* Residencias en zonas exclusivas y corredores fronterizos, valoradas en US$40.2 millones, reflejan el lujo con el que operaban redes criminales.
** También se embargaron 137 vehículos, entre ellos, automóviles de alta gama como Porsche, Maserati y Jaguar.
Expediente Público
La mansión es muy lujosa. En cada rincón hay mesas de mármol. Unas son pequeñas, para poner floreros y adornos; otras gigantes, como la del comedor, donde fácilmente caben 50 personas. Los acabados de la residencia son de cedro. Las lámparas, de cristal fino. Los baños tienen hidromasajes y hasta saunas. Hay paredes enormes de doble altura. Y la luz ingresa por todos los lados, pues hay amplios ventanales por doquier.
Esta propiedad, valorada en US$2.5 millones, pertenecía a un narco que fue extraditado a Estados Unidos. Está ubicada en la carretera a El Salvador, a apenas 30 minutos de la Ciudad de Guatemala, en un conjunto residencial con helipuerto propio. Las calles empedradas, las fuentes de agua, y los patos y conejos que corren alrededor le dan un aire rústico y colonial al complejo. La seguridad es superlativa. Para ingresar, hay que pasar por tres puntos de control.
Entre enero y julio de este año, las autoridades guatemaltecas incautaron 203 propiedades valoradas en US$ 40.2 millones, las cuales habían sido adquiridas con dinero del narcotráfico según las investigaciones judiciales. También se confiscaron 137 vehículos, la mayoría de alta gama, y tres embarcaciones. Expediente Público accedió a la lista completa y a imágenes de bienes incautados.
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Esas son cifras récord de incautación. En el 2024, en todo el año, las autoridades lograron embargar 187 casas, 100 vehículos y ninguna embarcación relacionados al narco.
El vocero del Organismo Judicial, Rudy Esquivel, explicó a Expediente Público que el incremento en las incautaciones en este año se dio porque el Ministerio Público logró evacuar trámites que estaban represados, presentando información de los bienes ante los jueces de extinción de dominio para que aprueben las solicitudes de embargo.
No obstante, aún hay muchos procesos pendientes. Según el Organismo Judicial, existen 456 propiedades (entre casas, apartamentos, vehículos y aeronaves) que todavía están en trámite de incautación.
“La incautación de estas 203 propiedades representa un avance significativo en la desarticulación de estructuras financieras del narcotráfico. Al privar a los cárteles de inmuebles con alto valor comercial, se debilita su capacidad operativa”, aseguró a Expediente Públicos María José Mansilla, portavoz del Ministerio Público.
Ciudad de Guatemala, el epicentro narco
La mayoría de los bienes decomisados están en las áreas más acaudaladas de la Ciudad de Guatemala. Están situados en exclusivos complejos de las zonas 10, 14, 15 y 16 de la urbe, y a lo largo de la ruta conocida como Carretera a El Salvador. En estos sectores, el precio por el metro cuadrado de construcción puede superar los US$ 2.000.
En esas zonas, las autoridades extinguieron 153 propiedades: 56 casas y 97 apartamentos. Estos inmuebles tienen una valoración de US$ 35 millones.
En el departamento de Guatemala, están cinco de los bienes incautados más valiosos. La propiedad más cara es la mansión de US$ 2.5 millones. Le sigue una casa de US$ 2 millones ubicada en la zona 16 de la capital. Hay otro inmueble de US$ 1.7 millones, en la zona 14. Otro de US$ 1.5 millones, en la zona 15. Y otro de US$ 1 millón, en la zona 10.
Los lujos del crimen
En la capital, la mayoría de las propiedades incautadas están rodeadas de jardines bien cuidados, seguridad privada, arquitectura moderna y confort de primer mundo. En su interior tienen cuartos de cine, piscinas climatizadas, salones para fiestas y acabados en mármol. Más que viviendas, son monumentos de ostentación.
La sola infraestructura ya conlleva un mensaje. “Aquí vive alguien con poder y sin rendir cuentas”, comentó Mónica Paredes, analista en seguridad estratégica, a Expediente Público.
Agregó que los narcotraficantes suelen usar sus opulentas propiedades para encuentros cerrados, ya sea con otros operadores del crimen o funcionarios públicos en complicidad.
La analista en crimen organizado, Ana Morales, comentó a Expediente Público que “estas incautaciones atacan directamente la capacidad de exhibición de los narcotraficantes. El lujo no solo es un símbolo de riqueza, sino una herramienta para sembrar miedo o admiración”.
Un mapa del confort ilícito
El resto de los bienes decomisados (50) están ubicados cerca a pasos fronterizos, lugares estratégicos para el narcotráfico. Las autoridades incautaron 32 propiedades en Jutiapa, 10 en Zacapa y 8 en Jalapa.
El más cuantioso es un inmueble US$1.9 millones situado en Jutiapa.

Para el experto en fronteras e inseguridad Jorge Martínez, la ubicación de esas propiedades es estratégica. “Estas casas eran nodos logísticos. Al atacarlos, se rompe la cadena operativa de paso y almacenamiento (de droga)”, comentó a Expediente Público.
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Vecinos de estas zonas suelen vivir en una tensión constante: por un lado, la fascinación por la vida rica exhibida; y por otro, el temor a ser asociados a ese mundo.
Las investigaciones judiciales mostraron que esas viviendas eran espacios de recreo suntuoso y, sobre todo, centros de influencia regional donde el narco se presentaba como benefactor o patrón local.
Alberto Escobar, analista en seguridad, comentó a Expediente Público que los narcotraficantes, al exhibir sus casas, también muestran el poder que les da el dinero ilícito.
“La verdad es que los narcotraficantes hacen fiestas, desfiles hípicos y de todo para exhibir sus fortunas, productos del dinero de transportar droga, pero también es una muestra que tienen sobre las autoridades y las clases menos favorecidas”, comentó Escobar.
Agilización de la justicia
El procedimiento para incautar una propiedad del narco inicia cuando las autoridades, generalmente a través del Ministerio Público (MP) y la Policía Nacional Civil (PNC), identifican bienes vinculados al crimen organizado. La investigación se basa en pruebas financieras, escuchas telefónicas, vigilancia y colaboración internacional con agencias como la Agencia de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, en inglés) o la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol).
Una vez que existen indicios suficientes de que un bien está relacionado con actividades ilícitas, se abren dos procesos: uno penal para juzgar al presunto narcotraficante y otro de extinción de dominio para incautar sus bienes. Estos procedimientos son autónomos.
Cuando inicia la causa, un juez de extinción de dominio puede autorizar el decomiso provisional de las propiedades y pasan a ser tuteladas por la Secretaría Nacional de Administración de Bienes en Extinción de Dominio (Senabed). No obstante, la persona señalada aún es propietaria legal, pero se le restringe el uso del bien. Por ejemplo, si se trata de una finca, esta no puede venderse ni traspasarse.
Con el avance del proceso legal, si se prueba que el bien fue adquirido con dinero ilícito, el juez de extinción de dominio puede ordenar que la Senabed tome posesión definitiva de la propiedad para garantizar que no pierda su valor ni sea utilizado nuevamente con fines ilícitos. De esta manera, el bien pasa definitivamente a manos del Estado.
Si se trata de dinero en efectivo, este es trasladado a cuentas del Banco de Guatemala; si son vehículos, se guardan en depósitos; y si son inmuebles, pueden subastarse, arrendarse o ser utilizados como oficinas para instituciones públicas.
De acuerdo con la investigadora en lavado de dinero, Sandra López, “cada propiedad incautada es un activo recuperado para la sociedad. Se impide que el narcotráfico reproduzca su dinero en bienes nacionales, lo que reduce su ventaja financiera”.
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Maserati, Jaguar, Porche…
Los fines de semana, la Ciudad de Guatemala se convierte en una metrópoli del primer mundo. En los días de asueto es común ver autos lujosos transitando por la urbe. La Fiscalía logró decomisar 137 vehículos en los primeros siete meses de 2025, varios de estos de alta gama.
El automóvil más lujoso de la lista es un Maserati valorado en US$ 100.000. Este modelo de vehículo es conocido por las competencias de la Fórmula 1. Le siguen un Jaguar 2020, de US$ 75.000, y un Porsche Boxster 2019, de US$50.000.
Algunos de los vehículos incautados se destinan al uso de instituciones púbicas. El Maserati de US$ 100.000, por ejemplo, fue entregado a la PNC en 2021. La policía lo utiliza para exhibiciones de carros.

Otros vehículos entran a subasta. La Senabed los ofrece públicamente para que cualquier persona los pueda adquirir. Las pujas se realizan los primeros días del año siguiente. Los que no son comprados, pasan a ser propiedad del estado y se reparten entre las instituciones.
Lanchas, del narco al Ejército
En lo que va del año, el Ministerio de la Defensa ha decomisado tres embarcaciones que transportaban drogas en las aguas del pacífico. Estos vehículos, aunque no son de lujo, también representan un ingreso para el país, según información del Ejército la lacha podría tener un valor de US$100 mil.
La última incautación se realizó el pasado 17 de julio. Ese día, se interceptó en costas del Pacífico una embarcación con más de mil paquetes de cocaína y fueron capturados tres ecuatorianos. La nave fue escoltada y llevada al Comando Naval del Pacífico, donde fue puesta a disposición de las autoridades.
«El Ejército de Guatemala tiene en su poder tres embarcaciones que fueron extinguidas al narcotráfico y todavía tenemos dos que están a la espera que se puedan usar. Mientras tanto, las tenemos en nuestras instalaciones», manifestó a Expediente Público, Esteban Carrillo, portavoz del Ejército.
Los analistas consultados concuerdan en que el verdadero desafío de Guatemala no está únicamente en incautar bienes al narco, sino en garantizar que se transformen en escuelas, hospitales, seguridad y oportunidades para las comunidades más golpeadas por el crimen organizado.