El Salvador camino a convertirse en un sistema de partido hegemónico

El Salvador camino a convertirse en un sistema de partido hegemónico

*Cambios en la fórmula del conteo de votos favorece al partido Nuevas Ideas, del presidente Nayib Bukele.

**Oposición parlamentaria será decorativa, pronostican primeros resultados electorales.


Expediente Público

“El Salvador está, cada vez más, caminando hacia una dictadura, pero es una dictadura que no se ve tan fácilmente, la gente no la ve tan fácilmente”, declaró a Expediente Público la directora de programa de la Fundación para el Debido Proceso (DPLF, por sus siglas en inglés), Leonor Arteaga. 

El domingo 4 de febrero, 6.2 millones de salvadoreños estaban habilitados para las urnas y elegir al próximo presidente, vicepresidente y diputados a la Asamblea Legislativa. 

El presidente Nayib Bukele ganó arrolladoramente, a pesar de que la Constitución salvadoreña prohíbe la reelección. Las proyecciones también le atribuyen el control casi absoluto del Legislativo. 

Aunque apenas 1% de actas de la votación legislativa se habían escrutado, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) registraba la mañana del 5 de febrero, por ejemplo, que en el departamento de San Salvador, que todos los 16 candidatos de Nuevas Ideas superaban en votos a los candidatos de los demás partidos.

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“En estas elecciones se va a ver muy afectada la representación plural dentro de la Asamblea Legislativa” y es muy probable que el país pase a un sistema de partido hegemónico. 

Un modelo de partido único “había durante la época del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en México” que estuvo 70 años en el poder, manifestó a Expediente Público el director de Iniciativa Social para la Democracia, Ramón Villalta. 

Bukele anunció la noche de la elección que “sería la primera vez que en un país existe un partido único en un sistema plenamente democrático. Toda la oposición junta quedó pulverizada”. 

Según la legislación electoral salvadoreña, si un partido político no obtiene ningún diputado en el Congreso y además obtiene menos de 50,000 votos puede ser cancelado por el Tribunal Supremo Electoral. 

Aunque los tradicionales partidos Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) podrían mantenerse, otras ocho agrupaciones podrían ser eliminadas.  

Para Villalta aunque algunos partidos se mantengan legalmente inscritos al obtener los 50 mil votos, “no van a tener ninguna cuota de poder”. 

Lo anterior, debido a que en los últimos ocho meses, “Bukele ha modificado en tiempo exprés” diversas normas electorales y ha cambiado las reglas del juego al reducir el número de diputados del Congreso de 84 a 60 y la fórmula de asignación de escaños, expresó Arteaga. 

Proyección electoral

La organización Iniciativa Social para la Democracia realizó un ejercicio que toma como referencia el nuevo número de diputados y los datos de la elección de 2021. 

Al utilizar la anterior fórmula D’Hondt de asignación de escaños, “siempre quedaba un total de 7 partidos representados en la Asamblea con distintas cantidades de diputados”, compartió Villalta. 

Ahora la fórmula HARE en lugar de beneficiar a los partidos pequeños por los residuos, crea ventaja a los partidos más votantes por la distribución en base a cocientes. 

Al tomar la nueva fórmula, D’Hondt, el resultado “baja prácticamente a tres partidos” en el Congreso, prevée Villalta. 

Con la antigua fórmula, el partido de Nuevas Ideas, de Bukele, obtiene 42 de los 60 diputados, pero con la nueva fórmula alcanzaría unos 55. 

Mientras que los partidos Arena y FMLN, que hubieran alcanzado 6 y 5 diputados, respectivamente, obtendrían unos 3, 2 ó 1 con la nueva fórmula. 

“Muy probablemente Arena, FMLN y algunos otros partidos como el PCN alcancen la cuota mínima de los 50,000 votos requeridos, pero muy difícil que algunos de estos partidos logren alcanzar representación legislativa”, señaló. 

En contexto: ¿Qué propone Nayib Bukele para asegurar su reelección? 

Impacto en la democracia 

Los resultados preliminares indican que Nuevas Ideas podría llegar a tener 56-57 diputados, con lo que tendría la mayoría simple (31), la mayoría calificada (40) y una súper mayoría (45), con esto no tendría necesidad de negociar ni pactar con nadie, dijo Villalta. 

Eso le daría la posibilidad de hacer lo que quiera en la aprobación de leyes, como el Presupuesto General de la Nación, y en la elección de los magistrados a la Corte, al Tribunal Suprema Electoral y de fiscales, entre otros. 

“Se rompe toda la lógica del peso y contrapeso en las negociaciones que se generan en el seno legislativo”, advirtió. 

Arteaga por su parte mencionó la experiencia de países con partidos hegemónicos o un solo partido, como Nicaragua y Venezuela. 

“Está demostrado que eso lleva al control absoluto, elimina espacios para la crítica, no permite que haya pluralidad en el debate, reduce todas las garantías de independencia de los otros poderes del Estado, cierra espacios cívicos, o sea, es un guion que ya hemos visto, y El Salvador se encamina hacia ese escenario”, reflexionó. 

Recordó que en meses anteriores el vicepresidente salvadoreño Félix Ulloa, quien también busca reelegirse, anunció que se estaba preparando un paquete de reformas a la Constitución. 

Una de ellas elimina la prohibición para la reelección ya no solo consecutiva, sino para la reelección indefinida. 

Bukele dijo el domingo después de votar, que no era necesario reformar la Constitución. 

La directora de programa para la DPLF refirió que en la historia latinoamericana todos los presidentes que se han querido perpetuar empiezan por querer un segundo periodo, esos intentos han ocurrido en países como Honduras, Argentina, Ecuador y Bolivia.  

“Esas experiencias previas nos indican que muchos presidentes, una vez han violado la Constitución para quedarse un segundo periodo, intentarán quedarse por más”, expuso Arteaga. 

Villalta también consideró como un riesgo el control de Bukele en el Congreso, que le da la oportunidad “de perpetuarse y yo pues podría pensar que a lo mejor de barato 15-20 años pudiéramos tener” al mismo presidente.

Pero de momento son pocas las voces que están alertando sobre lo que está pasando, consideró Arteaga, y para muchos resultará evidente hasta cuando la dictadura a la que se encamina El Salvador esté muy avanzada, como ocurrió en Nicaragua con Daniel Ortega.

Respaldo popular 

Ambos expertos consultados coincidieron en que Bukele goza de una amplia popularidad, en parte gracias a su política de seguridad frente a las pandillas, al grado que para Arteaga la población apoya la idea de que se mantenga en el poder. 

Esto porque Bukele ha sido “muy hábil” al tener una propaganda muy fuerte en la que se hace ver como el presidente que está resolviendo las necesidades de la gente.  

También ha hecho obras muy visibles, como mejorar el aeropuerto de El Salvador o construir más parques, “aunque hay muchos rumores de que todo eso esconde corrupción a gran escala”. 

No obstante, Villalta compartió que las encuesta ahora indican que el mayor problema que tiene la población es el desempleo, el alto costo de la vida y la pobreza, necesidades que siempre han estado, pero antes era más fuerte el impacto de la inseguridad. 

La experta calcula que Bukele podrá mantener su enfoque de seguridad dos o tres años más, pero que luego la población se irá desencantando si no atiende las otras necesidades. 

En ese sentido, Arteaga expresó que en los regímenes autoritarios, el dictador no está interesado en beneficiar al pueblo, sino a sí mismo y a un círculo cercano y eso es lo que se ve en El Salvador. 

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Competencia dispar 

A diferencia de las campañas anteriores, en las que partidos políticos como el FMLN y Arena invirtieron cantidades, estimadas en 60 millones de dólares, en estas elecciones no han tenido una presencia fuerte en los medios de comunicación tradicionales ni en la calle ni siquiera en las redes sociales, señaló Villalta.

En parte, porque ni siquiera han recibido la deuda política que manda la ley, lo que les limita financieramente para hacer campaña.

Pero el financiamiento más importante que le ha faltado a los partidos tradicionales es el del sector privado, que ha dejado de apoyarlos.

“No sólo han perdido el respaldo popular, sino que también perdieron a sus financistas”, lo que tendrá un efecto negativo en las próximas elecciones, estimó Villalta.