Niños exiliados de Nicaragua

Infancia en el exilio: más de 20,000 niños nicaragüenses desterrados en Costa Rica

*La persecución contra opositores afecta directamente a familias completas. Desde 2018 el 28.9% de solicitudes de refugio en Costa Rica, originarios de Nicaragua, corresponde a menores de 18 años, según cifras oficiales. 

** El flujo de refugiados es mayor ahora que durante los conflictos armados de los 80. 


Expediente Público

En promedio, en lo que va del año, entre 300 y 500 personas llegan cada día a solicitar refugio en la Dirección de Migración y Extranjería en el distrito de Uruca, al noroeste de San José, la capital de Costa Rica. El 90% son nicaragüenses.

De los portones azules metálicos entran y salen constantemente los extranjeros, entre ellos,  una pareja joven halando un coche con una niña de cuatro años. Finalmente, el esposo sale con el permiso de trabajo en sus manos, aunque está en Costa Rica con su familia desde 2018.

Su hija, quien prefiere los brazos de su mamá que el cochecito, llegó de tres meses de edad a este país, pero la pareja no quiere contar nada más. Para ellos Nicaragua es el pasado y revivir lo que ocurrió solo les puede traer más “problemas”.

“¿Cómo es estar refugiado con una hija pequeña?”, alcanzamos a preguntar.

“Al principio fue difícil”, dicen los padres, pero la niña se ha quedado bajo el cuidado de la madre, mientras él trabaja. Ahora están buscando una escuela y no tuvieron problemas con encontrar un cupo. Lo más difícil ha sido tener a la pequeña enferma, porque sin seguridad social tardan mucho en atenderla. 

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De 2018 a mayo de 2022, 142,702 nicaragüenses han solicitado refugio en Costa Rica. De ellos 20,270 son menores de edad, según datos de la Dirección de Migración y Extranjería.

Expediente Público conversó con varias madres y abuelas refugiadas, mientras acompañaban a hijos o nietos a tramitar documentos, pero el común denominador entre ellas era el temor de represalias a los familiares que aún se encuentran en Nicaragua. Solo resumen sus experiencias con las fuerzas policiales, paramilitares y agentes del gobierno, donde se repiten cárcel, tortura, persecución y acoso.

Menores refugiados

En junio de 2022, en el contexto del Día Mundial de los Refugiados, que se celebra el 20, diversas organizaciones en cooperación con la Red de Jóvenes Refugiados de Los Chiles (frontera con Nicaragua y la Gran Área Metropolitana, donde se concentra la mayoría de la población en Costa Rica); y la Red de Jóvenes Hacia el Futuro de Upala (norte), realizaron diferentes exposiciones donde los menores nicaragüenses exiliados expresaron con dibujos, poemas, videos o pinturas, sus sentimientos y deseos tras abandonar su país natal.

“Yo extraño la forma de hablar. Cuando llegué se me quedaban viendo raro y me decían que así no se decía, pero allá hablamos así”, escribió un niño. 

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En la exposición de pinturas los menores nicaragüenses retrataron lo que entienden fue el motivo por el cual sus padres los llevaron lejos de sus abuelos, amigos, comunidades e incluso mascotas. 

Las obras enmarcan las protestas de 2018, personas ondeando banderas en sus comunidades, “somos estudiantes no somos delincuentes”, describen. El momento de la partida también es muy relevante, pues dibujan a sus padres despidiéndose de sus abuelos u otros parientes, o la partida en buses o botes.

Sin embargo, los menores también manifiestan un gran espíritu y representan su nueva vida, particularmente sus escuelas, la oportunidad de practicar deportes y mencionan sus derechos.

Familias completas

El subdirector de Migración y Extranjería de Costa Rica, Allan Rodríguez, indicó que es característico ver núcleos familiares extensos, donde ingresan dos y hasta cuatro menores. Además, es común que solo llegue uno de los padres, por lo cual deben informar al Patronato Nacional de la Infancia (PANI).

En muchas ocasiones, por cuestiones particulares regresan a Nicaragua y posteriormente vuelven. “Nos preocupa porque mucha de esta población entra de manera irregular, es bien sabido el riesgo al que se exponen. Es peligroso para un mayor de edad, para un menor, el riesgo aumenta”.

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En otros casos llega un menor de edad en una relación con adultos con diferencia de edad muy notoria, por lo que también se activan los mecanismos de protección.

En ocasiones, uno de los padres llega primero y cuando se estabiliza manda a traer a sus hijos.

“Me llama mucho la atención la documentación, porque en muchas ocasiones es nula, no traen un documento de identificación para establecer la relación padre-hijo o solo con certificados de nacimiento, a veces con un deterioro importante. Esos son elementos que analizamos para determinar si efectivamente existe una relación de esta persona menor de edad con quien se está presentando y dice ser su padre o madre”, afirmó Rodríguez.

Una vez que se plantea la solicitud, las personas son documentadas para tener acceso a los servicios estatales, en el caso de los menores a la educación. Pero en ocasiones, cuando el curso lectivo está muy avanzado, encuentran barreras.

Situación

Rodríguez señaló que en estos momentos, en general, están recibiendo muchas más solicitudes de refugio que durante los conflictos armados en Centroamérica y más que en la década posterior de los 90, periodos en los que recibieron unos 80.000 exiliados, una cifra similar a los que podrían recibir ahora en un año.

El funcionario también recordó que los flujos migratorios de nicaragüenses han sido constantes por la condición vecinal de ambos países, y esto se mezcla con la crisis política, por lo que la figura del refugio se ve como un recurso muy accesible para regularizar el estatus migratorio de muchas personas.

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Algunas de ellas que tenían previamente algún estatus, renuncian al mismo para evitar multas y aplican al refugio. “Es lamentable porque la figura es muy abierta, como debe ser, sin embargo, esas bondades del sistema hacen que sea muy atractivo para personas que quieren abusar, por eso el reto de identificar a las personas que requieren realmente protección”.

La cantidad de solicitudes puede llegar a 500 al día. Con un equipo de 20 abogados existe capacidad para recibirlas, pero procesarlas es un reto.

Yanis Quesada Chanto, coordinadora de la exposición de menores y del proyecto Defensa de Niños y Niñas Internacional (DNI) explicó a Expediente Público los resultados de algunos diagnósticos con este segmento de población solicitante de refugio.

Una de las principales características es el poco conocimiento de derechos humanos y el significado de ser refugiados. Los niños y niñas también agradecen los espacios para estudiar, pero a la vez, la escuela es donde se sienten más discriminados. Asimismo, a nivel comunitario consideran que tienen pocos espacios, dijo.

En 2020 se realizó un estudio sobre covid-19 en esta población que demostró la dificultad para acceder a la virtualidad. Además, toda la angustia que vivieron los menores por la cuarentena, que para los refugiados fue un poco más crítica.

“Hay chicos que traen esa fuerza interna, son participativos, hay otras personas que no tienen esa capacidad de adaptarse. Hemos atendido algunos con ideas suicidas, de lastimarse, no es fácil ni para los adultos”.

Quesada recuerda casos severos de trauma en los niños, que se orinaban cuando veían un policía en la calle. En un proceso de terapia, escucharon audios de policías que los saludaban y al final terminaron yendo a visitarlos a una delegación policial en Costa Rica.

Explica que Costa Rica tiene las puertas abiertas, pero requiere recursos para generar empleos, incrementar la capacidad del Seguro Social para atender a los refugiados a través de los convenios con la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), trabajar en el tema de salud mental, realizar campañas contra la xenofobia, crear redes de participación e integración.

Rodríguez expresó que tanto adultos como menores tienen retos parecidos en cuanto a integración en un nuevo país, más cuando saliste de manera forzada de tu lugar de origen, pero el Estado costarricense tiene un sistema robusto de acceso a los servicios, aunque siempre hay espacios para mejorar.