Eduardo Ulibarri, exdirector de La Nación: corrupción y debilidad institucional, los ingredientes políticos que busca China en países aliados

Eduardo Ulibarri: corrupción y debilidad institucional, los ingredientes que busca China en países aliados

*Las autoridades chinas han demostrado que no tienen ningún interés en respeto de derechos humanos ni la institucionalidad de un país, afirma Eduardo Ulibarri, exdiplomático costarricense y exdirector de La Nación.


Expediente Público

“Es más fácil que China sea aliada de un Gobierno autoritario que de un Gobierno democrático”, expresó a Expediente Público el exrepresentante permanente de Costa Rica ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), Eduardo Ulibarri. 

El también exdirector del diario costarricense La Nación, compartió en la entrevista sus impresiones sobre la creciente presencia de la República Popular China en Centroamérica en particular y América Latina en general, algunas de las oportunidades y los riesgos que existen, así como la importancia de una institucionalidad sólida en los países que interactúan con el gigante asiático. 

Ulibarri participó en el foro “China en América Latina: Realidad y Tendencias en Costa Rica y Centroamérica” organizado por el centro de investigación Expediente Abierto y la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad, en San José, Costa Rica. El evento se realizó del 31 de julio al 4 de agosto de 2023.

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Incomodar a EEUU

El único país de Centroamérica que aún no tiene relaciones con China es Guatemala, ¿pero ¿cuál es el interés por esta región?

Centroamérica es una región pequeña que no tiene grandes recursos naturales como Sudamérica, que tiene litio, cobre, níquel y petróleo.

“Sin embargo, la posición geográfica de Centroamérica es estratégica”, ya que se encuentra en medio de los océanos Atlántico y Pacífico y tiene una gran cercanía con Estados Unidos, identifica.

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Ulibarri opinó que la intención de China, por el momento, no es la de desafiar sino la de crearle una incomodidad a Estados Unidos “en una zona tan próxima y en la que hay un intercambio tan grande”.

A su criterio, “eso puede ser muy negativo y además se puede convertir en una carta de negociación de regímenes autoritarios para que Estados Unidos les dé concesiones”, lo que podría generar una distorsión seria en la relación bilateral con la nación norteamericana.

Eduardo Ulibarri, exdirector de La Nación: corrupción y debilidad institucional, los ingredientes políticos que busca China en países aliados

China es un régimen totalitario

En el caso de Honduras, que en marzo pasado rompió relaciones diplomáticas con Taiwán para iniciarlas con China, y con señalamientos a un Gobierno con tintes autoritarios y con deudas pendientes en la lucha contra la corrupción, existe un riesgo para la democracia al tener un aliado como el país asiático.

Para Ulibarri, la naturaleza del régimen chino es totalitaria, “incluso yo diría que regímenes autocráticos de América Latina no son tan cerrados como el régimen chino”.

De allí que es más fácil para China una alianza con un Gobierno autoritario porque “una alianza con un país democrático pasa por una serie de normas, de procedimientos, de instituciones, que dificultan mucho que haya una captura del gobierno”.

En esa línea, las autoridades chinas han demostrado que no tienen ningún interés porque se respeten los derechos humanos ni la institucionalidad de un país, “lo que les interesa es tener una huella, tener un pie, recibir los máximos beneficios y controlar al máximo”.

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La variable de la corrupción

En Honduras, la corrupción ha seguido igual en el Gobierno de la presidenta Xiomara Castro, según el 53.1 por ciento de encuestados en un reciente sondeo del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC) de la compañía de Jesús de Honduras.

Aunque hay varios factores que pueden incidir en un tipo de interacción con China más transparente, horizontal y apegado al Estado de derecho, la corrupción es una variable que distorsiona muchas de las decisiones y está muy presente en varios países de América Latina, expresó Ulibarri.

Dijo que “mejorar las modalidades de interacción con China pasa también por medidas para tratar de fortalecer el Estado de derecho”, consideró.

Pero, además, “para hacer más transparente los procesos de contratación, que haya verdaderas licitaciones públicas, que se pueda dar trazabilidad a los proyectos, que haya transparencia en la información sobre la naturaleza de esos proyectos y que haya una disposición del Estado de hacer cumplir la legislación nacional”.

Si el ecosistema institucional está distorsionado, “las posibilidades de una captura por parte de China de ámbitos del Estado o de funcionarios del Estado aumenta mucho”, enfatizó.

Contratos amarrados

El también expresidente del Instituto de Prensa y Libertad de Expresión de Costa Rica fue consultado sobre la tendencia de China de otorgar “contratos amarrados” o “llave en mano”, que incluyen la obligatoriedad de colocar a empresas chinas o mano de obra china, entre otras condicionalidades.

Para Ulibarri, una cosa es que un país otorgue un crédito partiendo de que se debe contratar una empresa de ese país, pero que haya una competencia, y otra es un proyecto “llave en mano” que lo entregan todo.

“Allí hay una gran tentación a aceptarlo porque es regalado, pero, sin embargo, es un elemento distorsionante porque, por ejemplo, si estamos hablando de un proyecto de infraestructura, qué pasa con las compañías constructoras hondureñas, costarricenses o de cualquier otra índole”, cuestionó.

Continuó diciendo que “si se trata de un proyecto de índole cultural, qué pasa con las instituciones culturales del país, entonces yo no soy amigo de esos proyectos “llave en mano”, pero desgraciadamente si hay necesidades y se ofrece, es muy difícil decir que no”.

Y es que para un Estado decir que no puede ser mal visto por parte de las personas que se podrían ver beneficiadas por ese proyecto.

“El asunto es no caer en manos, no ser capturados por quien financia el proyecto, como ha sucedido en algunos países africanos, por ejemplo, que han dado unos créditos para construir obras de infraestructura enormes que después no generan suficientes ingresos y quedan totalmente obligados con China a pagar o a entregarles, por ejemplo, un puerto que entonces los chinos controlan con un beneficio no solo comercial, sino también geopolítico”.

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Oportunidades y riesgos

No todo tiene que ser malo en una relación con China, por el contrario, existen oportunidades, entre ellas la de llegar al mercado chino.

Eso sí, para Ulibarri los tratados de libre comercio deben ser bien negociados, “no es que uno se abra a ellos del todo, pero facilitar los intercambios comerciales a mí me parece importante porque China es un mercado enorme, es la segunda economía del mundo y no se puede desconocer”. 

Pero esas oportunidades en comercio e inversión existirán “siempre que se den en un marco de transparencia, de Estado de derecho”, remarcó.

Una recomendación del experto es que el país que se relaciona con China debe preocuparse por mantener relaciones dinámicas con otros países.

En la medida en que un país no dependa demasiado de China y tenga relaciones comerciales con otros países como Estados Unidos, los de Europa, el resto de Centroamérica, Sudamérica, Japón, Corea, “en esa medida la posibilidad de incidencia de China se diluye entre muchos puntos de interacción”.

Y es que, si un país le apuesta demasiado sólo a China, como a otro país, pero sobre todo si es un país cerrado, aumenta el riesgo de tener dependencia.

Otro riesgo que puede haber con China es que, si no hay un adecuado manejo de los proyectos, esos proyectos pueden ser un desastre y el costo para el país puede ser también muy grande, añadió.

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Riesgo en materia de seguridad

Ulibarri reconoció que la relación con China puede implicar un riesgo muy grande en materia de seguridad, “y ahí estamos hablando de decisiones mucho más serias”, como que un país establezca, por ejemplo, acuerdos militares o de intercambio de información.

“Si un país le da a China la posibilidad de establecer, por ejemplo, una escucha satelital ahí ya sí estamos hablando de problemas de seguridad que eso yo sí creo que los países, por lo menos democráticos, no deberían hacerlo”.

Entre los países que sí lo han hecho están Nicaragua y Argentina, esta último “a pesar de que es un país democrático, pero hay una estación satelital china”.

Mientras que en Nicaragua y Costa Rica el régimen chino “ha donado equipamiento para la policía”, lo cual no implica que controlen, pero sí le da a China un espacio “como que ya tienen el pie metido en la puerta y yo creo que eso hay que verlo con cuidado”.

Taiwán en el mapa

Aunque Taiwán es una de las democracias más plenas de Asia, Eduardo Ulibarri recordó que no es una superpotencia como China y que, salvo once o trece países, todo mundo lo reconoce como representante de la isla, “eso yo lo veo como algo inevitable”, manifestó.

A su criterio, “lo que hay que tratar es de que eso no conduzca, como hay amagos, a una actitud tan hostil de China hacia Taiwán que eventualmente llegue a acciones militares para tratar de controlarlo”.

Por lo tanto, debe buscarse la vía de incidir, en la “pequeñísima medida en un país centroamericano pueda hacerlo”, para que Taiwán se pueda mantener como una entidad autónoma política y económicamente hablando.