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El silencio de los líderes de las iglesias evangélicas a los abusos en la represión en Nicaragua

*Las iglesias evangélicas dependen de la autorización del Ministerio de Gobernación para funcionar normalmente, y temen cancelaciones como a cualquier ONG o fundación.

**Detrás de alianzas con un grupo de pastores, hay historias de cárcel, exilio, cierres, confiscaciones, restricciones migratorias, control financiero e incluso expulsiones de miembros opositores en directivas eclesiásticas, pero los líderes no denuncian estos abusos, ¿por qué?


Expediente Público

La presión sobre las iglesias evangélicas en Nicaragua es homogénea, desde las que cuentan con cientos de congregaciones, hasta las que solo tienen una. Y de esto está a cargo el Ministerio de Gobernación. Cada trimestre, antes era una vez al año, están obligadas a reportar sus estados financieros y su documentación en regla.

El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo veta de las juntas directivas de las asociaciones, misiones e incluso cuerpos locales a los líderes y laicos opositores o críticos del sandinismo. Como deben presentar sus nombres para aprobación, existe un proceso de depuración, indicó a Expediente Público una fuente coordinadora de una asociación de 550 iglesias y 140 mil feligreses.

No solo las denominaciones grandes están bajo presión. Una devota de Managua relató a Expediente Público que a su iglesia le cobraron una multa por retraso al presentar documentos, aunque les habían adelantado la fecha y no les notificaron el cambio. Luego retuvieron los libros contables por 10 meses y “se los devolvieron bajo condición que sacaran de la junta directiva a una hermana que estaba escribiendo cosas contra el régimen en su Facebook personal, con la advertencia que nadie estuviera escribiendo o retiraban la personería”.

Los abusos que callan

Saturnino Cerrato, antiguo superintendente de las Asambleas de Dios y expresidente del Partido por la Restauración Democrática (PRD), cancelado por el régimen en 2021, confirmó a Expediente Público que las iglesias están realizando sus actividades con normalidad, aunque “hay algunas presiones del Ministerio de Gobernación por los reportes financieros y la posibilidad de perder personerías jurídicas”.

“Las escuelas ya no pueden recibir fondos de la denominación si no tienen carta de cumplimiento, eso las afecta, porque no reciben los fondos para cubrir sus necesidades, ese es el tipo de afectación que se está teniendo”.

Con la cancelación de más de 1,268 ONG en Nicaragua desde 2018, “hay temor en todas nuestras organizaciones, las iglesias llevan los documentos, no se los reciben, los vuelven a hacer y tampoco se los reciben. Al final esto puede resultar en que pierdan su personalidad jurídica”, advirtió.

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Más de mil iglesias

Para 2020 se estimaba en el Ministerio de Gobernación unas 6,700 oenegés registradas. Un recuento de Expediente Público de 2007 a 2022 señala que 930 iglesias, ministerios, fundaciones y gremios evangélicos están en esta lista. El registro total de la Asamblea Nacional de este tipo de asociaciones religiosas es de 1,440 desde 1990.  

Iglesias evangélicas

El 11 de agosto de 2022 el parlamento aprobó una modificación a la legislación sobre asociaciones civiles, con lo cual amplía las facultades de Gobernación para que sea esta la que cancele a las organizaciones. Pero ese ministerio no ha necesitado esa ley para inmovilizar desde antes a las iglesias. 

Este ente certifica cada trimestre las operaciones de las mismas y el documento que emite es indispensable para operar legalmente. Por ejemplo, para abrir cuentas y realizar transacciones bancarias, recibir donaciones, hacer trámites legales y migratorios. La Iglesia Morava tiene cinco años de carecer de este aval, con lo cual sus cuentas están congeladas.

Obstáculos a la Iglesia Morava

En el Caribe, la situación es muy particular, ya una parte de la junta directiva morava se separó de la iglesia. Se trata de personas afines al régimen, pero el Ministerio de Gobernación no les entrega la certificación oficial por temor a un conflicto en una región muy explosiva, pues una gran mayoría de los feligreses y pastores rechazan los cambios que estaban realizando, explicó a Expediente Público un reverendo del Caribe Norte, quien prefirió omitir su nombre.

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El exsuperintendente Joseph Rivera, cercano al régimen, eliminó del concilio nacional a las congregaciones con menos de 500 miembros con una reforma en 2018, lo cual generó mucho recelo, pues esto significaba que de las 245 comunidades solo unas 30 podrían participar en el sínodo, contó el reverendo consultado.

En 2019 se nombró una nueva junta directiva con Ofelia Álvarez como superintendente, lo cual generó un conflicto en la administración de algunas instituciones, como el Colegio Moravo (instituto de educación secundaria) y el seminario de Bilwi (521 km al noreste de Managua), por lo que intervino la policía.  

FSLN solo acepta a los que les sirven

En 2021 este grupo nombró una nueva junta directiva presidida por Evenor Fedrick, en Bilwi, pero nuevamente hubo protestas, hasta que en enero de 2022 la Gran Convención de todos los distritos de la iglesia nombró a Michael Dixon como superintendente, pero hasta la fecha no ha sido reconocido por el régimen.

El pastor explicó que desde 1849 la Iglesia Morava tiene presencia en el Caribe y había trabajado con tranquilidad y libertad hasta 2016, durante 167 años. El problema fue provocado por el régimen del FSLN, cuando las normativas internas fueron reformadas por un grupo afín.

Un representante legal de cada denominación es nombrado ante el Ministerio de Gobernación, pero los moravos no tienen aún el suyo, por este conflicto. En 2022 la Iglesia Morava cumple 173 años de presencia en Nicaragua, pero a pesar de eso no se ha certificado desde hace cinco años. Los cinco distritos eclesiásticos cuentan con 128 mil miembros registrados.

Tanto la asociación como las iglesias grandes tienen congeladas las cuentas bancarias, mientras el Estado desde hace cinco años no paga el alquiler mensual de 3,500 dólares del edificio del antiguo Hospital Moravo de Bilwi, que ahora sirve como Clínica Médica Provisional del Seguro Social. 

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Choques antes de 2018

No todas las diferencias con el régimen han quedado ocultas. Antes de 2018 los evangélicos tuvieron dos choques marcadamente frontales, sin contar el permanente disgusto por el lenguaje y uso de símbolos esotéricos de la vicepresidenta Rosario Murillo, en una comunidad de creyentes marcadamente conservadores.

Primero fueron las reformas constitucionales de 2014, donde se eliminaba el laicismo, se tocaba el modelo familiar tradicional, se agregó el concepto de “madre tierra” y quedaba la reelección indefinida.

Después fue el “Mecanismo para facilitar el ingreso y egreso organizado y seguro a Nicaragua de Iglesias, denominaciones y congregaciones” implementado por Gobernación en 2016, lo cual significó un duro golpe para el crecimiento de las iglesias evangélicas. Desde entonces no pueden traer con la misma libertad a pastores, evangelistas y voluntarios extranjeros para proyectos específicos.

El pastor Rafael Arista, ahora vicesuperintendente de las Asambleas de Dios, declaró a medios nicaragüenses en 2016, que la medida impediría el ingreso mensual de unos 200 misioneros a proyectos religiosos. Solo para un congreso de ese año, al Ministerio Evangelismo para las Naciones para Centroamérica y México le fue negada la entrada a más de 300 evangelistas por dicha disposición.

Ortega les quitó el presupuesto

Ese fue un punto de quiebre entre el régimen y los evangélicos, como se demuestra en la cancelación presupuestaria a las iglesias, que pasó de 950 mil córdobas en 2017 (unos USD31,000) a 100 mil en 2018 (USD3,125), el último año que recibieron subvenciones. De hecho, a partir de 2020 el presupuesto eliminó este rubro y dejó solo a las fundaciones.

Sin embargo, igual que con la Iglesia católica, el régimen también suspendió las asignaciones a fundaciones protestantes en 2020 y solo las reactivó en 2022, para financiar cuatro proyectos, uno de ellos por 200 mil córdobas (USD5,571) para la Asociación de Iglesias Estableciendo el Reino de Jesucristo (ETRJ) del pastor Sergio Martínez Tinoco, quien promovió la cancelación del Partido por la Restauración Democrática (PRD) en 2021.

Otra parte de 100 mil córdobas (USD2,785) fue para la Coordinadora Evangélica Iglesia y Sociedad (CEPRES), del pastor Miguel Casco, exdiputado del Frente Sandinista para la Liberación Nacional.

Iglesias evangélicas

El mecanismo para los misioneros establece desde entonces que la iglesia debe enviar una carta al Ministerio de Gobernación junto con un formulario con los detalles del invitado: nombre, edad, ocupación, nacionalidad, denominación religiosa, fecha y hora de ingreso, fecha y hora de salida, itinerario en Nicaragua, objetivo de su visita y otros detalles. Luego, requieren esperar siete días para que autoricen o rechacen la solicitud.

La normativa tiene un efecto directo sobre el financiamiento de las iglesias evangélicas, la mayoría pertenecientes a comunidades internacionales que aportan para el trabajo misionero, salarios, medios, centros educativos y obras sociales.

En abril pasado los pastores Debbie y Tom Guess fueron obligados a abordar un vuelo de regreso a Estados Unidos, aunque ya estaban en la sala de migración del aeropuerto internacional de Managua.

Ataques y amenazas

Entre las 1,248 ONG canceladas hay algunas de carácter protestantes. Un recuento de Expediente Público indica que existen, al menos, 21 en este grupo, destacando la Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli), que era parte de la Convención Bautista, pero también a razón de la Ley de Agentes Extranjeros se suspendieron las organizaciones caritativas Acción Médica Cristiana y Diakonia.

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En noviembre de 2021 se suspendió la licencia al Canal 21 Enlace, el único canal cristiano nacional, así como a Radio Nexo, administradas por Guillermo Osorno, candidato presidencial de Camino Cristiano Nicaragüense (CCN) y aliado del régimen, quien había criticado los resultados electorales. Actualmente, unas 70 frecuencias de radio son operadas por iglesias evangélicas en Nicaragua, según cálculos de las mismas denominaciones.

En 2020, el pastor Wilber Alberto Pérez, de Masaya, fue condenado a 12 años de prisión y a pagar 400 días multa por un supuesto delito de tráfico de drogas. El líder de la Congregación Iglesia de Dios Templo La Hermosa es familiar del preso político John Cerna Zúñiga.

Pérez promovió la campaña “Navidad sin presos políticos” y fue secuestrado por agentes de la Policía el 15 de diciembre de 2020 mientras paseaba con su familia en el Malecón de Managua.

La pandemia y los cultos

En el contexto de la pandemia los afiliados de la Alianza Evangélica de Nicaragua (AEN) se vieron obligados a reabrir los templos por temor a represalias, a pesar que habían muerto entre 44 y 66 pastores de sus congregaciones por la COVID-19, informó noticiacristiana.com. Sin embargo, los cultos virtuales y la pérdida de empleos significaron una disminución de las finanzas a las congregaciones, que se vieron también por eso presionadas para volver a la presencialidad.

En el primer aniversario de las protestas, en abril de 2019, 11 templos y 19 pastores y líderes fueron atacados por la policía y simpatizantes sandinistas, agregó el portal cristiano mencionado. Ese mismo año había 17 ministros evangélicos exiliados en Costa Rica por su apoyo a los manifestantes en 2018, solo de los departamentos de Carazo y Nueva Segovia.

El 19 de abril de 2018, las principales asociaciones evangélicas emitieron una inusual carta pastoral evangélica donde reconocían la estabilidad de los últimos años, condenaban la violencia “venga de donde venga”, llamaban al diálogo y reclamaban el derecho a movilización y deploraban la censura contra los medios de comunicación suspendidos de transmisión.

La masacre de una familia evangélica

Para el segundo diálogo de 2019, el Consejo Episcopal desistió de volver a ser testigo, y solo actuaron en este rol el nuncio Waldemar Sommertag y el cardenal Leopoldo Brenes. El régimen invitó a los pastores evangélicos, lo cual desató dudas entre la oposición y se interpretó como un intento de boicotear al cardenal Leopoldo Brenes.

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Uno de los crímenes más atroces del régimen fue la quema de seis miembros de una familia, incluyendo dos niños, al oriente de Managua, que se había negado a permitir francotiradores en el techo de su vivienda. 

El 16 de junio de 2018 las cámaras de un negocio captaron cuando civiles armados, leales al régimen de Ortega, acompañados de la Policía irrumpieron en el barrio Carlos Marx, de Managua, y quemaron vivos a cuatro adultos y dos niños, de cuatro meses y de 3 años. 

Tres personas que sobrevivieron saltaron del segundo piso de la casa para huir de las llamas. 

Estas personas eran conocidas miembros del Ministerio Apostólico Cristiano, cuyo pastor es Augusto Marenco, quien un año después recibiría un homenaje del parlamento sandinista.

En el cementerio, junto a oraciones, himnos y gritos que pedían justicia por la familia calcinada, se escuchó también: “eran evangélicos, no eran delincuentes”.

Iglesias evangélicas
Augusto Marenco fue uno de los pastores que recibió un reconocimiento del parlamento sandinista en septiembre de 2019. Quince meses después que miembros de su iglesia, fueran calcinados por paramilitares en el barrio Carlos Marx de Managua, en junio de 2018. Crédito: Presidencia de la República de Nicaragua.

Miedo y cautela 

En este momento, los de base y los pastores más prominentes tienen tanto miedo como cualquier otra persona en Nicaragua. Como institución no tienen la jerarquía que tiene la Iglesia católica, que tienen una línea de mando, cada pastor hace en su culto lo que quiere, indicó un sociólogo consultado por Expediente Público.

Sin personalidad jurídica no podrían hacer sus cultos. “El miedo tiene racionalidad, todos tienen miedo por alguna razón, y tienen derecho a tenerlo. Hay una gran cantidad de personalidades jurídicas que se han dado a las iglesias evangélicas, pero en general el discurso y el estilo de las iglesias evangélicas es funcional a este gobierno”.

El experto dice que esta funcionalidad se debe a que el poder de los evangélicos es que tienen base social, pero esa base social tiene miedo, mientras el poder de la Iglesia católica es un poder internacional. Además, los evangélicos tienen un énfasis paulino que dice que “Dios mandó a morir a su hijo (carta de Pablo a los Hebreos 2:9), poniendo al Padre como un asesino, pero Cristo fue asesinado por el poder religioso y político de su época”.

El sociólogo propone más allá de esa visión teológica tradicional, una lectura actual del mensaje de Jesús de Nazareth. Por ejemplo, cuando católicos y evangélicos discriminan a los grupos de la diversidad sexual, siguen una tradición de exclusión, pero no siguen al Jesús de los evangelios y su relación con las personas.

Cerrato: no dejaremos de predicar

Cerrato afirma que con la presión a las iglesias solo “ellos saben las intenciones de fondo, pero les guste a quien le guste o le disguste a quien le disguste, no dejaremos de predicar. Si esa fuera la intención (silenciar), no van a ganar con nosotros”.

En el Caribe, a pesar que el espionaje en las iglesias bajó desde hace dos años, muchos líderes han tenido que emigrar, sobre todo a Estados Unidos, pero no podría decir si es por razones políticas o económicas, dijo un pastor moravo.

La mayoría de la comunidad morava en Nicaragua se considera ancestral entre los misquitos. “En ningún momento aceptarían humillarse o aceptar condiciones del régimen que vayan en contra de la naturaleza de la iglesia”, dijo el pastor.

El religioso de origen misquito contó que fue a una capacitación donde se informó que el régimen está reformando algunas leyes sobre las iglesias, se plantea restringir a los pastores que no son bachilleres o no tengan título de Teología.

“El Gobierno otorga credenciales para ejercer, pero ahora sin un título no tendrá esa autorización. Eso no solo es a los moravos, sino, a todos los pastores de la región”, dijo.

El ministro religioso definió su situación: “La iglesia ha estado luchando sola todos estos años. No me siento bien, me siento incómodo, bajo presión, porque no podemos expresar libremente lo que queremos”.