china

Guido Torres: No debemos subestimar el acceso de China al aeroespacio suramericano

* El especialista Guido Torres señala que Pekín aprovecha acuerdos de cooperación en Suramérica para colocar instalaciones telescópicas.

** El investigador insiste en la importancia de garantizar el uso pacífico del espacio, conforme los Acuerdos de Artemisa, que suscribieron las potencias globales en 2020.


Eric Lemus / Expediente Público

China ansía ocupar el aeroespacio suramericano por encima de los acuerdos internacionales que demandan su uso pacífico, asegura Guido Torres, director ejecutivo de Irregular War Initiative.

Torres centra su atención en los actuales acuerdos de China con Argentina y Chile para investigación del espacio exterior.  

“Tienen que observar de cerca los contratos y negociaciones con China en el ámbito espacial. Se trata de asegurarse de que su soberanía esté protegida, que tengan acceso, transparencia y que operen como una nación con capacidad espacial de manera pacífica”, argumenta Torres en una entrevista concedida a Expediente Público

El especialista, que disertó en la 10ª Conferencia Anual de Seguridad Hemisférica y que fue organizado por la Universidad Internacional de Florida (FIU), tiene más de dos décadas de experiencia en seguridad nacional, incluyendo operaciones especiales y apoyo interagencial como funcionario del Departamento de Defensa de EE.UU.

Suscríbase al boletín de Expediente Público y reciba más información 

En su opinión, los gobiernos que permiten instalaciones chinas en sus territorios deben ser cuidadosos al “examinar los contratos (suscritos) y garantizar la protección de su soberanía”. 

China tiene con Argentina la Estación de Espacio Lejano en la provincia de Neuquén, directamente administrado por militares chinos, y un Plan de Acción para la Cooperación Espacial 2021-2025 entre el Cominté Nacional del Espacio (CONAE) y la China National Space Administration (CNSA). 

En 2023, la Universidad Católica del Norte y el Observatorio Nacional Astronómico de China firmaron un acuerdo para construir un telescopio de alta resolución en el Cerro Ventarrones, en el desierto de Atacama, proyecto congelado por la actual administración de Gabriel Boric. 

Los acuerdos de Artemisa 

En 2020, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) en coordinación con el Departamento de Estado de EE. UU. y siete potencias globales establecieron los Acuerdos de Artemisa para mejorar la gobernanza de la exploración y el uso civil del espacio exterior. 

“Diez países de América Latina han firmado estos acuerdos, que se basan en principios de transparencia y uso pacífico del espacio. Por lo tanto, al firmar Artemisa estas naciones también deben examinar con quiénes están colaborando”, remarca Torres. 

El conjunto de normas aeroespaciales, al que se sumaron países latinoamericanos como Argentina, Brazil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Panamá, Perú y República Dominicana, ofrecen un conjunto de principios en consonancia con el Tratado del Espacio Ultraterrestre con fines pacíficos. 

En contexto: Estados Unidos redefine su estrategia militar para América Latina 

“¿Siguen la misma lógica? ¿Operan bajo las mismas reglas? Es clave garantizar que ambas partes tengan igual acceso y tiempo si se trata de ciencia o academia, deben poder ver la misma información en todo momento y en tiempo real”, insiste Torres al recordar la opacidad de China en las investigaciones que realiza en los parajes chilenos y argentinos. 

El experto en seguridad recuerda a Expediente Público que el acuerdo de Artemisa refuerza las mejores prácticas y normas de comportamiento responsable para la exploración y el uso civil del espacio exterior.

La importancia de seguridad aeroespacial

Durante las fechas 12 y 13 mayo, el Instituto de Políticas Públicas Jack D. Gordon de la FIU tuvo a más de 80 expositores analizando temas que abarcaron la seguridad económica del hemisferio occidental, minerales críticos, tecnología emergente, ciberseguridad y seguridad aeroespacial.  

“Vemos que muchos países de América Latina están en contra de la militarización del espacio y de los ataques antisatélite (ASAT, por sus siglas en inglés). Sin embargo, hay dos naciones que han llevado a cabo ambos actos: Rusia y China”, enfatiza Torres. 

El experto muestra como ejemplo la situación política que tienen los países latinoamericanos en la coyuntura actual con las grandes potencias en conflicto abierto con los intereses occidentales. 

Puede interesarle: Leland Lazarus: seguridad hemisférica en riesgo por autocracias y mafias globales  

“Por un lado, no se puede decir que se quiere asociarse con Rusia y China mientras que, al mismo tiempo, se defiende el uso pacífico del espacio y se condenan los ataques anti satélites y la militarización del espacio. Es necesario reconciliar la política”, reclama Torres. 

Una investigación efectuada por Expediente Abierto sobre la cooperación espacial y los riesgos por usos ambiguos mostró que esta “realidad exige ponderar las implicancias de seguridad nacional y hemisférica de la cooperación espacial entre China y Argentina”.  

“Tratándose de un tema que suele encadenarse con la polarización política argentina, este documento contribuye a la discusión sobre un tema recurrente en la discusión pública y políticamente sensible del país” escribió el investigador Alejandro Lamarque. 

Tecnología de doble uso

Guido Torres destaca que este concepto es un tema que surge con frecuencia cuando se habla de China porque no solo es un término científico, sino también un término geopolítico. 

“Si observamos cómo funcionan estos sistemas, es difícil comprender realmente el riesgo que representan. Por ejemplo, el año pasado Argentina inspeccionó la estación de espacio profundo de Neuquén. Enviaron personas para investigar, pero al salir dijeron que no había nada que ver”, describe a Expediente Público

En abril de 2024, el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de Argentina emitió un comunicado oficial informando sobre una visita a la Estación del Espacio Profundo operada por China en la provincia de Neuquén y Mendoza. 

El gobierno dijo que el objetivo fue despejar dudas sobre el uso civil y descartar la existencia de una base militar encubierta. 

“Pero ¿realmente podían verlo? ¿Cómo podían saberlo? Es necesario entender los datos: ¿qué están observando? ¿Qué están recopilando y con qué propósito? China suele anclar estos acuerdos con fines científicos, comerciales o académicos”, inquiere el especialista.

Falta de transparencia 

El director ejecutivo de Irregular War Initiative reitera que la presencia china acarrea un problema de fondo a donde vaya.  

“Esto se da tanto en la provincia Neuquén como en Chile, en Cerro Ventarrones, el sitio que buscan construir ahora donde la falta de transparencia es evidente”, dice.  

Argentina cedió por 50 años a China la administración de la que fue la primera instalación construida fuera de su territorio. 

“Si la nación anfitriona solo tiene acceso limitado a un sitio en su propio país y debe solicitar permiso con anticipación para poder inspeccionar lo que sucede allí, ¿es realmente un sitio académico o científico?”, añade Torres. 

El especialista también reflexiona sobre otros escenarios que surgen “cuando analizamos la tecnología de doble uso, encontramos diferentes interpretaciones: Algunas son bastante genéricas e inofensivas, pero otras pueden tener implicaciones preocupantes”. 

“Estos sitios de doble uso (…) podrían cambiar rápidamente de uso académico a militar en una situación de conflicto. No solo podrían recolectar inteligencia sobre las capacidades espaciales occidentales, sino que también podrían calcular ataques antisatélite o coordinar el tránsito de vehículos hipersónicos”, insiste Torres. 

“Esto podría afectar la seguridad nacional de EE. UU., y como sabemos, la política de esta administración se enfoca en la defensa del territorio estadounidense”, finaliza.