Nicaragua

Sector educación en Nicaragua vuelve a ser castigado en su presupuesto

** Lo asignado por el gobierno de Daniel Ortega al sector educación este año tiene una reducción de US$3.8 millones respecto al del 2020.

***Expertos lamentan que en medio de las graves deficiencias en la calidad de enseñanza, agravadas por la crisis sociopolítica y la sanitaria por la Covid-19, se le disminuyan los fondos a uno de los sectores claves para reducir la pobreza.


Expediente Público

La administración de Daniel Ortega volvió a “castigar” con un presupuesto austero al sector educación en Nicaragua en 2021, que arrastra problemas de calidad, infraestructura y seguridad, mismos que se agudizaron por los efectos de la crisis sociopolítica que atraviesa el país desde el 2018, y por la pandemia de la Covid-19 desde el año pasado.

Para este año se destinó al sector educación —incluye primaria, secundaria y universidades públicas—, C$20,019.89 millones equivalentes a US$571.9 millones, que representan una reducción del 0.65% respecto al presupuesto aprobado en 2020 por un monto de C$20,151.52 millones (US$575.7 millones).

Es decir que las escuelas y universidades estatales están funcionando con C$131.63 millones menos (US$3.8 millones) que hace un año. Además, el «castigo» se repite porque ya en 2020, como consecuencia de los problemas financieros del gobierno central debido a la caída en los niveles de recaudación que registró los meses de la primera ola de la pandemia del Covid-19, entre medianos de marzo y septiembre, hubo una reforma al Presupuesto de la República que afectó al sector educación al dejarlo finalmente en US$ 565.1 millones.

Aunque Ortega y sus funcionarios en sus discursos sostienen que la educación es prioridad, los números los desmienten ya que en once años la inversión en ese sector con relación al Producto Interno Bruto (PIB) del país, no ha pasado del promedio del 4%.

Fondos insuficientes en tiempos de crisis

Especialistas en educación consultados por Expediente Público insisten en remarcar en que antes del combo de crisis sociopolítica, económica y sanitaria, el sistema educativo nicaragüense venía sufriendo una «involución significativa», es decir, un retroceso. Por lo que a su criterio, los fondos asignados en este año son «insuficientes» para intentar recuperar las innumerables pérdidas.

Lea también: La población más vulnerable es la gran perdedora en el Presupuesto 2021

La doctora e investigadora en temas de educación, Josefina Vijil, dijo que los desafíos del sistema son «demasiados», por lo que sugiere que además de darle más dinero, lo fundamental es que en Nicaragua se solucione la crisis que arrastra la nación desde el 2018 y que fue provocada por las graves violaciones a los derechos humanos de las fuerzas policiales y grupos de choque sandinistas contra las protestas antigubernamentales.

«Necesitamos más presupuesto y mejor inversión (pública). En los últimos años se ha mantenido una reducción significativa. Por ejemplo, sabemos que en el 2019 se le redujo el presupuesto a educación y se le incrementó a la Policía, aquí lo que pasa es que el Estado actual está privilegiando la represión y no la educación, es uno de los grandes problemas del país, los problemas educativos se solucionarán cuando se resuelva la crisis sociopolítica que tenemos como país», apunta Vijil. 

Listen to «El incierto panorama de la educación nicaragüense» on Spreaker.

Lo señalado por Vijil se refleja en lo siguiente: entre 2017 y 2021, el gasto en educación aumentó 10.24%, pero el gasto de la Policía Nacional —institución sancionada por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, por ser responsable o cómplice, o haber participado directa o indirectamente en graves abusos contra los derechos humanos en Nicaragua— aumentó un 14%.

El especialista Alex Bonilla señala que los fondos para las escuelas públicas «siempre ha sido insuficiente para suplir todas las necesidades». Analiza que la disminución que sufrió el sector educación en 2021 en su presupuesto significa un «detrimento mayor», debido al retroceso que ha causado la Covid-19.

Vital para erradicar la pobreza

De acuerdo a las cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), actualizadas hasta 2017, Nicaragua es uno de los países centroamericanos que menos invierte en educación con el 4.36% del Producto Interno Bruto (PIB), tendencia que se ha mantenido en la última década en la que ha gobernado el sandinista Daniel Ortega. En contraste a ello, Costa Rica es a nivel regional donde más se invierte, con 6.7% de PIB.

A criterio de la exfuncionaria del Banco Central de Nicaragua (BCN) y doctora en economía y en temas de pobreza, Ligia Gómez, el tema de la inversión para la educación debería de ser un eje fundamental para las autoridades para nicaragüenses poder erradicar la pobreza, flagelo que se ha incrementado como consecuencia de la recesión económica durante los últimos tres años.

Gómez refiere que se ha demostrado en estudios que la única vía más directa para aminorar la brecha entre ricos y pobres, es garantizando el acceso equitativo y a la educación de calidad, por ello sugiere que se debe reorganizar y utilizar de manera correcta la poca inversión presupuestaria a ese sector.

«Hay una relación directa entre pobreza y educación, que es una vía directa para salir de la pobreza, pero si no la aprovechamos con lo poco que tenemos no pasará. Podríamos generar una diferencia, pero tendríamos que asumir la responsabilidad de dejar lo viejo y abrirnos hacia nuevos caminos de hacer las cosas. Estamos en un momento en que todavía podríamos tratar de cambiar el rumbo del país, en vez de reproducir pobreza sino educamos, sino damos la educación básica a la niñez», apunta Gómez.

Lea también: Pandemia y recesión obligan al régimen de Nicaragua a proponer un Presupuesto 2021 “ajustado”

Entre 2010 y 2017 la inversión al sector educación mostró un crecimiento interanual promedio del 13.41%, pero a partir del 2018 se desaceleró, en ese período la cartera apenas tuvo un aumento interanual del 2.9%, debido sobre todo a la contención del gasto que el gobierno implementó para hacerle frente a la recesión económica provocada por la crisis política.

Añade que es de suma importancia que el gobierno de Nicaragua publique no solo el gasto total, sino cuánto se invierte por cada estudiante y que de la misma manera se busquen otros financiamientos para invertir en la capacitación de calidad en los docentes, en sus salarios, en que hayan más escuelas.

«El problema es que a veces nosotros usamos los datos crudos, podemos decir: ‘sí, es que destinamos mucho a educación’, pero cuando analizamos a nivel relativo por alumno, en realidad estamos invirtiendo bien poco, tenemos una deuda muy grande, necesitamos invertir más en educación», asegura Gómez.

Señala la especialista que Nicaragua siendo el segundo país más pobre de América Latina, y en el contexto actual del combo de crisis, no solo requiere reorganizar la inversión al sistema educativo, sino que también debe al menos estar en promedio del gasto en educación de la región o similar al de la vecina nación costarricense.

«Si nosotros estuviéramos más cercanos a Costa Rica sería excelente, pero en este asunto con un PIB tan mermado es muy difícil decir que vamos a incrementar el gasto en educación. Yo más que incrementarlo lo que diría es reorganizar el gasto, para hacer un poco objetivo, en el sentido en que no hay mucho margen ahorita que la economía está en recesión y es difícil decir ‘voy a duplicar el gasto en educación’, que sería lo mejor, pero probablemente en vez de duplicarlo sería reorganizarlo», señala la exfuncionaria del BCN.

¿Se saldrá de la recesión?

El BCN recientemente actualizó sus proyecciones sobre el rumbo de la economía del país para 2021, este proyecta un crecimiento del PIB entre 2.5% y 3.5%. Sin embargo, tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) como el Banco Mundial (BM) no comparten el mismo optimismo, ya que los organismos proyectan que, si la economía nicaragüense logra recuperarse será la que menos crecerá en Latinoamérica, sin incluir el Caribe.

El FMI prevé un crecimiento apenas del 0.2% para el PIB nicaragüense, en tanto el Banco Mundial un 0.9%.

El gasto del gobierno central en educación es distribuido en diferentes instituciones públicas y algunas organizaciones no gubernamentales, pero principalmente al Ministerio de Educación (MINED) y el denominado “6% a las universidades”. El MINED es la entidad rectora de los dos subsistemas: básico-medio y formación docente.

Las deficiencias en el aula

Niños, niñas con y sin mascarillas asisten a clases de lunes a viernes en la escuela «Rubén Darío», ubicada en la comunidad El Chilamate, en el kilómetro 38 carretera Masaya-Granada. Ahí se imparte únicamente preescolar y primaria. Los alumnos reciben clases en seis aulas pintadas de azul y blanco, lucen algo deterioradas por la falta de mantenimiento. Hay dos multigrados: tercero-cuarto grado y quinto-sexto grado, es decir, los alumnos deben estar combinados y su docente debe dar dos niveles de enseñanza. 

Esa situación en la escuela Rubén Darío es reflejo de la mayoría de los colegios en el país centroamericano. Gómez, experta en economía y pobreza, señala que existe una enorme brecha porque «en la parte rural aun tenemos alumnos multigrados y es muy difícil la enseñanza, donde un solo maestro tiene que atender a los diferentes niveles, dificulta el aprendizaje».

Otro de los problemas en las escuelas es el acceso al agua potable. En el colegio «Rubén Darío» de la comunidad El Chilamate, rara vez llega el agua potable y por ende mantener los salones de clases nunca están limpios. Expediente Público constató que en ese centro escolar no hay una persona de limpieza, los niños y niñas se encargan del aseo en base al rol que hacen los docentes. Esta escuela rural en el municipio de Masaya, es parte del olvido estatal. La última vez que hicieron mejoras en la infraestructura de ese colegio fue en 2007.

Paola García, maestra de la escuela, contó a Expediente Público que los retos a los que se enfrentan en comunidades rurales son más grandes de los que se puede enfrentar en la zona urbana, sin embargo, dice que buscan cómo sobrevivir con lo poco que cuentan en medio de la pobreza y los riesgos de la pandemia de la Covid-19.

«En la zona rural es muy difícil, nosotros trabajamos con lo poco que tenemos y con el apoyo de los padres de familia, porque el Ministerio no nos brinda al 100% los equipos de higiene en la zona rural, podría ser, o quizás en la urbana sí les den, pero a nosotros es algo mínimo, tal vez el cloro, de ahí tenemos que ver cómo hacemos, tenemos que recurrir a los padres», comenta García.

Una revisión minuciosa realizada por Expediente Público a la sección Covid-19 del portal de Nicaragua Compra para conocer las adquisiciones que hizo el MINED en 2020, revela que en total se adjudicaron cinco contratos de adquisiciones orientados a «Compra de materiales de limpieza a ser distribuidos en los centros escolares en el 2021», con el objetivo de reforzar las medidas de higiene y seguridad para niñas, niños y servidores públicos en los centros escolares.

Entre los materiales adquiridos están detergentes, escobas, lampazos, jabones de trastes y manos, ambientadores, desinfectantes y cloros; el gasto por las cinco adjudicaciones a personas naturales es más de C$16,000 millones, equivalentes a US$457.1 millones. Pero, no se encontró ningún contrato que hiciera alusión a compras de equipos de protección personal que han demandando los docentes como: mascarillas, gorros y mascarillas faciales, entre otros.

El MINED es la institución estatal que recibe más fondos a través del presupuesto al área de educación; solo en 2019 representó el 72% del gasto total para dicho sector, y para el año 2020 y 2021 fue el 72.4% y 71.9% respectivamente. Para el presente año ese Ministerio dispone de un presupuesto de C$14,613.3 millones (US$417.52 millones).

Puede interesarle: Nicaragua retrocede más en rendición de cuentas del presupuesto nacional

Melba Castillo, investigadora en temas de educación, sostiene que a pesar de que el monto destinado al MINED ha registrado en los últimos años una leve mejoría, en realidad «ha sido más o menos la misma en córdobas, pero con la devaluación que sufre el córdoba (respecto al dólar) y con las alzas que ha tenido el costo de la vida, ese presupuesto si lo medimos a precios constantes o medido en dólares, va disminuyendo, este presupuesto en lugar de aumentar va disminuyendo”, afirma.

Los datos analizados por Expediente Público confirman el menor crecimiento del gasto para el sector educación cuando se quita el efecto de la inflación. Entre 2010 y 2017 el aumento promedio fue del 6.7%; mientras que entre 2017 y 2020, el gasto sufrió una contracción del 3%.

Castillo insiste en que los recursos que el MINED destina a la inversión en las escuelas públicas son pocos, y a su criterio por las necesidades derivadas de la pandemia de la Covid-19 se tuvo que haber aumentado para intentar resarcir los daños.

«Hay muy pocos recursos que se destinan a inversión (pública) el gasto capital en el presupuesto para el MINED, es del 7%, no pasa del 7%, esto es muy bajo para cualquier país, pero más aún para Nicaragua en que sabemos que las escuelas tienen infraestructuras deficientes, sobre todo en tiempos de pandemia en que sabemos en que más del 30% no cuenta con agua potable. A mí esto me permite afirmar que no se ha considerado para nada las prioridades que dejó la pandemia, como más números de aulas y tener agua potable. Eso no lo vamos a tener porque el presupuesto de inversiones no se ha aumentado», refiere Castillo.

Un análisis realizado por Expediente Público al programa de inversión pública refleja que entre 2017 y 2020 el gobierno habría recortado en un 9% la inversión en infraestructura dirigida al sector educación; no obstante, en 2021 el gobierno aprobó para dicho sector un aumento del 10.63%, lo cual dejaría en niveles similares a los ejecutados en 2017.

Mientras, el investigador Bonilla apunta que se debe tener claro en que «el MINED se ha mantenido estable en la asignación presupuestaria, pero sabemos que este ente tiene un alto índice de subejecución —que los gastos presupuestados no se cumplan— del presupuesto y es por eso que se ve afectado todos los años».  

De por sí, los datos confirman que la inversión en infraestructura del MINED entre 2012 y 2019 ha tenido una ejecución del 69%, si se compara con lo aprobado inicialmente en cada PGR con lo ejecutado. Sin embargo, al realizar la evaluación de medio año, casi siempre se registra una subejecución de este programa, por lo que se recurre a realizar recortes en este gasto. No obstante, la ejecución promedio se elevó a apenas el 80%.

El análisis de Expediente Público, refleja que siendo el MINED el ente rector del subsistema educación básica y media, su gasto en este 2021 representaría el 3.31% del PIB. 

Puede interesarle: El panorama de la Educación Técnica: un área olvidada en Nicaragua

Educación básica- media con menos recursos

De acuerdo a los programas del MINED, la educación básica-media, que comprende primaria y secundaria, son los sectores más priorizados a través del presupuesto de educación, para este año representa el 59.9 % de lo destinado, es decir C$8,752 millones (US$250.06 millones) y el 19%, equivalente a C$2,777.6 millones (US$79.36 millones), respectivamente.  

Sin embargo, datos analizados de la distribución del gasto asignados al MINED revelan que entre 2017 y 2021 al programa al que menos se ha priorizado es educación primaria y alfabetización-educación de adultos, ya que solamente ha crecido un 6.5% y 4.1%, correspondientemente.

Un experto en educación, quien solicitó condición de anonimato por temor a represalias, señala que Nicaragua presenta la tasa más grande de abandono escolar en Centroamérica, y ante el panorama, que a su criterio no es «nada halagador», la crisis sociopolítica y la sanitaria, vinieron a ocasionar mayor complejidad.

 »El país tiene los indicadores más negativos en el tema de calidad, pertinencia y significancia de la educación, presenta los rezagos educativos de infraestructura en todos los sentidos y más el higiénico-sanitario. En el país de cada 100 escuelas más de 40 de ellas, no tienen servicios higiénicos y agua potable, la crisis evidenció que además la falta de condiciones de infraestructura es grande así como los currículos desfasados y los maestros mal pagados», sostiene. 

Para la profesora García, a casi un año de la pandemia, le parece irónico que las orientaciones del MINED sean que distantes a la realidad. Piden concientizar a la población estudiantil cuando ni siquiera les entregan kits de higiene desde alcohol, mascarillas, jabón líquido y el acceso seguro a agua potable. A su criterio, la prioridad del MINED debería ser dirigida a los centros rurales, que en realidad son los más desprotegidos y olvidados. 

«La prioridad debe ser la zona rural enfocada en la salud, es decir, si ellos (MINED) nos dice que la salud es la prioridad, nos debe de equipar de las herramientas para que la familia no se enferme del virus, por eso hay padres de familias que dicen ‘no lo mando a clases por temor al virus’, pero si hubiese otras medidas que el MINED podría brindar como los kits de higiene el padre tendría algo de seguridad», asevera García, quien reconoció que más del 40% de asistencia se vio afectada por la pandemia en 2020.

Este caso, es un solo ejemplo de cómo Nicaragua en medio de la pandemia de la Covid-19, a diferencia de otros países de América Latina y el mundo, no ordenó el cierre de las escuelas públicas, a pesar de que los espacios educativos no contaban con las condiciones de higiene necesarias, siempre las mantuvo abierta.

En las zonas rurales, como la comunidad El Chilamate, la mayoría de sus familias son de escasos recursos y a la suerte cuentan con los servicios básicos limitados. Muchos ni siquiera tienen acceso a internet.

Según cifras del MINED, recopilada en un documento que presentó al Banco Mundial (BM) para acceder a unos fondos, la asistencia escolar de los estudiantes de las escuelas públicas pasó de 70.1% en el mes de marzo de 2020 a 45.3% en junio, siendo la más baja en el período de la pandemia. Para septiembre, según los datos, el porcentaje había subido al 70.6 %.

La investigadora Castillo, afirma que esto evidencia que «la asistencia no fue normal y, por tanto, es fácil deducir que hubo pérdidas de aprendizaje», tanto en Nicaragua como en países latinoamericanos.

En esa misma línea, la especialista Vijil, respalda lo mencionado por Castillo y afirma que, así como en el mundo existe un inmenso problema por las pérdidas del aprendizaje, a Nicaragua le sirvió poco o nada el haber negado la existencia de la pandemia y los riesgos de contagios.

«En Nicaragua a pesar de que el MINED mantuvo las escuelas —públicas— abiertas, hubo inmensas pérdidas de aprendizaje, pero a diferencia de otros países el negar la existencia del virus y dejar las clases abiertas impidió que se trabajará en el soporte necesario para que los niñas y niños siguieran aprendido desde sus casas», remarcó.

Lea además: Inversión sin resultados de calidad en la educación preescolar pública de Nicaragua

Formación docente, tampoco es prioridad

Los expertos en educación coinciden en remarcar que otro de los programas olvidados y menos priorizados por el MINED, es la formación y desarrollo profesional docente, a su criterio esté debería ser de suma prioridad, pues son ellos quienes imparten y forman a los estudiantes en todos los niveles educativos.

Para este año, lo destinado a formación docente representa apenas el 1.3% de lo asignado a la institución, es decir C$199.26 mil, una reducción de C$97 mil, en comparación a lo aprobado en 2020, que fue C$216.85 mil.

La investigadora Castillo refiere que la partida que se destina a formación docente, es apenas el 1% del presupuesto que proviene de recursos internos. «Los docentes tienen que estar mejor formados, lo suficiente para responder de manera eficiente, flexible a los cambios que se dieron ahora con la pandemia si le dedicamos menos, yo creo que ese presupuesto tendría que ser mucho mayor sobre todo porque la pandemia dejó muchos vacíos y lo sabemos. Este gobierno no está interesado en la formación docente», apunta.

Mientras el especialista desde el anonimato, reconoce que la docencia nicaragüense al menos debe tener tres condiciones básicas: formación adecuada, motivación, justamente remunerado. «Tenemos a los maestros de Centroamérica peor pagados, aunque en 2008 experimentaron un sensible aumento. La media centroamericana gana unos US$420, y aquí apenas los US$250 (C$8 mil) como promedio del salario de los maestros», precisa.

La especialista Vijil insiste en remarcar y contextualizar en que mucho más antes de la pandemia, Nicaragua tenía desafíos inmensos en calidad educativa.

«Hay un cuerpo docente que no está lo suficientemente preparado, somos el único país en la región que forma a sus docentes de primaria en escuelas normales, que ni siquiera hemos logrado llegado a acuerdos y discutir sobre la necesidad de mejorar e incrementar la formación de los docentes, la Covid-19 vino a poner al descarnado esa situación a incrementar los problemas que el sistema educativo ya tenía», menciona.