Imparable represión del régimen Ortega-Murillo obligará a que más ciudadanos huyan de Nicaragua

Imparable represión del régimen Ortega-Murillo obligará a que más ciudadanos huyan de Nicaragua

*Desde que en abril de 2018 iniciaron las protestas cívicas en Nicaragua, más de 600 mil personas han tenido que escapar de la violencia, la persecución y el acoso policial y del Ejército

**Estudio de Diálogo Interamericano estima que al menos 300 mil nicaragüenses podrían migrar en los próximos meses.

***Desempleo, los fraudes electorales, miedo a la represión y y reconocer el empeoramiento de las condiciones económicas, son parte de las razones para emigrar, explica Manuel Orozco, director de Migración, Remesas y Desarrollo de Diálogo Interamericano.


Expediente Público

La migración nicaragüense ha ascendido a casi 600 mil personas desde 2019, un crecimiento de más de 1,200 por ciento desde el estallido de las protestas antigubernamentales en 2018 y la posterior ola de represión emprendida por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, según un estudio del centro de pensamiento estadounidense Diálogo Interamericano.

El informe titulado “La situación política Nicaragüense y la migración internacional desde la crisis” refleja que la intención de los nicaragüenses de salir de su país se ha incrementado desde un 19% en 2018, a un 34% en abril de 2021.

En octubre de 2021 la necesidad de irse, aumentó hasta un 50%, después de la última gran ola de represión en la que Daniel Ortega y Rosario Murillo ordenaron el arresto de los precandidatos presidenciales que pretendían participar en las elecciones fraudulentas de noviembre de ese año.

“La intención a migrar o ganas de irse de Nicaragua continuará al menos dentro de una masa crítica que puede oscilar entre el 25 y 30% de los hogares del país”, explicó Manuel Orozco, director de Migración, Remesas y Desarrollo de Diálogo Interamericano, en declaraciones a Expediente Público.

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Miles quieren salir de Nicaragua

Esto quiere decir que al menos 300,000 nicaragüenses quieren irse de su país este año y el siguiente.  “De esos, típicamente entre un tercio y el 50 por ciento de quienes quieren irse, terminan haciéndolo”, afirmó.

 En 2019, se estima que unos 46,719 nicaragüenses migraron a todo el mundo. Para el 84% de esos migrantes el destino preferido fue Costa Rica. Estados Unidos solo representó un 2.57%. Pero en 2022, las cifras cambiaron dramáticamente y Estados Unidos fue el destino mayoritario de los 348,934 nicaragüenses que salieron del país, un 62%. Costa Rica se redujo a solo un 24.7%.

Migración

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El 8.7 por ciento de la población

En total, en los últimos cuatro años, se estima que 590,518 nicaragüenses salieron del país, es decir un 8.7% de la población, según cifras del Banco Mundial, el Departamento de Seguridad Interna de los Estados Unidos y el Banco Mundial.

“En Nicaragua la crisis política y económica provocó un masivo flujo migratorio. Más de 590,000 personas han abandonado el país desde la crisis, un número inclusive más asombroso si se toma en cuenta que la población total de Nicaragua es de menos de siete millones”, dice Manuel Orozco, quien dirigió el estudio.

En 2019, la población migrante nicaragüense solo representaba el 0.7% de su población, lo que significa que, en los últimos cuatro años, el nivel de crecimiento de la migración del país centroamericano se ha elevado en un 1,242 por ciento.

De esos  590,518 nicaragüenses, unos 308,893 -el 52%- se fue a Estados Unidos y 207,056 a Costa Rica, es decir un 35%. El resto, más de 74 mil, fueron a otros países del mundo.

El deseo de migrar

 El estudio dice que, en abril de 2021, “el deseo a emigrar resulta de la perspectiva sobre la política nicaragüense, y el deterioro económico del país”, pero a enero de 2023 las determinantes de migración son meramente económicas.

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“En los meses posteriores a abril de 2021, cuando se extendió la represión política a través del encarcelamiento, la cantidad de nicaragüenses que emigró escaló a más de 100,000 personas que se fueron a Estados Unidos y otro número similar salió hacia Costa Rica”, explica Orozco.

El informe cita una encuesta en línea realizada en enero de ese año en la que se refleja que los factores determinantes de esta migración fueron predominantemente políticos y económicos.

«Estar desempleado, creer que habría fraude en cualquier elección futura, un sentimiento de miedo tras la elección, falta de confianza y reconocer el empeoramiento de las condiciones económicas, son parte de las razones para emigrar”, explica Orozco.

Seguirá la migración

Orozco estima que la migración nicaragüense este año “será como mínimo la mitad de lo que fue en el 2022, aun y a pesar de las restricciones migratorias”.

El director de remesas de Diálogo Interamericano señala que, ante el cierre de posibilidades en Estados Unidos y Costa Rica, los nicaragüenses buscarán otros destinos para migrar.

“La búsqueda de otros destinos viene ocurriendo desde la crisis e incluye a España y Panamá, y más recientemente incluirá a otros países como Guatemala como otro destino posible, en particular para profesionales”, señala.

Orozco explica que la fuerza laboral de Nicaragua es más o menos el 45% de la población. El resto lo constituyen menores (más del 40%) y adultos mayores de 65 (10%).  “Más del 90% de los nicaragüenses que han emigrado son los que están dentro de la población económicamente activa. Y esa población se está achicando”, advirtió.

La dependencia de las remesas

El fenómeno de la migración también ha traído consigo la multiplicación de remesas que los nicaragüenses envían desde el exterior acercándose a niveles nunca antes vistos.

Las remesas alcanzaron los $3,218 millones en 2022 y se estima que superen los $4,010 millones este año.

En 2022, la cifra de remesas representó poco más del 22% del Producto Interno Bruto (PIB) nicaragüense. En 2023, el porcentaje de remesas en el PIB podría elevarse hasta cerca del 27%, según las proyecciones del Banco Central de Nicaragua.

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Las remesas solo representaban el 11.5% en el PIB nicaragüense en 2018.

En el año 2000, solo un 6.3% de los nicaragüenses dependían de las remesas, un porcentaje que fue incrementándose paulatinamente hasta 2018 cuando llegaba a 11.6%. Pero el porcentaje se disparó progresivamente a partir de entonces.

En 2019 creció a un 13.4%, en 2020 a 14.7%, en 2021 a 15.3% y en el 2022 el porcentaje alcanzó el 22.2%. La dependencia entonces se duplicó desde el 2018.

“Mientras los nicaragüenses en el exterior envían apoyo financiero a sus compatriotas en cantidades récord, la economía de Nicaragua sigue estancada y sin crecimiento en la productividad”, señala el estudio.

Crece el trabajo informal

El 60% de las remesas proviene de Estados Unidos y según estimaciones del Banco Central de Nicaragua, el porcentaje podría incrementar hasta el 81% este año. Costa Rica y España representaron el 15% cada uno en envío de remesas en 2022, seguido de Panamá con un 4%. Canadá y El Salvador enviaron un 1% cada uno de las remesas.

El estudio de Diálogo Interamericano advierte que en la economía nicaragüense “no hay crecimiento sin el dinero que envían familiares en el exterior” y señala que el ingreso per cápita se mantiene como en 2017 a pesar de que han salido 600,000 personas.

La investigación también encuentra que alrededor del 46 por ciento de los hogares en Nicaragua reciben remesas, pero advierte que “históricamente el crecimiento de las remesas tiende a desacelerarse con el tiempo a medida que crece la diáspora”.

Las remesas

El estudio estima que 850 mil nicaragüenses son receptores de remesas pero estas son destinadas al costo de la vida y tienen poca capacidad de generar riqueza. Solo un 18.3% admite que ahorra parte de ese dinero.

Diálogo Interamericano advierte que entre las consecuencias de la migración figuran la reducción de la productividad y la reducción de trabajadores.

Entre 2017 y 2022, el número de trabajadores en la fuerza laboral se redujo de 2,877,597 a 2,738,128. Además, el número de trabajadores del sector formal bajó de 914,196 a 787,428, un decrecimiento de casi el 14%.

El informe de Diálogo Interamericano calcula que el porcentaje de trabajadores informales pasó de 68% en el 2018 a 71% en el 2022 y prevén que subirá hasta 73% este año.

Otro problema es que los salarios promedio se mantienen a la baja. En 2017 era de $341 y en 2022 bajó hasta $301, sin embargo, la canasta básica pasó desde $437 en 2017 a $518 en 2022.

“Un ingreso conveniente”

Orozco explica que la consecuencia para un país como Nicaragua con una masa crítica de hogares que recibe remesas de cerca del 50%, la participación de estas transferencias en la economía crece, y se observa que es 20% del ingreso nacional y cerca del 20% de la renta tributaria (más de US$500 millones).

“Esto ha hecho de las remesas un ingreso conveniente para el régimen porque saben bien que un migrante no va a sacrificar a su familia por el bien de la dictadura.  Esto es el verdadero peso moral que conlleva la remesa: no voy a matar de hambre a mi familiar para castigar al régimen porque la familia es primero”, explica Orozco.

El académico señala que “lo más importante es entender que las remesas reflejan la incompetencia de un sistema represivo que no tiene interés en proteger a sus ciudadanos ni de crear políticas de crecimiento económico que generen riqueza”.

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Orozco advierte que las crisis económicas no botan regímenes autoritarios sino que los mantienen y se opone a medidas que interrumpa el envío de remesas como sanción al régimen de Managua.

“Creer que interrumpir las remesas dejaría de sostener la economía y destronaría al régimen, es erróneo. Ortega sabe que mantener a un país en pobreza es el mejor método de sostenerse en el poder”, dice Orozco.

“Crear riqueza es lo que lo puede sacar porque la gente sabrá comparar entre lo que él ofrece y lo que otras fuerzas democráticas ofrecen en materia económica: por eso Ortega reprime porque no quiere que se conozca de esa oferta”, sentenció.