Eric Olson

Eric Olson: destierro de opositores es síntoma de que sanciones están afectando al régimen de Ortega

*En entrevista con Expediente Público, Eric Olson, director de Políticas e Iniciativas Estratégicas de la Fundación Internacional de Seattle, criticó la falta de compromiso por los derechos humanos de países del triángulo norte de Centroamérica.

**Especialista afirmó que Daniel Ortega cree que Rusia o China lo salvarán, pero está demostrado que no será así.

***Al régimen de Ortega no le preocupa la crisis económica de Nicaragua, solo los problemas financieros que podrían tener las empresas de su familia.


Expediente Público

La excarcelación el pasado 9 de febrero de 222 presos políticos nicaragüenses que estuvieron detenidos ilegalmente hasta casi tres años en cárceles de Nicaragua y su destierro a Estados Unidos, es la primera señal de que las sanciones contra el régimen de Daniel Ortega y su esposa la vicepresidenta Rosario Murillo, surten efecto, afirmó Eric Olson, director de Políticas e Iniciativas Estratégicas de la Fundación Internacional de Seattle (SIF, por sus siglas en inglés). 

El 9 de febrero 222 presos políticos fueron liberados de diferentes cárceles de Nicaragua y desterrados a Estados Unidos, en una sorpresiva operación en la que Estados Unidos facilitó el traslado y seguridad de los nicaragüenses.

“Creo que les preocupa menos una crisis económica en general en su país que una crisis a sus propios intereses económicos. Si el país pasa por malos tiempos, pues se puede culpar a los gringos imperialistas, pero lo que no podrían afectar su propios intereses económicos”, indicó el experto en relaciones internacionales.

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“Siento que empiezan a pesar las sanciones de Estados Unidos en una manera importante”, agregó Olson.

Sanciones al oro

En particular, la orden Ejecutiva de la Casa Blanca de octubre 2022 restringió particularmente las operaciones de oro, y amplió el rango de las sanciones de la orden de 2018 de Donald Trump, haciendo más difícil las maniobras y el espacio para varios actores en Nicaragua, indicó.

Algunas personas del gobierno de Joseph Biden dijeron que el régimen de Ortega para evitar las sanciones de 2018 comenzó a organizarse diferente, por lo que el Departamento del Tesoro cerró algunas de esas posibilidades de evadir las restricciones impuestas, así que ampliaron la orden ejecutiva para hacerle más difícil el camino a los Ortega, detalló el experto.

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“Creo que puede ser que les empezó a afectar económicamente poner en riesgo sus inversiones. Así que especulo que las sanciones empezaron a realmente tener un peso más fuerte sobre Nicaragua, sobre el régimen y este buscaba de alguna manera algún alivio”, sostuvo Olson.

¿Pausa a las sanciones?

La excarcelación de la gran mayoría de expresos políticos es considerada una señal de negociación o posible acercamiento del régimen con Estados Unidos, pero Olson ve que en Centroamérica los gobiernos autoritarios sobreviven a las denuncias de Estados Unidos.

La administración de Biden no ha sido capaz ni ha tenido la voluntad de usar las medidas económicas que tienen para no provocar una crisis mayor y un éxodo de personas, pero Olson sugiere maneras de usar estas herramientas dirigidas contra personas específicas en el poder.

Eric Olson

Por otro lado, críticos de estos instrumentos de presión plantean que sanciones fuertes o embargos como en Cuba y Venezuela no han dado resultados y solo empeoran la situación de vida de las personas y ha resultado en una crisis interna.

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Precisamente, “me consta que están debatiendo esas cosas dentro del Gobierno de Estados Unidos. ¿Qué hacemos ahora en Nicaragua? ¿Ampliamos las acciones? ¿O en algunos casos retiramos algunas sanciones como un incentivo a que siga Ortega en este camino? Ese es el debate que existe hoy por hoy”, aseguró.

Metas específicas

“La conclusión de este Gobierno de Biden y de muchos de nosotros, que hemos estado tratando de entender el papel legítimo de las sanciones, es que las sanciones funcionan si la meta es muy específica y alcanzable”, dijo.

“Las sanciones dirigidas a Venezuela y Cuba eran casi de cambio de régimen y es muy difícil lograr eso, no veo muchas evidencias en el mundo de regímenes de sanciones que llega a un cambio de gobierno”, agregó.

El ejemplo más claro de esta tesis, fueron las sanciones en contra de Irán, no para un cambio de Gobierno, sino simplemente, para que llegaran a negociar el futuro de su proyecto de arma nuclear. “Sí se logró algo ahí, pero cuando las sanciones son tan amplias y las metas son tan amplias, es difícil que tenga resultado y mientras tanto, los más afectados son los pobres de esos países”, precisó.

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Destierro

Olson también consideró que la excarcelación de los 222 nicaragüenses se debe al costo político que representaban y buscaron una salida sin admitirlo. Para negarlo tomaron otras acciones bastante crudas, contra los prisioneros, los excarcelados y sus familias.

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“Creo que para Ortega ya había un costo altísimo por tener este grupo de prisioneros, un rechazo internacional significativo, un aislamiento que llevaba una carga fuerte. En ese sentido, especulo que también la salud de alguno de los prisioneros, era ya bastante grave, y pues ahí sería otro costo más, si llegara a morir alguien en su encarcelamiento, así que había ese peso de quitarse un problema grave e internacional”, consideró.

¿Oportunidad de negociación?

“No creo que por el momento haya o se espere una negociación con Ortega, desde el punto de vista de Washington, aunque dicen que esto es una oportunidad para empezar una especie de diálogo sobre el futuro de Nicaragua, pero no los represento ni hablo por ellos”, indicó.

“No vamos a aceptar un proceso sin estar claro las múltiples cosas que hay que solucionar, no solo el tema de los prisioneros. Su liberación es muy importante, pero la libertad de expresión, asociación y los ataques contra las ONG’s, son múltiples temas por delante que tocar para volver a la normalidad”, aseguró.

“Me gustaría pensar que los Ortega Murillo son personas lógicas y que ven la situación de que no los van a rescatar los coreanos del norte, pero sabemos que no lo son tanto y siguen pensando que Rusia, de alguna manera, les va a apoyar”, sostuvo el analista.

Tomando como ejemplo Venezuela, entiende que se trata de un Gobierno que acepta una situación económica intolerable que en un país democrático ya hubiera renuncia del presidente.

Sin lógica

“Confieso que no entiendo nada de lo que estaría pensando Ortega, uno pensaría que tomó esta decisión para encontrar alguna salida para entrar a algún diálogo, pero a la vez está desterrando a los prisioneros y los está atacando, no solo quitando su pasaporte, su ciudadanía, sino, hasta su identidad personal. Y luego también los ataques o las amenazas a los familiares, sumado lo del obispo, no logro entender la lógica”, indicó.

En el remanente de 38 presos políticos en Nicaragua, se encuentra el obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, quien por no aceptar el destierro fue enviado al sistema penitenciario central, en las afueras de Managua, después de varios meses en arresto domiciliar.

“Si la idea era abrir un espacio para una nueva relación, inmediatamente se cerró”, argumentó el entrevistado.

Retos para la oposición

Olson admitió que conocer sobre la liberación fue un momento muy emocional, sobre todo porque ha conocido personalmente a algunas de las personas que llegaron en el vuelo de los 222 desterrados como Félix Maradiaga, Juan Sebastián Chamorro y Violeta Granera.

Sin embargo, para la oposición y los excarcelados “siguen habiendo retos muy grandes, pero ahora es una nueva etapa. Hay cuestiones sobre su futuro, su familia, su bienestar y el futuro de Nicaragua, en el que todos seguimos preocupados”, manifestó.

“Estas personas tienen necesidades propias, para sanarse, reencontrarse, funcionar normalmente, la tortura deshumaniza mucho, han sufrido y tienen que reconstruirse, algunos quizá no quieren volver a la política, otros sí regresarán”, dijo.

“Las ONG que tratamos de ayudarlos en Estados Unidos hemos dicho que debemos tener paciencia, respetar sus necesidades y si ellos deciden reintegrarse y buscar la manera de tejer un movimiento de oposición, pues estamos dispuestos a apoyarlos, cada uno debe tomar una decisión. Por otro lado, algunos temen por sus familias en Nicaragua”, sostuvo.

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 “Entiendo lo difícil para la oposición a la interno de Nicaragua, aunque ahora que todo este liderazgo haya sido expulsado, quizá peco de optimista, pero  es una oportunidad para el exilio de organizarse, fortalecerse y llegar acuerdos mutuos”, afirmó.

Según Olson, la oposición a lo interno de Nicaragua cada vez está más vulnerada y debilitada, pero hay más oportunidad para unificar a la oposición exiliada, que pueden ser una voz más efectiva a nivel internacional, más amplia y que pueden ir unificando a las diferentes corrientes, para poder regresar y gobernar el país, “eso no va a pasar en pocos días, ni meses, ni años, pero hay que verlo como una oportunidad reconociendo la realidad del país”.

Silencio de vecinos

Olson calificó de decepcionante la posición de Centroamérica, que hasta ahora solo a través de Costa Rica ha tomado una posición o emitido una declaración sobre el destierro.

La solidaridad entre actores de poder regional “es más importante para ellos que los principios de derechos humanos, justicia, democracia, mi impresión es que los gobiernos de Centroamérica no se atreven a decir nada de Nicaragua para que no los critiquen a ellos”.

“Hemos visto esto en el Sistema de la Integración Centroamericana y el Banco Centroamericano de Integración Económica a unos y otros protegiéndose, pero lo más chocante es la falta de compromiso con los derechos humanos”, consideró Olson.

Confirma operación exprés

Por otro lado, a pesar del interés de la administración en Washington por revertir la ruta autoritaria en Nicaragua y la región, Olson reconoció que en los países de Centroamérica en particular, Guatemala y El Salvador, consideran que pueden resistir las presiones de Estados Unidos.

“Estados Unidos desde hace meses, sino años, había estado tocando a la puerta, pidiendo la liberación de los presos, pero francamente, en base a las conversaciones con personas de la Casa Blanca y el Departamento de Estado, les creo que fue en estos últimos días, no quiero decir en ese mismo día, fue muy precipitado, pues ellos se tuvieron que mover rápido”, afirmó.

Olson tenía programada una reunión con el grupo de trabajo de Nicaragua y personalidades del Departamento de Estado y se canceló la noche antes de la reunión que era el martes 7 de febrero, “me preguntaba que estaría pasando, pero no había ningún indicio. No tuve la menor indicación de antemano y les creo que fue una cuestión de días anteriores y no meses”.