* Pekín es el principal socio político de El Salvador que ofrece cooperación no reembolsable a cambio de control del Centro Histórico y conexión a puertos marítimos.
** El gobierno de Nayib Bukele juega a dos bandas geopolíticas donde ofrece a Estados Unidos su territorio para encarcelar deportados mientras cede el control de la economía informal a China.
*** La influencia china en el caso salvadoreño gira, como toda la política interna, en torno a la figura del mandatario, según muestra los hallazgos del último China Index elaborado por Doublethink Lab y la red China In The World.
Eric Lemus / Expediente Público
El Salvador ocupa la posición 97 de 101 países evaluados en el Índice China 2024, que analiza el nivel de influencia política y económica ejercida por la República Popular China en distintos gobiernos del mundo.
Según la escala que va de mayor a menor influencia, la posición de El Salvador lo clasifica como un país con baja influencia por parte de China. Sin embargo, el Índice China también aporta datos cualitativos que destacan un rasgo particular de El Salvador en comparación con los demás países analizados.
La vinculación china en este país centroamericano está “estrechamente ligado a los intereses personales de la administración del presidente Nayib Bukele, donde el mandatario es una figura central”.
El China Index es una herramienta internacional elaborada por la organización Doublethink Lab, que está dedicada a estudiar la influencia maligna del autoritarismo digital, sigue de cerca el nivel de influencia china a través de alianzas políticas, convenios de cooperación e intercambio cultural para consolidar su presencia.
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El instrumento analiza la influencia en nueve categorías, que abarcan medios de comunicación, academia, economía, sociedad, militar, aplicación de la ley, tecnología, política interna y exterior.
Sin información pública
La amistad entre China y El Salvador es un tema tan opaco como los acuerdos de cooperación no reembolsables que firmó el presidente Nayib Bukele en diciembre de 2019 cuando visitó Pekín, opinan especialistas consultados por Expediente Público.
El politólogo salvadoreño Napoleón Campos, que fue invitado a participar durante la fase de consultas del China Index, dice a Expediente Público que los resultados confirman el nivel de opacidad que rige las relaciones políticas entre Pekín y San Salvador.
“Para mí, realmente, lo que estamos experimentando con China o con el Partido Comunista de China corresponde en realidad más a la etapa Bukele, ¿verdad? Pero como es tan opaca, no podemos discernir”, dice Campos.
Medios de comunicación
El instrumento dice que en El Salvador sí hay exposición china en los medios de comunicación nacionales porque “han difundido contenidos proporcionados por medios financiados por el Estado de la República Popular China”.
Asimismo, “los medios de comunicación estatales de la República Popular China (incluidos la prensa escrita, la radio y el vídeo) se transmiten o distribuyen en el idioma local”, a través de la señal de cable, por ejemplo.
El China Index también dice que “hay medios de comunicación que describen las relaciones con la República Popular China como basadas en la amistad, la hermandad o utilizan un lenguaje emotivo que se refiere a la relación en términos familiares”.

“En el indicador sobre medios, por ejemplo, yo no descartaría que China a lo mejor ya está presente en El Salvador, a través de alguna entidad o un testaferro de China, por ejemplo, como propietaria o como accionista de algunos medios en El Salvador”, vaticina el politólogo Campos.
Academia: viajes y becas
El dominio académico mide cómo el estado chino intenta restringir la libertad académica al influir o interferir en las actividades académicas y educativas del país.
Por ejemplo, la investigación detectó que en El Salvador sí hay centros de educación superior que “han establecido asociaciones de investigación y “aulas Confucio u otros centros de idioma chino afiliados a la República Popular China ubicados en universidades”.
El encargado de ofrecer educación especializada en la enseñanza del idioma y cultura china, conocido como Instituto Confucio, opera desde la Universidad de El Salvador.
“Nuestro campus es el único lugar autorizado para ingresar a esta escuela de idiomas y aprender mandarín y nutrirse de la cultura milenaria o el aprendizaje de artes marciales”, relata José Pérez, catedrático universitario, a Expediente Público.
En opinión del docente, “la presencia de los profesores chinos está bastante integrada en la vida académica de muchos jóvenes que desean acercase a este país, primero porque es una potencia mundial y, segundo, porque ofrece becas de posgrado y de doctorado”.
“No hay que ponerle color político a la educación. Al menos ese es mi criterio cuando me preguntan si vale la pena estudiar en China. Yo digo que sí y sí”, defiende Pérez.
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Su establecimiento es uno de los principales frutos de las relaciones diplomáticas entre ambas naciones, por lo que brinda clases de chino mandarín impartidas por maestras chinas; además de que está “encargado de instruir a muchas nuevas personas en el estudio de la cultura china, su idioma, costumbres y tradiciones”, según explica la misma entidad.

Además, el Índice consigna que “los académicos han realizado viajes a la República Popular China o a otros países organizados o dirigidos por personas vinculadas” a Pekín.
Economía: control de infraestructura
Hay dos categorías donde la influencia y la exposición de China no puede pasar desapercibida porque “las entidades relacionadas con la República Popular China poseen, operan o controlan sustancialmente infraestructura crítica (por ejemplo, puertos, plantas de energía, centros de datos digitales, etc.) o sectores sensibles (biotecnología, materias primas, etc.)”, describe la investigación.
Al respecto, el observador político Federico Hernández Aguilar destacó a Expediente Público el aumento exponencial de la inversión económica china en lugares estratégicos de El Salvador como es el centro de la ciudad, el nuevo estadio de fútbol, el edificio de la Biblioteca Nacional y el parque de atracciones en Surf City 1 donde China construyó un nuevo muelle.
“En el caso particular de El Salvador, el régimen comunista chino y el régimen de Nayib Bukele firmaron un acuerdo en el año 2019 del cual no conocemos mayor detalle, no tenemos ni idea de lo que implicó, a nivel de promesas, para El Salvador.
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Entonces, tenemos muchísimas dudas sobre lo que esto implica”, objeta Hernández Aguilar. “Sabemos por supuesto que la inversión, por lo menos económica, de China en el Centro Histórico ha sido cuantiosa y además muy agresiva, tan agresiva que han pasado encima de patrimonio cultural salvadoreño, que, en teoría, debería estar protegido por una ley especial todavía vigente”, critica Hernández, quien también estuvo a cargo de la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador.
El China Index confirma la “alineación” entre ambos países a partir de “eventos, proyectos de intercambio u organizaciones culturales que reciben financiación de entidades relacionadas con la República Popular China”.
“Ahora, ¿qué implica estos acuerdos en término de promesa? No lo sabemos”, cuestiona Hernández Aguilar.
Política interna: socios locales
En este indicador la investigación muestra que en El Salvador existen “municipios o provincias locales (que) tienen vínculos de ciudad o provincia hermana con municipios o provincias de la República Popular China”.
Debido a que los hallazgos muestran datos recopilados hasta junio de 2024, el índice no da cuenta de los vínculos políticos actuales que tiene el partido político gobernante salvadoreño Nuevas Ideas que forma a sus liderazgos en la escuela de formación política de China.
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Sin embargo, a criterio de Federico Aguilar el rol público del presidente Bukele tiene una influencia limitada.
“(Bukele) ha sido junto con el profesor Salvador Sánchez Cerén probablemente uno de los presidentes salvadoreños que menos relación ha tenido de cualquier tipo con sus homólogos de la región centroamericana”, dice.
“De hecho, ni siquiera existen fotografías en la que aparezca él con cuatro o cinco de ellos al mismo tiempo, esto es muy sintomático y habla de la poca o nula posibilidad de que Nayib Bukele pudiera tener algún tipo de liderazgo regional y, por lo tanto, capacidad mínima para ejercer algún tipo de influencia en cualquiera de ellos”, agrega.
Sociedad: eventos para élite política
Este es una de las categorías donde el índice pone énfasis en el método que utiliza China para acercarse a El Salvador porque hay una “exposición” importante a través de “eventos y actividades de la comunidad de la diáspora china (por ejemplo, eventos del Año Nuevo Lunar, torneos del Festival del Bote del Dragón, etc.)”.
De hecho, en diciembre de 2024 la embajada de China en El Salvador organizó un evento en uno de los hoteles capitalinos más importantes de la capital donde los invitados fueron los tres poderes del Estado, que están subordinados a la órbita de Bukele.
Expediente Público pudo verificar que la gala fue organizada por el embajador Zhang Yanhui, quien invitó al vicepresidente del país, Félix Ulloa, el presidente de la Asamblea Legislativa, Ernesto Castro, el fiscal general, Rodolfo Delgado, y los magistrados principales de la Corte Suprema de Justicia (CSJ).
Sin embargo, el politólogo Campos desestima la importancia que Bukele abandera respecto a su amistad política con China. “¿Usted cree que China va a sentarse en una esquina de la política internacional y lloraría por El Salvador si un futuro Gobierno rompe lazos diplomáticos con China? No lo va a hacer”.
En ese mismo sentido se expresa Hernández Aguilar en torno a la influencia que puede conllevar desde el punto político. “Nayib Bukele se ha posicionado sobre todo por una enorme propaganda en redes sociales, pero no por su capacidad de liderazgo en absoluto con el resto de los países en Iberoamérica”, enfatiza.