* El centro de pensamiento estadounidense deliberó sobre la importancia geoestratégica de Centroamérica para la seguridad económica de EE. UU.
** Un panel de expertos habló de la urgencia de adaptar el acuerdo comercial con los retos que acarrea el aumento de la influencia de China en los gobiernos de la región.
Eric Lemus / Expediente Público
La seguridad económica de Estados Unidos requiere frenar la influencia de Pekín en Centroamérica mediante una urgente renovación del CAFTA-DR, concluyó un panel de expertos organizado por el centro de pensamiento Atlantic Council.
Durante el panel se presentó el informe “¿Por qué la seguridad económica de Estados Unidos depende de Centroamérica?”, este 19 de noviembre.
En la presentación, un grupo de expertos discutieron sobre la necesidad de modernizar el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (CAFTA-DR).
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Los especialistas propusieron opciones para actualizar el acuerdo comercial y fortalecer la democracia, la transparencia y el libre mercado en la región ante el avance geopolítico de China.
Jason Marczak, vicepresidente y director sénior del Centro Adrienne Arsht para América Latina, destacó que el informe elaborado por Atlantic Council describe cómo Centroamérica podría ayudar a diversificar las cadenas de suministro de EE. UU., fortalecer la resiliencia y diversificar sectores que van desde textiles y dispositivos médicos hasta electrónica y productos agrícolas.
“(El informe) también subraya el potencial sin explotar de las pequeñas y medianas empresas para beneficiarse de la integración regional”, añadió Marczak.

“China está en todas partes”
Kristie Pellecchia Loiacono, miembro del Grupo de Seguridad Económica de las Américas del Atlantic Council y del Grupo Asesor Estados Unidos-Colombia del Atlantic Council, alertó sobre el avance de China en América Latina.
“Para lograr una mejor alineación con el gobierno estadounidense, los acuerdos comerciales de Estados Unidos deberían incluir un marco que destaque áreas específicas de enfoque que sean mutuamente beneficiosas para los países, que permitan trasladar la producción fuera de China y que atraigan la inversión de vuelta a Estados Unidos”, dijo Pellecchia Loiacono.
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Para la experta, Washington debe poner atención en que Centroamérica sigue siendo el principal socio comercial de la región. Ejemplificó que el último acuerdo comercial firmado por EE. UU. en Centroamérica fue con Panamá en 2011.
“Estamos rezagados. China ha logrado grandes avances en la región y nosotros estamos intentando alcanzarla”, observó la experta.

Pekín suscribió acuerdos de inversión privada con 22 países desde 2017 y, a excepción de Belice y Guatemala, está presente en todo el istmo centroamericano, añadió.
“Creo que cualquier acuerdo comercial debería promover, facilitar y exigir mejoras en los marcos legales para las transacciones comerciales y en el estado de derecho. Esto generará mayor certidumbre y, como resultado, atraerá más inversión del sector privado”, dijo.
Nicaragua: un escenario contradictorio
El economista nicaragüense Juan Sebastián Chamorro, invitado a la presentación del informe de Atlantic Council, trajo a cuenta la situación contradictoria que representa su país natal donde el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo reprime a la oposición y se beneficia del acuerdo comercial con EE. UU.
“Tenemos una situación muy peculiar donde un partido político, los sandinistas, que en su momento se opuso al Tratado, se ha beneficiado de él”, dijo Chamorro, quien fue excandidato presidencial y fue capturado como preso político por la dictadura de Ortega-Murillo.
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“El problema es que Ortega ha desmantelado la democracia, la separación de poderes, la transparencia, la rendición de cuentas y el estado de derecho. Este ejemplo transmite a toda la región (centroamericana) una señal muy ambigua y contradictoria”, precisó Chamorro.
En opinión del economista, que fue uno de los 221 presos políticos expulsados a EE. UU. y desnacionalizados por el régimen, Nicaragua representa “un mensaje que indica que se puede oponer al sistema democrático y aun así beneficiarse de privilegios comerciales”.
“Los incentivos deberían estar alineados para promover la democracia, no al revés. Y de esa manera, por ejemplo, promover el estado de derecho sería beneficioso para las empresas”, añadió.
Inversión, comercio y servicios
Antonio Ortiz-Mena, quien es investigador sénior no residente del Centro Adrienne Arsht para América Latina, destacó el rol comercial que tienen Centroamérica y México en relación con EE. UU.
“Tenemos a Centroamérica y México, que aún dependen de EE. UU. como su principal socio comercial, creo que es fundamental que eso se mantenga y que se incremente el comercio y la inversión”, dijo Ortiz.
También resaltó la importancia de proteger los intereses de los inversionistas y actualizar el acuerdo marco del CAFTA-RD.
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“El sistema de solución de controversias entre inversionistas y estados se ha vuelto muy polémico y, a la vez, bastante ineficaz (…) Las empresas privadas consideran que la resolución de estos asuntos lleva mucho tiempo. Los gobiernos no están seguros de que les gusten los sistemas de solución de controversias”, afirmó el experto.
Ortiz-Mena dirigió de 2007 a 2015 la sección de asuntos económicos de la Embajada de México en Washington, D.C., y fungió como enlace con el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.
“En el informe, hacemos hincapié en la necesidad de facilitar el comercio digital para cumplir con los requisitos de localización de datos. Creo que existe un enorme potencial para que los países centroamericanos reciban más inversión en comercio y servicios”, resaltó.