Deben caminar bajo el sol, atravesar ríos y escalar caminos de tierra. 

Por esas dificultades, apenas 220 personas votaron en ese recinto en las elecciones primarias de marzo de 2025. El ausentismo es muy alto en Honduras. Los datos oficiales muestran que, en las elecciones pasadas, el ausentismo llegó al 57%, tanto en el área rural como en la urbana. Es decir que solo alrededor de cuatro de cada diez electores cumplieron con el sufragio.

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La situación en la ruralidad es más preocupante, pues la mayoría de los electores están inscritos en esas zonas, de acuerdo con el padrón del CNE. De los 5.9 millones de votantes, 3.44 millones (59%) residen en áreas rurales y 2.43 millones (41%), en urbanas.  

Presupuesto para alentar la participación 

Expediente Público habló con los habitantes de El Zarzal. Ellos piden a las autoridades un nuevo puente para cruzar un río peligroso y no mantenerse incomunicados; también, calles pavimentadas y acceso al agua en el único centro de votación. 

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Ante estas demandas, la consejera presidenta del CNE, Cosette López, recordó las gestiones que ha realizado para aplacar el ausentismo en la ruralidad. Señaló que más de 1,500 centros rurales carecen de energía o conectividad eso retrasa resultados y desgasta al elector.  

Para las elecciones primarias, afirmó López, el CNE inició la adjudicación de contratos con operadores para dotar de internet y energía eléctrica a los centros rurales. 

Y agregó que, en febrero de 2025, el Congreso aprobó 561 millones de lempiras adicionales (US$ 21.3 millones) para fortalecer tecnologías, incluida la conectividad y la biometría en centros rurales.

La buena voluntad 

En las comunidades próximas a El Zarzal, la mayoría de los pobladores no tiene automóvil. Dependen de la buena voluntad de quienes sí lo tienen para ir a votar. 

Reymunda Espinal vive en Yamaguare, a unos 3.5 kilómetros de El Zarzal. Ella se las arregla para sufragar. “Nos mandan transporte o pastores nos traen. Si no, caminamos más de una hora”, afirma. 

El próximo centro de votación más cercano está en Cofradía, pero no es una opción para todos, por la lejanía. “Está a unos 30 minutos en carro. El resto tienen que venir hasta El Zarzal”, explica Reynaldo Cárcamo, regidor y líder comunal.  

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El río Choluteca: cruce sin puente seguro 

El obstáculo más peligroso para los habitantes es el río Choluteca. El huracán Mitch, en 1998, destruyó el “Puente de los Niños” y desde entonces no se ha reconstruido. Solo quedan unas tablillas precarias donde pasan motos y peatones bajo riesgo. 

Carlos López, vendedor de conos, relata cómo sobrevive para poder trabajar y votar. “Me quito los zapatos y empujo la moto entre piedras. No es la primera vez que me voy abajo”, relata. 

A pie, descalzo, sobre los cantos rodados, así llega la gente humilde que cruza el río durante las elecciones. 

El puente prometido que nunca llega 

El ansiado Puente de los Niños tiene un presupuesto de 200 millones de lempiras (US$ 7.6 millones). El Partido Nacional dio inicio a las obras. Lo que vino después fue silencio. Con la llegada de Libre, el trabajo se detuvo. Ahora, el ministro de Infraestructura y Transporte, Octavio Pineda, promete reiniciar la reconstrucción en septiembre. 

Reynaldo Gámez, un líder comunitario, afirma que ha conversado varias veces con las autoridades, pero solo le dan largas al asunto. “Nos dicen que hay presupuesto, que sí está el dinero, pero de la construcción, nada. Solo palabras, como siempre”, expresa Gámez a Expediente Público. 

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Mientras el puente no se reconstruye, los caminos de tierra siguen divididos por montañas y ríos, y las elecciones demandan más sacrificio que en las zonas urbanas. 

Caminos de tierra y escasez de centros educativos 

El Zarzal y sus 20 aldeas cercanas dependen de una red de caminos de tierra que se convierten en polvo bajo el sol o lodo traicionero con las lluvias. No hay agua potable permanente en el centro escolar. No hay internet ni electricidad adecuada en muchas mesas receptoras. 

Victoria López, de unos 50 años, camina a diario 30 minutos para ir de una aldea a otra. Compartió a Expediente Público su experiencia. “Caminé desde El Ingenio al pueblo, más de una hora. No hay mototaxis; venimos como podemos”, explicó. 

Fragmentación de voluntades y del voto 

En la zona, solo hay dos recintos electorales: la escuela Álvaro Contreras y otro centro educativo en Cofradía que, con sus dos aulas, acoge a niños solo hasta sexto grado. Sin lugares cercanos para sufragar, los votos se concentran en la primera, pero todo depende de las condiciones logísticas: energía, mesas, material electoral y demás. 

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Democracia sin boleto cómodo 

Pese al abandono, en El Zarzal no hay violencia electoral, solo esfuerzo y solidaridad. La gente de El Zarzal está sostenida la amabilidad y la cercanía. Todos se conocen y, cuando se encuentran en los caminos, se saludan y aprovechan para conversar sobre la cotidianidad.  

Reynaldo lo dice claro: “Aquí cada quien vota tranquilo. Lo difícil es llegar”.