El estudio compara al presidente Nayib Bukele con Hugo Chávez, que ha demostrado que la democracia llega hasta donde le funciona para conservar el poder.

Latinobarómetro 2021 compara a Bukele con Hugo Chávez y describe a El Salvador como una autocracia populista

*El estudio compara al presidente Nayib Bukele con el desaparecido mandatario de Venezuela, Hugo Chávez, porque ha demostrado que la democracia llega hasta donde le funciona para conservar el poder.

**Pese a todo, una gran parte de salvadoreños mantienen un alto apoyo al gobierno de Bukele.


Expediente Público

El Latinobarómetro basa en el estudio en una encuesta que incluye a 1,000 ciudadanos en diversos municipios rurales y urbanos. Esta ronda de entrevistas fue realizada entre octubre y diciembre de 2020, con un margen de error del 3%.

Los datos permiten tomar el pulso de las percepciones, actitudes y demografía en dieciocho países de la región latinoamericana “después de la primera ola de la pandemia, en los albores de la llegada de la segunda ola y con la promesa de la llegada de la vacuna.

“El caso de El Salvador tiene que ser señalado, ya que tras registrar un importante deterioro del apoyo a la democracia desde 2009, que cayó del 69% al 28% en 2018, se observa una recuperación de 18 puntos porcentuales en 2020 con 46%”, dice el informe.

En 2019 fue elegido presidente el empresario Nayib Bukele, que arrasó en primera vuelta con un partido distinto de los dos tradicionales que habían gobernado durante 30 años.

“El aumento de apoyo a la democracia en El Salvador se debe a esta nueva administración, a pesar de las crisis políticas que han tenido lugar en este gobierno por el choque entre poderes del Estado y el abuso de poder del presidente sobre los poderes independientes del Estado en el primer trimestre de 2020”, explica el informe.

Según el Latinobarómetro “la democracia salvadoreña estuvo en jaque cuando el presidente irrumpió en el parlamento y se sentó en el sillón que la preside, acompañado de fuerzas militares, con el objeto de forzar al poder legislativo que le diera los fondos que requería para sus reformas”.

“Bukele ha demostrado que la democracia llega hasta donde le funciona para lo que él necesita. Y cuándo esta no hace lo que el necesita, se impone por la fuerza. El Salvador es un candidato serio a transformarse en una autocracia populista, con altos niveles de apoyo del pueblo. Algo parecido a las características iniciales de Hugo Chávez”, describe el informe.

Elevada aprobación al presidente

Sin embargo, el presidente Bukele, por primera vez evaluado en el Latinobarómetro, recibió una elevada aprobación de sus ciudadanos, de 87.4% al momento de la encuesta, hace casi un año.

“Para El Salvador, la alta aprobación de Bukele que se basa en la instalación de sus políticas supera con creces la luna de miel”, señala el informe.

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El Latinobarómetro arrojó que en El Salvador se tiene un 71% de confianza en su gobierno y un 80% en el presidente.

“Este es el país de la región con la más alta confianza en el ejecutivo, algo paradojal dadas las transgresiones democráticas que ha sufrido”, se concluye.

Marta Lagos, directora Ejecutiva del Latinobarómetro, detalla en entrevista con Expediente Público que el caso salvadoreño se explica por el fracaso de los gobiernos anteriores y que la población busca a un líder populista como Bukele, como un atajo para salir de su crisis.

“Yo creo que los países llegan a un punto en que cuando los gobiernos han fracasado, uno tras otro, en responder a las demandas de la gente, y llega una persona con carisma, con discurso, con una propuesta coherente y dice yo vengo a resolver los problemas porque todos los señores anteriores no han podido hacerlo, hay dos elementos que hacen comprender esta elección de la gente”, señala Lagos en declaraciones a Expediente Público.

Lagos explica que todos los países de América han crecido en los últimos 30 años y si bien ha crecido la injusta distribución de la riqueza, ahora hay más riqueza en todos los países, por lo tanto, hay quienes se han beneficiado de ese desarrollo económico y otros que no.

“Los que no se han beneficiado de ese desarrollo económico están muy apurados en llegar a la boca del túnel. Y muchas veces, esas apuestas (como la de Bukele) son vistas como un atajo para llegar a la boca del túnel, entonces se eligen y en este caso eligieron a Bukele en primera vuelta, se eligen estos personeros porque son distintos a los de siempre y prometen cosas que los otros no se atreven a prometer”, agrega Lagos.

El apoyo a Bukele, explica Lagos, “se mantiene porque un pueblo que tiene tremendas necesidades se aferra a ese mástil hasta que queda absolutamente claro que ese mástil no puede dar lo que tiene que dar”.

“Nadie va a abandonar un día esa apuesta, pero eventualmente si esa apuesta no entrega sus beneficios, la van a ir abandonando poco a poco, eso es lo que va a pasar, eso es lo que pasa con los populismos y las autocracias. Así como lo pusieron, así también lo van a sacar si es que el presidente Bukele no responde a las demandas de la gente. Él ha hecho un par de cosas que dijo que iba a hacer y con eso confirma su voluntad de querer cumplir, la pregunta es si puede hacer las graves, las que son duras, las que son difíciles de hacer”, advierte la directora Ejecutiva del Latinobarómetro.

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Una autocracia populista

El informe citado ejemplifica el caso de El Salvador y su presidente Bukele como una “autocracia populista”.

“Democráticamente elegido en primera vuelta, con un partido nuevo, es un candidato perfecto para una autocracia populista, con un 63% de los salvadoreños a favor de una solución ‘no democrática’, pero no por una militar (34% en la pregunta anterior). La diferencia es sustantiva, entre el rechazo al militarismo, y la blandura frente a las trasgresiones a la democracia”, explica el reporte.

Irónicamente, El Salvador aparece entre los países con más satisfacción con su democracia (46%), solo superado por Uruguay (68%).

La peculiaridad del caso salvadoreño es tal que aparece entre los diez países donde la mayoría de la población (54%) no es democrática, es decir no apoya a la democracia como forma de gobierno, lo que representa una debilidad para la defensa de este régimen por parte de los demócratas.

“Esta condición no se observa por primera vez, sino que ha estado presente desde que se miden los indicadores, de tal manera que no es motivo de alarma para el lector que los ve por primera vez. Así han subsistido, flotado, las democracias latinoamericanas este último cuarto de siglo desde que las medimos. Es importante reconocer este estado en que están para poder contextualizar algunos análisis alarmistas que creen que se derrumban. No, las democracias latinoamericanas aquí descritas han aprendido a sobrevivir en este interregno entre el apoyo y el rechazo”, explica el Latinobarómetro.

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Es también significativo que el 12.7% de los salvadoreños, no entienden que es democracia.

“Este hallazgo es relevante pues permite reconsiderar integralmente las recientes movilizaciones prodemocracia. El concepto y la demanda en favor de la democracia parecen ser abstractas para un número importante de estas poblaciones”, dice el informe.

Otro hallazgo es el 60% de los salvadoreños reportan elevados niveles de desinterés en la política. En gobiernos populistas como El Salvador el 50% opina que se gobierna para la mayoría.

Democracia sin reconocimiento ciudadano

Para la abogada salvadoreña Ruth López, jefa de la Unidad Anticorrupción de la organización de Derechos Humanos, Cristosal, en El Salvador la alternancia de 2009, cuando la derechista ARENA perdió el poder tras 20 años en el gobierno y fue relevada por el izquierdista FMLN, no conllevó el reconocimiento ciudadano del valor de la democracia.

“Por el contrario, en nueve años disminuyó del 69% al 28% y no fue sino hasta 2020, después de la última elección presidencial, que subió hasta 46%, aun cuando el presidente Bukele ha vulnerado el Estado Derecho y la separación de poderes, presupuesto necesario de una democracia”, advierte López a Expediente Público.

La abogada explica que al 24% de los salvadoreños les da lo mismo un régimen democrático que uno no democrático, mientras que el 14 por ciento considera que es preferible un gobierno autoritario que uno democrático.

“En ambos casos el promedio salvadoreño es mayor que la media de América Latina”, señala.

López, una férrea crítica de la administración Bukele, sostiene que bajo los indicadores del Latinobarómetro “pareciera que puede afirmarse que la población salvadoreña está lista para ser gobernada por un régimen autoritario sin ofrecer resistencia”, pero cree que “estos indicadores pudieron haber cambiado de 2020 a 2021 cuando se ha recrudecido la naturaleza autocrática del gobierno, y la población tuvo la oportunidad de empezar a apreciar los efectos de la pérdida de la democracia en El Salvador”.

“Yo me niego a aceptar que entraremos al matadero sin hacer nada”, subraya López.

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Control a medios

Uno de los hallazgos más relevantes del estudio es que el 69% de los salvadoreños han llegado al extremo de ver positivo que el presidente controle los medios de comunicación “en caso de dificultades”. El Latinobarómetro no define “dificultades”.

Bukele ha declarado públicamente como sus enemigos a los cuatro periódicos impresos del país: El Diario de Hoy, La Prensa Gráfica, El Mundo y el Colatino; además tiene por adversario a los medios digitales El Faro, Gato Encerrado y Factum.

Frecuentemente el mandatario emprende ataques verbales y en redes sociales contra medios y periodistas y exige temas de su conveniencia en las portadas de los periódicos o en los titulares de los medios electrónicos. Sus funcionarios y diputados también hacen eco de esos ataques.

En los últimos meses, varios decretos impulsados por diputados del partido oficialista, Nuevas Ideas, han eliminado exenciones tributarias a los periódicos y han aprobado otros decretos para perjudicar los ingresos de los medios impresos.

Para la Directora Ejecutiva del Latinobarómetro, Marta Lagos, lo que sucede en El Salvador es “un clásico” de los presidentes latinoamericanos autoritarios: culpar a los medios de comunicación de los problemas sociales.

“Los medios de comunicación son vistos como muy poderosos y la gente está en contra del poder. La actitud generalizada de la región es denme poder a mí, abajo los que tienen que poder, entonces ven a los medios como parte del poder establecido, entonces la gente ve que hay que controlarlos, hay una lógica de ‘luchemos contra el poder’ que está detrás del control de los medios”, explica Lagos.

Según Lagos, “cuando un presidente latinoamericano vienen a controlar y censurar los medios de comunicación, se encuentra con gente que dice por qué no, si el presidente no puede hacer su trabajo porque los medios se lo impiden, entonces que cierren los medios”.

Solo un 48% de los encuestados cree que la libertad de expresión está garantizada en El Salvador.

Para Ruth López es preocupante que “esa posición de apoyo a la autocracia se incrementa al 66% cuando se les consulta a los salvadoreños sobre su apoyo a que el presidente controle los medios de comunicación” y recuerda que “es el país con un mayor porcentaje de respaldo a esta posición en América Latina”.