* El centro de análisis Atlantic Council y la Universidad de Notre Dame convocaron a un grupo de expertos de América Latina y África para analizar las estrategias de China en los dos continentes.
** Los organizadores apuestan a que se generen mecanismos de respuesta conjuntos para gestionar la creciente presencia global de China.
Expediente Público / WASHINGTON
Expertos en las operaciones de China en América Latina y África dialogaron en un foro organizado por el Atlantic Council y la Keogh School of Global Affairs, de la Universidad de Notre Dame, en Washington, para compartir experiencias de cómo la potencia asiática se posiciona en ambos continentes en su afán de sustraer materias primas y fomentar su comercio.
Los organizadores del evento “Navegando el impacto de China: Estrategias para América Latina y África” ofrecen soluciones innovadoras sobre el comportamiento chino en ambas regiones del mundo.
Melanie Hart, directora de Global China Hub del Atlantic Council, comentó al inaugurar el foro que, dadas las similitudes entre las dos regiones del mundo, es plausible analizar y comparar la estrategia desarrollada por el país asiático para establecerse en ambas zonas geográficas.
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Muchos países de América Latina y África comparten problemas similares como la pobreza, la desigualdad, el crimen organizado transnacional, la corrupción y las migraciones.
“Ambas regiones también han sido receptoras de sustanciales inversiones chinas. Este compromiso económico en algunos casos ha abordado necesidades de desarrollo real y en otros también ha presentado desafíos”, dijo Hart.

Matices de la incursión china en el sur global
En la discusión, expertos como Parsifal D’Sola, fundador y director ejecutivo de la Fundación Andrés Bello, dijo que la penetración de China en África muestra algunos matices distintos con Latinoamérica.
Cuando se trata de América Latina, la potencia asiática ajusta su estrategia a los contextos específicos de cada nación, y a lo que pretenda conseguir en cada país: materias primas, construcción de infraestructuras o ampliación del comercio.
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Agregó que las estrategias de penetración china en Latinoamérica han cambiado con el tiempo. Las aplicadas en los últimos años no son las mismas que al inicio de siglo, afirmó.
“Existen importantes diferencias sobre políticas, compañías, gestión diplomática”, entre otras que se ajustan al momento, según este experto con más de 20 años estudiando la incidencia del gobierno chino en la región.
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Añadió que Pekín aborda a cada país, según su relación con otras potencias: en el caso africano, con Europa; y en el caso latinoamericano, con Estados Unidos.
Sanusha Naidu, investigadora del Institute for Global Dialogue, coincidió con otros expertos en que China hace cálculos más cuidadosos en el hemisferio occidental “debido al hecho de que Latinoamérica está muy cerca, desde una perspectiva estratégica, pero también desde una perspectiva geopolítica más amplia con Estados Unidos”.

Naidu señaló que China ha desarrollado en África un campo de prueba para implementar estrategias y ponerlas en marcha en ambos lados del Atlántico, siempre enfocada en la extracción de materias primas y fuentes de energía.
En África, la potencia asiática apostó desde el 2001 por los recursos petroleros. “Vemos una trayectoria similar en Latinoamérica alrededor de los parques de litio que están siendo desarrollados”, dijo Naidu.
La experta agregó que el nivel de organización de los países africanos es deficitario, por lo cual los países negocian por separado con China.
“Cada uno de ellos intenta negociar con China en el nivel bilateral dentro de las oficinas o dentro del contexto de SOCAC (Comunidad de Desarrollo de África del Sur). El desafío es que hay una competencia intraafricana y hay una competencia por asistencia china, en financiación de desarrollo, e intentan llevar los proyectos a su país primero”, apuntó Naidu.
Los expertos africanos sostuvieron que los proyectos que pueden tener un alcance más estratégico son aquellos montados alrededor de la energía renovable y de la tecnología digital.
Agregaron que la extracción de recursos minerales por parte de compañías chinas no ha aportado los resultados económicos ofrecidos y, por el contrario, ha dejado muchos daños al medioambiente.
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Los objetivos de China y los intereses propios
Leland Lazarus, experto en la penetración china en el hemisferio occidental, apuntó que la potencia asiática ha diseñado su estrategia tanto en África como en Latinoamérica para cumplir sus objetivos de posicionamiento global.
Pekín considera, en su sitio oficial de la Franja y la Ruta, que “todavía existen malentendidos, distanciamientos y conflictos entre civilizaciones, y los déficits en paz, desarrollo, seguridad y gobernanza están aumentando”.
El gobierno de Xi Jinping ha trazado objetivos de alcance global como la Iniciativa de Desarrollo Global (GDI), la Iniciativa de Seguridad Global (GSI) y la Iniciativa de Civilización Global (GCI), bajo las que enmarca su inversión, financiamiento y cooperación en otros países.
Rama Yade, directora del Africa Center en Atlantic Council, apuntó que China tiene varias líneas de acción en África y una muy importante es la relación con la Unión Africana.
Afirmó que esto se debe a que esa organización “es frágil y porque no es independiente financieramente. La mayoría del trabajo de la Unión Africana es financiado por países extranjeros”, dijo.
Destacó que el Programa de Infraestructura y Desarrollo en África (PIDA), que se gestiona desde la Unión Africana, trata y coordinar las prioridades de infraestructura en las que china puede ser inversor.
El factor Trump que empuja
El profesor Joshua Eisenman, experto en China de la Keough School of Global Affaire, analizó en un cambiante contexto global y los ajustes en la política exterior de Estados Unidos bajo el liderazgo del presidente Donald Trump.
“El regreso al poder de Donald Trump ha iniciado un reajuste fundamental de las alianzas globales”, apuntó Eisenman.
Agregó que este cambio trastocó las premisas de un Estados Unidos visto como defensor irrefutable del respeto a los derechos humanos y los valores democráticos.
Y afirmó que este escenario abrió nuevos desafíos y posibilidades para China como adversario geopolítico de EE. UU. en el sur global.
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“China ha comenzado una nueva ofensiva en el sur global, desplegando tácticas de poder blando en contraposición al comportamiento errático de Estados Unidos. El mensaje (de China) es que quizá no seamos perfectos, pero comparados con EE. UU. somos más previsibles”, afirmó Eisenman.
La administración Trump hizo un corte drástico a la cooperación internacional, como el cierre de USAID y otras agencias del gobierno estadounidense encargadas de afianzar la presencia de la primera potencia mundial en el mundo.
Otras miradas
El exsecretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) Luis Almagro dijo a Expediente Público que la relación de China con Latinoamérica tiene mucha sustancia en la cooperación y la inversión, y que “es una relación que hay que saber trabajar”.
“Los países democráticos con instituciones fuertes han sacado buenos resultados de esa relación”, afirmó.
Señaló que muestra de ello es que algunos países, como su natal Uruguay, aprovecharon el apoyo chino pasa salir de las crisis profundas de 2001-2002 y la gran recesión del 2008, sin comprometer su soberanía.
“Los países democráticos con instituciones sólidas han logrado obtener buenos resultados de esa relación con China”, subrayó.
Para Almagro, el caso de Venezuela y su falta de institucionalidad ha distorsionado los beneficios potenciales de esa vinculación y ha profundizado los problemas estructurales del país.