*Honduras es uno de los lugares más vulnerables al cambio climático por estar entre los trópicos.
**El mar ha consumido 1.5 kilómetros de playa, en Cedeño, derrumbando casas, centros comunitarios, negocios, una escuela y hasta un retén policial.
**De los 5.300 habitantes, 900 han tenido que ser reubicanevarez calderondos. Los defensores ambientales reciben amenazas.
Daniela Romero / Expediente Público
El mar inundó Cedeño la madrugada de la Semana Santa. Francisca se despertó con los gritos de los pescadores, que daban la alerta. Cuando se levantó de la cama, el agua le mojó los pies. Reunió a sus hijos y salieron en busca de refugio. “Es que el mar no avisa. El mar, cuando dice viene para adentro, viene para adentro”, contó a Expediente Público.
Cedeño es una aldea turística en el sur de Honduras, en el municipio de Marcovia (Choluteca). Está bañada con la aguas del Golfo de Fonseca. Es una zona que en los últimos años ha sentido los efectos del cambio climático. El avance del nivel del mar ha obligado a sus habitantes a desplazarse y dejar el patrimonio que pensaban dejar a sus descendientes.
Honduras figura como uno de los países más vulnerables, según el Índice de Riesgo Climático de la organización alemana Germanwatch. Y Cedeño es muestra su fragilidad. Sus habitantes luchan por que su comunidad no desaparezca.
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En la playa de Cedeño abundan los escombros de lo que antes fueron casas, centros comunitarios, restaurantes, laboratorios marinos, una escuela y una estación de policía. Incluso hay montículos que ya están dentro del mar.
Esta situación ha obligado a familias a abandonar sus hogares para poder salvaguardar su vida. Por el desplazamiento, niños y jóvenes tienen que hacer largos recorridos para asistir a clases.
¡Sálvese quien pueda!
Aquella madrugada de Semana Santa en que el mar inundó Cedeño, Francisca salió rápidamente con su familia para salvaguardar sus vidas. “¡Aquí es sálvese quien pueda!”, exclamó.
La casa que ella alquila es pequeña. Tiene dos cuartos en los que habitan tres familias, pues ella ha dado acogida a dos hijos que ya tienen pareja y niños.
Liliana, una madre y defensora del medioambiente, también ha tenido que abandonar su hogar en repetidas ocasiones por las inundaciones, que suelen darse en las madrugadas. Tras estos incidentes, se ayudan entre vecinos para rescatar algo de lo que han logrado construir con los años.

“La comunidad ayuda a sacar las cosas para que no se pierdan, pero después todos estamos en la misma línea. Es que somos afectados todos”, dijo.
Francisca y Liliana se quejan por la falta de atención de las autoridades. Afirman que, solo cuando las olas son realmente grandes, reciben algunos suministros básicos como arroz, frijoles y mantequilla, pero nada más.
Para buscar soluciones, los habitantes de Cedeño conformaron varias mesas de trabajo, entre ellas, la de Justicia Climática. Esta calcula que en la aldea hay unos 5.300 habitantes, de los cuales unos 900 han sido reubicados por el impacto de las inundaciones.
No solo el mar amenaza
Para disminuir el impacto de los oleajes, los comuneros han hecho campañas para cuidar el mangle, pero eso les ha traído advertencias de personas que explotan la madera y la fauna de esa biósfera.
Una mujer relató el terror colectivo que provocó una amenaza de muerte en su contra. Ocurrió una mañana mientras sembraba mangle, junto con sus vecinas, parte de sus labores de voluntariado.
Justo cuando le había entregado su teléfono a una amiga para que le tomara una foto, le llegó una videollamada. Además, como tenía las manos llenas de lodo, no podía contestar. Así que otra compañera lo hizo por ella.

“Me dijeron: ‘Es que vos andas metida jodiendo por eso de los mangles, que no corten mangles. No, pues, te vamos a matar’. Yo respondí: ‘Pues si me vas a matar, vení’”, relató la mujer.
El sujeto le dijo que la llamaría luego cuando ella está frente a su hijo. Y colgó.
Unas 15 mujeres atestiguaron la amenaza. El pánico las abrumó tanto que algunas empezaron a llorar y otras hasta a desmayarse.
Acudir a una autoridad para protegerse es difícil en Cedeño. Por las inundaciones, la comunidad se quedó sin estación de Policía. El antiguo local está abandonado y el recinto policial más cercano se encuentra en el centro de Marcovia, a unos 20 o 30 minutos, por lo que el tiempo de respuesta es lento.
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Protegiendo lo que queda
En la playa permanecen los escombros de lo que un día fue una escuela. Solo unas pocas paredes quedan en pie.
Elizabeth Fuentes y Gabriel Velázquez son dos jóvenes que, desde su infancia, han visto cómo el mar consume su pueblo. Lamentan que ese problema ha dejado sin estudio a muchos niños.
“La mayoría de los jóvenes aquí dejan de estudiar porque aquí llegamos hasta noveno grado y algunos no tienen el ingreso necesario para poder movilizarse”, manifestó Velázquez.

Cedeño tiene solo un centro educativo que cuenta con los grados básicos, de primero a noveno.
Un grupo de jóvenes de la comunidad se unieron para sembrar mangles, liberar tortugas y otras actividades que mitiguen el avance del mar. A pesar de ello, no han recibido ayuda de las autoridades.
Ellos contaron a Expediente Público que han solicitado atención a distintas secretarías gubernamentales para reubicar a personas afectadas, construir una barrera rompeolas y sembrar más mangles, pero no han tenido respuesta.
El mar avanza
El cambio climático ha llegado a las costas de Honduras. Con el derretimiento de los glaciares en los últimos años, el nivel del mar creció afectando zonas costeras centroamericanas. Una de ellas es Cedeño.
Rafael Gómez, ingeniero del Departamento de Cambio Climático del Instituto de Conservación Forestal (ICF), explicó a Expediente Público que Honduras es vulnerable al cambio climático por estar en medio de los trópicos.
El experto del ICF explicó que las inundaciones, sequías y altas temperaturas son fenómenos que impactan de forma indirecta, ya que esto provoca el derretimiento de los glaciares, haciendo que el nivel del mar aumente.
A esto se suma la destrucción de las barreras marinas, arrecifes y coralinas, que son un mecanismo de defensa natural para impedir el avance del mar, añadió el experto.
El mar ha consumido 1.5 kilómetros de playa en Cedeño desde 1978, según la Mesa de Justicia Climática. Un estudio de la Facultad de Ciencias Espaciales de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras calculaba hace diez años que, en esa localidad, el mar consumía 1.22 metros de playa anualmente.

Gómez señaló que en Honduras también tiene otras zonas afectadas, en el lado del Caribe, por ejemplo, Cuyamel, Tela y La Ceiba. Ahí también ha habido desplazamiento de comunidades, sobre todo garífunas.
“Honduras es uno de los países más vulnerables a nivel mundial en el tema relacionado al cambio climático por la ubicación en medio de los trópicos”, enfatizó Gómez.
Lo que se ha perdido
Organizaciones como el Centro de Desarrollo Humano (CDH), el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) y Amnistía Internacional han apoyado a los habitantes de Cedeño, con talleres y acompañamiento para la protección de derechos.
La representante de CEJIL, Gabriela Oviedo, explicó a Expediente Público que el Estado hondureño tiene la obligación de garantizar que las personas no sean excluidas de sus derechos y que, si esto sucede, se deben buscar mecanismos de resarcimiento, pero que esto no se está cumpliendo.
“El cambio climático afecta a la comunidad en su conjunto, pero también individualmente a los derechos de las personas y ahí se requieren también reparaciones diferenciadas”, afirmó Oviedo.
A ella le preocupa, sobre todo, la vulneración de los derechos a la educación y a la salud, pues las inundaciones no solo han destruido la escuela del pueblo sino también su centro de salud, dejándolo deshabilitado.
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Hugo Funez, representante del CDH, afirmó a Expediente Público que ayudan a los comuneros a analizar su entorno y encontrar soluciones.

Muchos niños y adolescentes saben que la educación es un derecho, pero no todos tienen las posibilidades económicas para costearlo, señaló Funez.
La dura situación no desalienta a Liliana. Está convencida de que su labor como defensora del medioambiente es importante para hacer conciencia en los demás y minimizar las afectaciones provocadas por el aumento del nivel del mar. Añora que la comunidad que fue Cedeño hace más de 20 años no solo perdure en sus recuerdos.