Nicaragua

Masacre del 30 de mayo de 2018 en Nicaragua, madres resisten entre el luto y la fortaleza 

° Este 30 de mayo se cumple el quinto aniversario de la masacre contra al menos 19 nicaragüenses que marchaban en contra de la represión. 

° Recientemente el sepulcro de Gerald Vásquez, uno de los jóvenes asesinados por el régimen, fue vandalizado cruelmente en vísperas de su cumpleaños. 

° Una madre relata a Expediente Público cómo durante la vela y entierro de su hijo, grupos paramilitares asediaron la casa y dispararon al aire en el cementerio. 


Eric Lemus  / Expediente Público 

Aunque la justicia no ha llegado y muchas de las madres de hijos asesinados durante la marcha del 30 de mayo de 2018 en Nicaragua han tenido que exiliarse para preservar su vida, ellas continúan denunciando los atropellos y reclamando que los asesinos sean investigados y condenados. 

La masacre perpetuada el 30 de mayo dejó huellas en las madres que a cinco años siguen pidiendo justicia. 

“El 30 de mayo es luto nacional por todos los jóvenes que fueron asesinados el propio 30 de mayo, el Día de las Madres nicaragüenses (…) Las madres en Nicaragua no tienen nada que celebrar, están de luto nacional y nosotros como madres de AMA seguimos exigiendo justicia, justicia sin impunidad”, dijo a Expediente Público Azucena López, de la Asociación Madres de Abril (AMA). 

El 30 de mayo de 2018, que en Nicaragua se celebra el Día de las Madres, se organizaron masivas marchas de protesta contra la represión del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo a la rebelión cívica de abril que usó a paramilitares, grupos de choque, la Policía y el Ejército para disparar contra los civiles.  

En Managua se realizó la mayor concentración de personas. La respuesta fue la misma: balas y represión. Al menos 19 personas murieron ese día en diferentes marchas organizadas a lo largo del día mientras que otros 200 civiles resultados heridos. 

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Esta ha sido la peor masacre contra civiles perpetrada en Nicaragua en tiempos de paz. Desde abril de 2018 en total han muerto 355 personas a manos de paramilitares, policías y soldados del Ejército. 

El Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), que investigó los hechos por acuerdo entre la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (SG OEA), y el régimen de Nicaragua, concluyó que “los testimonios obtenidos por el GIEI señalan la existencia de francotiradores (…) se aprecian acciones combinadas entre civiles armados y miembros de la Policía, todos ellos portando armas de fuego, inclusive armas de guerra. Las agresiones dirigidas hacia la marcha provenían desde la zona próxima al Estadio Nacional” de Managua. 

Después de la masacre del 30 de mayo 

El 17 de julio de 2018, Azucena López estaba en Costa Rica, donde siempre ha laborado, cuando su hijo Erick Jiménez López fue asesinado por los paramilitares que actuaron en contubernio con la Policía durante la denominada “Operación Limpieza” que ejecutaron en la ciudad de Masaya.  

“Una persona me llamó y me dijo que a Erick le habían dado un balazo y estaba muerto. Yo no podía creerlo y decía, es mentira (…) Yo nunca pensé que iba a pasar por esto de las madres que habían perdido a sus hijos y yo le decía a él pobrecitas esas mamás que están sufriendo por la pérdida de sus hijos”, manifestó López. 

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Ese mismo día, al recibir la noticia, transbordando buses llegó a la frontera de Peñas Blancas y ahí abordó un taxi que la llevó directo a Masaya, recuerda López. La ciudad estaba a oscuras y al entrar a la casa vio dentro del ataúd el cuerpo de su hijo. 

“Es la noche más negra de mi vida, el velar a mi hijo a oscuras solo con una vela, el estar solo mis hermanas, un vecino y otro muchacho que pasó toda la noche con nosotros”, dijo López a Expediente Público.  

Es madre recuerda que los paramilitares se apostaron a 25 metros de la casa. “Nosotros estábamos con la puerta cerrada y pensábamos que en cualquier momento botaban la puerta o rafagueaban, por eso yo digo, esa fue la noche más oscura. Al día siguiente, el entierro de mi hijo también fue asediado”, señaló López.  

Camino al cementerio cuando iban llegando a la parroquia San Sebastián de Masaya se toparon con un grupo de paramilitares. “Nos apuntaban, fue el momento más duro donde todos comenzamos a rezar y pedirle a Dios que nos dejaran pasar”. 

Aunque lograron pasar esa barrera, López recuerda que en el cementerio había otros paramilitares que realizaron “disparos al aire”.  

El odio del régimen 

“Uno como madre siempre recuerda en todo momento de su hijo, desde cuando nació, la hora exacta, todo. Nunca lo va a olvidar. Son momentos que para uno como madre es lo más bonito”, recuerda Susana López, quien conmemoró en el exilio el natalicio de Gerald Vásquez. 

Sin embargo, el sepulcro de su hijo fue vandalizado en vísperas de su cumpleaños. Los restos de Vásquez descansan en la Sierra de Santo Domingo. En un comunicado, la Asociación Madres de Abril, (AMA) condenó el ataque como un “acto de odio debido a su reclamo de justicia tras cinco años del asesinato de su hijo”. 

Fotografías mostraron que la cruz de la tumba fue deliberadamente destruida. También vandalizaron el muro de la bóveda y dejaron tirados los bloques sobre el área del ataúd. A pesar de las denuncias, el régimen no inició ninguna investigación. 

Gerald Vásquez estudiaba Técnico en Construcción en la UNAN cuando se sumó a las protestas desencadenadas en abril de 2018; pero murió abatido cuando el régimen atacó el campus universitario. 

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“A pesar de todo lo que nos pasó, le dije a mi hija que le comprara sus cake, que le comprara sus rosas. Él decía: al mal tiempo buena cara y hay que seguir adelante”, comparte a Expediente Público. 

Cinco años de lucha  

El 20 de abril de 2018, Franco Alexander Valdivia Machado, estudiante del tercer año de la carrera de Derecho, fue asesinado producto de la represión de la Policía y grupos de choque que se habían concentrado en el parque central de la ciudad de Estelí. Franco se involucró en las protestas desde el 18 de abril. 

“Nunca esperamos que lo asesinaran, nunca. Se suponía que no habría disparos que sería todo normal, esperábamos que los echaran presos o los golpearan, pero nunca imaginé un asesinato o que le iban a disparar”, dijo a Expediente Público un familiar del joven que por seguridad guarda su identidad.  

En el segundo día de la represión desatada por el régimen en varias ciudades del país centroamericano el joven se sumó a la marcha que iba a salir del Instituto Nacional Francisco Espinoza que, aunque cambió de ruta debido a la presencia de policías, paramilitares y fuerzas de choque bloqueando las calles, no pasó desapercibida y fue atacada. 

El joven estudiante recibió un disparo de arma de fuego en la cabeza que provocó su muerte instantánea. “Por el Facebook, una doctora del hospital sacó una foto de la cédula (de Franco), así fue como nos enteramos y en horas de la madrugada”, recuerdasu familia.  

Valdivia Machado era un joven con un excelente promedio académico, además compositor y cantante de rap, conocido en el mundo de la música como “Renfan”. Trabajaba en un taller de carpintería, por las noches estudiaba Derecho y los fines de semana era árbitro de béisbol y softbol. 

“La Asociación no se ha perdido en los objetivos que nosotros planteamos desde que decidimos organizarnos que es la búsqueda de verdad, de justicia y no repetición. Mi ruta o mi sentir es lo mismo, seguimos adelante por ver esa justicia y que todos los culpables sean castigados a pesar de que tenemos cinco años que estamos en la impunidad, pero no perdemos las esperanzas de obtener lo que anhelamos”, afirma la familia del joven.  

La resistencia de la memoria 

“Él me dejó una carta donde me pidió que cuidáramos a sus hermanas, pensáramos en los ancianos, porque merecían un futuro mejor para Nicaragua… Gerald siempre pensó en las personas de tercera edad”, detalla Susana, que desde el exilio opina que la memoria de su hijo permanecerá. 

El universitario cumpliría 25 años el pasado 26 de mayo.  

La profanación de la tumba de Vásquez López es una de las últimas acciones del régimen contra las sepulturas de quienes fueron asesinados en las protestas. 

“Yo decía: es mentira lo que me está pasando, pero al mismo tiempo caes a la realidad y fue más duro para mí y le he sabido sobrellevar porque tengo que salir adelante porque tengo otros hijos”, añade.  

“Cuando pasó lo de Gerald lo único que yo decía era: Dios es mi roca y mi fortaleza. Y él me ha mantenido aquí. Me ha mantenido firme. Nos ha protegido a todas las familias de tantas maldades, la persecución, el acoso”, relata López. 

Tributo a los ausentes 

La organización AMA conmemoró en el exilio un quinto año más de los hechos acaecidos en 2018 exhortando a una jornada de luto nacional. 

La actividad, que fue denominada “Huellas de la Rebelión de Abril”, fue llevada a cabo en la ciudad de San José, Costa Rica, donde el exilio encontró refugio de la persecución del orteguismo. 

Los asesinatos ejecutados como fue el caso de Vásquez fueron denunciados el año pasado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos con el objetivo de que dicha instancia hemisférica investigue a fondo el rol de la dictadura Ortega-Murillo contra población civil. 

Durante el acto conmemorativo, AMA exigió “libertad para las presas y los presos políticos” y el fin del “acoso del régimen que sufren las madres sobrevivientes”. 

Por su parte, la opositora política, Rosalía Miller, que está exiliada en EE. UU., demandó la liberación de monseñor Rolando Álvarez “que está siendo torturado” y “que cesen los ataques a la iglesia católica y a otros centros religiosos en Nicaragua”. 

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El homenaje contó con la asistencia del expresidente de Costa Rica, Miguel Ángel Solís, y Azucena López, en representación de AMA. 

De forma virtual, también estuvieron respaldando el tributo los exgobernantes Laura Chinchilla y Miguel Ángel Rodíguez, y Milagros Martínez, en representación de la Organización de Estados Americanos (OEA). 

“Todos en el país de Nicaragua tienen que vestir de luto, porque Nicaragua está de luto. Hay madres de AMA que están secuestradas en su casa y no pueden salir por culpa del régimen sandinista”, puntualizó Azucena López.