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Juan Barahona: el sindicalista fiel del expresidente Manuel Zelaya

Expediente Público

Cuando en 2008 el expresidente Manuel Zelaya Rosales acercó al gobierno de Honduras hacia el chavismo, la mayoría de los dirigentes del movimiento popular le ofrendaron su lealtad. De todos, el más fiel resultó ser Juan Barahona, un antiguo sindicalista que pasó de las calles al Congreso Nacional, como diputado del Partido Libertad y Refundación (Libre).

Juan Barahona o simplemente “Juan” -como le llaman por su carácter campechano, casi rudimentario- proviene de un ambiente agreste del interior de la nación centroamericana. Originario de la aldea de Salalica, al sur del departamento de Francisco Morazán, este candidato que busca su reelección como parlamentario creció en una extensa familia, hijo de una campesina y de un herrero.

A inicios de la década de los setenta, Barahona se trasladó a Tegucigalpa, la capital, para estudiar en el Instituto Central Vicente Cáceres, donde formó parte del Frente de Acción Revolucionaria de la Secundaria de Honduras (FARSCH). Al egresar de la educación media, ingresó a trabajar en 1977 en el Instituto Nacional Agrario (INA), promoviendo la reforma agraria en el departamento de Choluteca.

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Luego de laborar en el sur del país y de estar preso cinco meses por razones políticas, Juan Barahona fue trasladado al municipio de Tocoa, en el departamento norteño de Colón, donde pasó la compleja década de los ochenta, formando parte del Sindicato del Instituto Nacional Agrario (SITRAINA), del cual posteriormente fue presidente durante seis años.

Desde el SITRAINA al Bloque Popular

En la década de los noventa el movimiento popular hondureño fue debilitado, facilitando la implementación del modelo neoliberal. Sin embargo, tras el paso del huracán Mitch en 1998 y de la expansión de las privatizaciones dentro del Estado hondureño, Juan Barahona y otros dirigentes fundaron en el año 2000 el Bloque Popular, una plataforma de organizaciones que planteó retomar la lucha social en las calles.

En 2001, Juan Barahona fue electo como presidente de la Federación Unitaria de los Trabajadores de Honduras (FUTH), coordinando 27 sindicatos a nivel nacional. A partir de ese año, este dirigente obtuvo el fuero sindical, una licencia del contrato colectivo del SITRAINA que le permite ausentarse de sus funciones laborales para dedicarse a la organización social, sin perder su goce de sueldo.

Entre 2003 y 2005, las organizaciones aglutinadas en el Bloque Popular se movilizaron en contra de las privatizaciones y de la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos. Estas acciones provocaron el hostigamiento del Estado hacia algunos dirigentes sociales, como ocurrió en el allanamiento de la policía a la casa de Juan Barahona en 2005, supuestamente en busca de armas.

En 2006, este candidato fue uno de los fundadores de la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular (CNRP), la cual en sus inicios fue crítica al gobierno de Manuel Zelaya Rosales (2006-2009), a quien Juan Barahona consideraba como un «terrateniente burgués», acusado de reprimir el movimiento magisterial en 2006.

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Del Bloque Popular a la Casa Presidencial

La percepción negativa del movimiento popular hacia Zelaya también provenía de su historia familiar, cuando en 1975 fueron encontrados los cuerpos de 14 líderes sociales asesinados en el departamento de Olancho, precisamente en la hacienda de Los Horcones, propiedad del padre de Manuel Zelaya.

Sin embargo, en apenas unos meses, la apreciación de Juan Barahona hacia el exmandatario cambió radicalmente.

«A mí me llamó la atención que él (Zelaya) empezó a hacer cosas que favorecían al pueblo, como la adhesión al ALBA (la alianza de países promovida por el entonces presidente venezolano Hugo Chávez), la reducción en el costo de los combustibles y el aumento del salario mínimo», explica Barahona, quien también argumentó que apoyó a Zelaya, porque el expresidente había bajado un «poco» la represión en contra de las movilizaciones sociales.

El Bloque Popular respaldó la repentina «mutación ideológica» de Zelaya, quien pasó de meter a toda su familia (en una delegación de 33 personas) en una visita oficial al entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush en la Casa Blanca en 2007, a recibir en 2008 a Hugo Chávez en Tegucigalpa, para decir «de mi dicen que soy de centro izquierda, quiten lo de centro, dejen lo de izquierda, no más».

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“Chávez vino dos veces al país y eso también fue positivo, levantó el movimiento social. Cuando vino, Mel hizo una acción que nunca se había realizado, ordenó que el movimiento social en la capital, encabezado por el Bloque Popular, entráramos a la Fuerza Aérea a recibir a Chávez”, recuerda Barahona, sin ocultar su subordinación con Zelaya antes del golpe de Estado de 2009.

Al igual que las organizaciones dirigidas por Barahona, la mayoría de las agrupaciones campesinas, obreras y de defensores de derechos humanos, se ofrecieron como activistas o escoltas del presidente Zelaya y de su proyecto de la Cuarta Urna (un plebiscito para convocar a una Asamblea Nacional Constituyente).

La adhesión tácita al Gobierno significó un debilitamiento de la independencia del sector social, quien pasó a recibir las órdenes de un mandatario que había perdido sus aliados que le permitieron llegar al poder en 2006, en un triunfo que él mismo aceptó haber ganado de forma fraudulenta.

De la Resistencia a Libre

Como consecuencia del golpe de Estado de 2009, dirigentes como Juan Barahona adquirieron por primera vez una proyección nacional al fundar el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), donde él fungió como subcoordinador, por debajo del expresidente defenestrado.

“Mel Zelaya dio instrucciones de que no hiciéramos un movimiento armado, había mucha presión para eso, pero siguiendo sus instrucciones eso no se dio, fue lo mejor porque ahora no existiría Libre”, comentó este diputado, al recordar la conflictividad social desatada a raíz del golpe de Estado.

Como parte de las negociaciones impulsadas por la Organización de Estados Americanos (OEA), Juan Barahona formó parte del «Diálogo Guaymuras», donde desde Costa Rica se pretendió dar una salida al conflicto político en Honduras. Sin embargo, este sindicalista se retiró del diálogo.

En 2011 se fundó el Partido Libre, donde se eligió a Juan Barahona como subcoordinador. Dos años más tarde, este candidato fue inscrito como uno de los tres designados presidenciales en la primera candidatura de Xiomara Castro (esposa de Manuel Zelaya), quien perdió los comicios del 2013 frente al actual mandatario Juan Orlando Hernández (2014-2022).

En las elecciones de 2017 Juan Barahona fue electo diputado de Libre, en unas elecciones donde su partido tuvo como candidato presidencial a Salvador Nasralla, un popular presentador de televisión, también conocido por profesar su admiración hacia el exdictador chileno Augusto Pinochet. Sin embargo, Barahona consideró a Nasralla como un «buen candidato».

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De Libre al Congreso Nacional

Como congresista, Barahona ha propuesto un par de iniciativas, la primera conocida  como la Ley Tránsfuga, con la cual pretendía evitar la deserción de los congresistas en los partidos políticos. Mientras en 2020 propuso verificar el cumplimiento de los derechos laborales en las empresas privadas de aseo y vigilancia.

Su paso como parlamentario probablemente será más recordado por ofrecer sus disculpas públicas a la exdiputada Lena Gutiérrez, acusada por supuestos delitos de estafa en contra del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS). Querellado por injurias y calumnias, Barahona se presentó a los juzgados para disculparse con Gutiérrez por haberla llamado «corrupta».

A pesar de no destacar por su rendimiento legislativo, Barahona se presentará en las próximas elecciones generales del 28 de noviembre de 2021. De acuerdo con los comicios primarios e internos del pasado marzo, él es el segundo candidato a diputado de Libre más popular del departamento de Francisco Morazán, por debajo de Jorge Cálix, a quien Barahona achaca de no tener carisma.

Desconfianza

Para las elecciones primarias del pasado 14 de marzo, este antiguo militante del Partido Comunista hondureño, aconsejó a los demás precandidatos de Libre a estar atentos para cuidar sus votos, porque sus propios compañeros podían alterar las actas, «aquí la desconfianza es de todos; el que se descuide se la ponen y le inflan la urna. Hay que estar ojo al cristo; dormir con un ojo cerrado y otro abierto como conejo», comentó.

Para las elecciones generales de noviembre, Barahona también propuso que su partido pactara una alianza con el candidato liberal Yani Rosenthal. Sobre los antecedentes criminales de Rosenthal, sentenciado a tres años de prisión en Estados Unidos por el delito de lavado de activos, Barahona opinó que estos no eran un obstáculo para una posible alianza, «porque él (Yani Rosenthal) ya estaba libre y ya había cumplido su pena».

En respuesta a la propuesta de Barahona, la otra diputada de Libre, María Luisa Borjas, escribió en sus redes sociales: «no se equivoque don Juan Barahona (empleado vitalicio del INA), el pueblo, pero sobre todo las bases de Libre tienen la suficiente integridad y dignidad para rechazar la alianza con un exconvicto, confeso de haber cometido ilícitos».

Sobre las declaraciones vertidas por Leonel Rivera, excapo de la banda de narcotraficantes Los Cachiros, quien dijo haber sobornado a Manuel Zelaya en 2006 a cambio de su seguridad, Juan Barahona comentó que él no tiene por qué dudar de su líder, «Mel nos informó que no ha recibido soborno», argumentó.

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Cuatro años más de fidelidad

Juan Barahona se define orgullosamente como un Xiomarista. A su criterio, solamente la esposa del expresidente Zelaya «tiene la fuerza, la confianza y la credibilidad en Libre para hacer frente al candidato nacionalista». Aunque Barahona tampoco esconde su criterio de que el candidato más indicado de Libre sería el propio Manuel Zelaya Rosales.

Barahona parece ser de los pocos diputados de Libre que consideran su partido de izquierda, según sus palabras, con la pareja Zelaya «avanzan hacia un cambio del modelo capitalista» en Honduras. Uno de sus principales referentes ideológicos es el gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua, donde según su opinión, «existe un proceso revolucionario en beneficio de su pueblo»

Edmundo Orellana, un reconocido abogado y exministro de Defensa de Zelaya, difiere de Barahona, «los partidos que posibilitaron el golpe saben que Mel no es un izquierdista, que en Libre no prevalece la izquierda, porque saben que quien domina el partido son los políticos tradicionales que llegaron del Partido Liberal».

Cuando le consultaron a Orellana sobre la influencia ideológica que podría tener Juan Barahona adentro de Libre, este docente universitario desestimó su incidencia, calificándolo como «un empleado público nomás».

Como político partidista, el «compa Juan» mantiene su uniforme de dirigente social, siempre portando una gorra con una estrella roja. Sin embargo, ya no tiene más la capacidad de convocar a las calles a las bases populares. Ahora su apuesta es movilizar a los electores a las urnas, a quienes intenta convencer con un discurso más lleno de viejas insignias que de propuestas legislativas.