Manuel Orozco

Manuel Orozco: Daniel Ortega prepara la sucesión del poder a favor de su esposa Rosario Murillo

*Manuel Orozco, director del Programa de Migración de Diálogo Interamericano, analizó que la liberación de los presos políticos en Nicaragua, fue parte de los preparativos de Daniel Ortega para la sucesión del poder a favor de Rosario Murillo. 

**El especialista afirmó a Expediente Público que el destierro de los 222 expresos políticos resulta chocante a la comunidad internacional y esta podría endurecer su posición contra Ortega. 


Expediente Público

Tras la excarcelación de 222 presos políticos nicaragüenses el 9 de febrero del 2022, es poco probable una apertura y negociación del régimen o cambios en la política de Washington hacia Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, particularmente en cuanto a la sanciones, analiza el politólogo Manuel Orozco, director del programa Migración, Remesas y Desarrollo de la fundación Diálogo Interamericano. 

El experto consideró que la liberación tiene un efecto esperanzador en la sociedad nicaragüense. Además, provocan un descontento al interior de la estructura del régimen Ortega-Murillo. 

Señaló que a nivel interno “un grupo que cree que Ortega cedió a las presiones de Estados Unidos, mientras otros creen que esto es un mecanismo para darle más espacios a Rosario Murillo y aclararle todo tipo de ruidos que pueda ocasionarle a su sucesión en el poder”. 

“Otros mantendrán el clientelismo político con Ortega, ofreciendo su apoyo al dictador diciendo que estaba en lo correcto, pero al fin de cuentas, estas tres dinámicas provocan tensión y mayor confrontación, que se verá alimentando con las purgas que se han venido incrementando en los últimos tres meses”, agregó.

Para la comunidad internacional la forma que ocurrió esta liberación es una señal del modelo represivo invariable del régimen. Orozco prevé un endurecimiento porque no hubo “un acto de excarcelamiento, sino, una continuidad del maltrato al sacarlos del país de una manera casi humillante y al quitarles su nacionalidad”. 

Además, la sentencia contra monseñor Rolando Álvarez a 26 años de cárcel, “tiene un efecto más alienante. El mundo se siente más agravado frente a las acciones de Ortega, eso de alguna manera monta un enojo mayor y una necesidad de presionar más, aunque saben que si presionan, el régimen querrá amenazar con más represión”. 

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Dinámicas del exilio cambiarán 

El especialista explicó a Expediente Público que hasta ahora venía conformándose un movimiento cívico democrático organizado desde diferentes frentes, pero con los últimos sucesos, el movimiento político ahora con los excarcelados, resurgirá. 

El analista estimó que se crea un nuevo espacio para los líderes que salieron de la cárcel que querrán retomar la lucha política, lo cual podría fortalecer o entorpecer a los movimientos, pero en todo caso, es una disrupción o cambio en la forma como se llevaba la resistencia cívica en los últimos dos años. 

Orozco también señaló a Expediente Público el aspecto humano de la reintegración, pues las personas liberadas vuelven con un trauma, muchos llevan dos años en la cárcel en condiciones difíciles de confinamiento como la falta de luz, comunicación con familiares o deficiente alimentación. 

Además, muchas de estas personas nunca habían viajado al extranjero, las trasladaron en un avión a otro país, con pocas posibilidades para reintegrase en la vida social y personal, independiente a su posición económica y profesional de cada persona, sostuvo Orozco. 

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Según las organizaciones de la diáspora, de los 222 presos políticos excarcelados, un total de 109 no tenían familiares ni donde quedarse en Estados Unidos, por lo cual, se buscó apoyo de familias y organizaciones. 

Ortega aferrado al poder, pero debilitado 

El régimen de Nicaragua está debilitado desde las elecciones nacionales de 2021 y aún más desde que en los comicios municipales de 2022 casi nadie fue a votar, consideró Orozco. “El descontento al interior crece, en la estructura del círculo del poder hay facciones, una que es leal al sistema y a cambio de lealtad recibió discreción para actuar por cuenta propia. Muchas de las purgas que se observan ahora tienen que ver con personas que abusaron de los favores económicos”, dijo. 

Evaluó que hay otro grupo de personas dentro del círculo de poder que sienten el desgaste de estar en un sistema tan cerrado, tanto en términos de costos de vida como en su reputación. La perspectiva de estas personas -según el estudioso-, de tener presos políticos era negativa y ya no representaba un valor importante para el sistema mismo. 

“Esa pérdida de valor, Ortega la interpreta como que no tienen sentido mantenerlas, sobre todo, si está preparando una sucesión de poder para Murillo”, indicó. 

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Por otra parte, la población nicaragüense ha perdido todo interés en Ortega. Una encuesta de Diálogo Interamericano realizada en enero, más del 75% no se sienten seguros o desconfianza en los que están alrededor de ellos. La alta intensión de migrar se mantiene, mientras el 90% le da una nota menor a cinco de diez al mandatario, resumió. 

Para Orozco, Ortega busca sostenerse en el poder lo más que pueda, tomando cálculo de la cohesión de su círculo interno, la estabilidad económica a nivel macro y el control social, por eso ha criminalizado la democracia.

La única forma en que Ortega estaría dispuesto al cambio, según el analista, es si recibe condiciones de salida bajo términos favorables, “pero nadie le quiere ofrecer algo a una persona que está señalada de cometer crímenes de lesa humanidad”. 

La decisión del obispo, cárcel en lugar de destierro 

“La Iglesia católica va a tener que mostrar más un posicionamiento crítico frente al régimen. El Vaticano va a seguir promoviendo y más visualmente que Nicaragua resuelva la situación del obispo Álvarez”, sostuvo Orozco. 

El obispo de Matagalpa decidió permanecer en la cárcel y no aceptó el destierro, por lo cual el régimen lo envió a los juzgados donde recibió una condena de 26 años por traición a la patria y noticias falsas y lo envió al sistema penitenciario, después de estar bajo arresto domiciliar. 

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El analista sostuvo que Ortega no dialoga, sino, es transaccional, esperará un tiempo para considerar un beneficio con la salida del religioso de la cárcel. 

“El encarcelamiento de Álvarez fue un error, que tiene consecuencias negativas para el régimen”, dijo. El Vaticano continuará insistiendo, pero lo importante será ver cómo reacciona el clero en Nicaragua, que se ha mantenido callado, expresó Orozco. 

“La posibilidad que se tengan que manifestar es mayor. Van a tratar seguramente de manifestarse públicamente pidiendo la liberación, un mejor trato dentro del lenguaje de la iglesia. Su narrativa no va a cambiar, no van a hacer un trabajo político. El cardenal Leopoldo Brenes reconoció el error de leer unas demandas a Ortega en 2018 que ni él se creía. Entonces, trabajarán dentro de su lenguaje religioso por la libertad del monseñor y las libertades del país, que es el punto medular que afecta Nicaragua”.

Calificó que Nicaragua es prácticamente un estado totalitario del tipo de los talibanes, donde las libertades están eliminadas, particularmente la libertad religiosa. “Es un Estado que pide solo lealtad al supremo líder”, agregó. 

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Espacios de comunicación cerrados 

Orozco desestimó que Ortega liberara a los presos político para abrirse a un diálogo porque actualmente ni existen canales de comunicación con la comunidad internacional ni con la sociedad en general. “El régimen se comunica de manera unilateral, su perspectiva es que no hay nada que negociar y se debe reconocer la legitimidad de su dictadura”, afirmó. 

En cuanto a la oposición, Orozco la estimó desarticulada. “No existe un movimiento político con capacidad organizativa y movilizadora, con comunicación y mandato de ningún sector nicaragüense. Existen grupos cívicos que tratan de organizar una base crítica. En estos momentos la base cívica está muy fragmentada por la represión, independientemente si los excarcelados tratan de volver a la vida política, no hay una base en Nicaragua con la cual trabajar”. 

Otro aspecto es que en los últimos dos años se formó un grupo cívico que asumió el liderazgo y ahora los que salieron de la cárcel y quieren reintegrarse, tendrán que decidir si trabajan con estos nuevos grupos cívicos o trabajan de forma paralela.

“El objetivo más importante es devolverles la autoestima a los nicaragüenses dentro del país. La forma de empezar es mejorando la comunicación con ellos sobre lo que ocurre y que la comunidad internacional dice que no están solos. El nivel de desinformación y censura no permite saber lo que está pasando (dentro de Nicaragua), por tanto, el rol de los nicaragüenses en el exterior es informar y formar la opinión pública de sus familiares, ahora que más del 60% tiene un pariente en el exterior”, concluyó.