Mildred Rayo

Mildred Rayo, integrante de la Alianza Universitaria Nicaragüense que nunca contempló el exilio

*La líder estudiantil fue detenida el 1 de noviembre de 2022, previo a las votaciones municipales, en un retén del Ejército.

**Permaneció varios meses en una celda policial de Managua, donde no había sanitario, en las noches le dejaban encendidas las luces y la interrogaban por días.

***Soldados del Ejército la detuvieron, la interrogaron y la entregaron a policías que la trasladaron a Managua.


Expediente Público

Diez días antes de ser desterrada, en un juicio que se realizó a puerta cerrada, la líder estudiantil Mildred Rayo fue sentenciada a 10 años de prisión por el juez Félix Salmerón, quien es parte de los judiciales que sirven al régimen de Daniel Ortega en Nicaragua.

La joven activista, integrante de la Alianza Universitaria Nicaragüense (AUN), en esta entrevista con Expediente Público afirmó que nunca contempló el exilio y denunció la participación del Ejército en la cacería contra opositores detallando las torturas y malos tratos de los que fue víctima en las cárceles del régimen nicaragüense.

Rayo es ahora parte de los 222 nicaragüenses a los que Ortega les arrebató su nacionalidad y desterró del país centroamericano.

“Yo nunca contemplé el exilio. A pesar de toda la persecución, todo el hostigamiento que el régimen nos hizo, yo nunca contemplé el exilio. Yo regresé con las ansias de volver a mi país, seguir mi vida acá tratando en lo mínimo de mantener mi postura y siempre luchar por una Nicaragua libre a pesar de que no se podía hacer nada en el en el país, pero ya el hecho de estar en el país era un acto de resistencia”, mencionó Rayo.

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Todavía no se acostumbra a Estados Unidos y siempre que habla sobre Nicaragua lo hace como si estuviera en el país centroamericano.

“La costumbre. Todo el cambio fue muy brusco, aún es raro decir allá en Nicaragua, a veces cuesta caer a la realidad que estoy en Estados Unidos”, reconoció Rayo.

Rayo fue detenida el 1 de noviembre de 2022 al sur del país cuando circulaban cerca del río Sapoá, en Cárdenas, Rivas, por miembros del Ejército de Nicaragua, junto al también líder estudiantil Miguel Flores. Se dirigía a Managua, después de estar unos días en Costa Rica, país al que salió por un “punto irregular”, por temor a que migración le confiscara su pasaporte en la frontera.

Sometida a interrogatorios

El Ejército de Nicaragua no informó públicamente sobre la detención y tampoco al lugar que fue llevada.

Varios soldados del Ejército “me interrogaron, nos revisaron todo, un poco agresivos. (Preguntaron) por qué salí, si traía alguna ordena para hacer (algo) en contra del Gobierno, quiénes eran mis amigos que estaban presos, cómo los conocía, toda la información de la organización a la que pertenezco”, señaló Rayo.

Días después se conoció que Rayo estaba en las celdas del Distrito Tres de Managua, donde fue constantemente interrogada sin saber los motivos de su detención.

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“A mí me interrogaron tres días seguidos y luego de eso estuve en el limbo. No nos decían nada (…) Por mucho que preguntábamos no nos daban información. Los oficiales, los custodios que nos ponían, (decían) no sabemos nada de tu caso, tenés que hablar con quien te interrogó, pero obviamente quien te interrogaba llegaba cuando quería y no había como oportunidad de preguntarle a alguien sabe qué está pasando con mi caso”, recordó.

Después de doce días fue llevada al juzgado a una audiencia preliminar donde la acusaron por los supuestos delitos de «conspirar y menoscabar en contra del Estado de Nicaragua”.

Condiciones precarias en la cárcel

Durante el primer mes, Rayo estuvo recluida en una celda donde ni siquiera había un sanitario, sino que solo había un hueco en el piso donde hacían sus necesidades fisiológicas básicas. Dormía sobre una plancha de concreto.

Eventualmente fue trasladad a otra celda, donde sí había sanitario, y les facilitaron una colchoneta donde tuvo que convivir con presos comunes que eran trasladados por delitos de robo y asesinato, afirmó.

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“En la celda que yo estuve, no tuve acceso ni a sol ni a viento, era todo cerrado, todo hermético. Nos ponían dos luces, dos lámparas encendidas todo el tiempo donde estaban los barrotes. Nunca apagaban las luces, obviamente nos dificultaba el dormir y el maltrato sicológico siempre estuvo”, señaló.

La joven líder estudiantil compartió celda con otras mujeres que fueron detenidas y señaladas de ser opositoras al régimen y que estaban “asustadas, porque mucho de ellas no estuvieron involucradas en nada de 2018, ni ningún grupo activista”.

“Obviamente el dolor de ellas fue mayor. Nosotros siempre dijimos que fueron momentos equivocados, horas equivocadas y situaciones equivocadas”, explicó Rayo.

La emoción y el dolor

A la integrante de AUN, el día que fue desterrada, la Policía le hizo firmar un documento en el que aceptaba viajar a Estados Unidos.

“Cuando entramos al avión fue una emoción de ver cómo venían entrando todos los presos que estaban en El Chipote, que estaban en La Modelo y La Esperanza, fue increíble verlos venir, saber que íbamos director a nuestra libertad”, señaló.

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Al llegar a Estados Unidos inmediatamente se comunicó con su familia que sigue en Nicaragua.

“Obviamente, desde que despegó ese avión era un dolor increíble al saber que estábamos dejando atrás todo, sin haber decidido nosotros. Todo el camino mi pensar fue quiero hablar con mis padres, quiero saber si ya saben, la emoción que tuvieron, y lo primero que hice fue hablar con ellos”, puntualizó la joven que como muchos otros presos debe comenzar de cero en otro país.