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El largo camino de miles de nicaragüenses que llegan a Estados Unidos pidiendo asilo político 

De enero 2021 a enero 2022, la patrulla fronteriza de Estados Unidos reportó 98,554 detenciones de ciudadanos nicaragüenses en la frontera con México. El actual flujo de migrantes de Nicaragua es mucho mayor que cuando estuvo en guerra en la década de los ochenta. La guerra civil desplazó entre 1985 y 1989 hasta tierras estadounidenses a entre 150,000 y 200,000 nicaragüenses, según censos de la época. 

Ahora, solo en el año fiscal 2021, la patrulla fronteriza detectó a 50,109 nicaragüenses cruzando sin visa el límite con México. La cantidad incluso ha aumentado en el último trimestre del 2021 con 38,183, incluyendo 853 menores no acompañados, mientras en enero de 2022 ya suman 11,577 más, entre ellos 242 niños solos.  

Para comparar, el desaparecido Servicio de Inmigración y Naturalización recibió en el año fiscal 1989, un total de 35,431 aplicaciones nuevas de asilo y tenía 9,375 casos de deportación de personas de esta nacionalidad. Hasta ahora, era el año con las cifras históricas más altas de migración nicaragüense a Estados Unidos. 

Expediente Público visitó uno de los sectores de la extensa frontera entre Estados Unidos y México para conocer la situación de los nicaragüenses. El recorrido por Tijuana y San Diego mostró la penuria de miles que huyen de la represión y las consecuencias económicas del autoritarismo en su país de origen. 

La travesía narrada por los solicitantes de asilo y organizaciones civiles, cuentan un escenario de terror con resultados poco alentadores, ya que solo el 27% de los nicaragüenses reciben al final asilo político en Estados Unidos, menos que la media nacional que alcanza casi el 50% de casos de otras nacionalidades, explicó Astrid Montealegre, abogada de la Alianza de Derechos Humanos Nicaragua-Estados Unidos (Nahra, por sus siglas en inglés). 

En esta serie de reportajes Expediente Público aborda también desde la frontera México-Estados Unidos el mito del asilo seguro, la existencia de un mercado de negro del crimen organizado para traficar no solo con nicaragüenses, sino, con sus documentos, los riesgos del viaje, las recomendaciones de seguridad y las condiciones reales para recibir un asilo y no ser deportado.