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Nicaragua: del muro de contención al trampolín de los cubanos 

*Un avión con cien pasajeros de Cuba a Nicaragua representa al menos 300 mil dólares en pasajes e impuestos recaudados por las líneas aéreas, agencias de viajes y aeropuertos. En un día pueden llegar a Managua entre cinco y diez vuelos directos o conexiones desde diferentes partes de la Isla.  


Expediente Público 

El libre visado a cubanos otorgado por el Gobierno de Nicaragua se convirtió rápidamente en un negocio que genera ventas diarias mínimas de 1.5 millones de dólares a líneas aéreas, aeropuertos y agencias de viajes, afirmó a Expediente Público el sociólogo Leduan Ramírez. 

Ramírez explica que el precio mínimo de un pasaje a Nicaragua desde Cuba es de 3,000 dólares y en la mayoría de vuelos directos o de conexión pueden llegar como mínimo cien personas de la isla antillana. Al menos cinco aeronaves al día dejan pasajeros cubanos en Managua y no en pocas ocasiones estas regresan vacías, según un monitoreo de vuelos realizado por Expediente Público entre el 31 de marzo y el 8 de abril. 

El movimiento económico derivado de la venta de boletos de Cuba a Nicaragua puede ser mucho mayor a lo estimado por el experto si se toma en cuenta que los pasajes llegan a ser cotizados en 3,800 dólares, algunas aerolíneas tienen aviones con capacidad de hasta 218 pasajeros y en ocasiones hay hasta 10 vuelos diarios con conexiones a Managua desde diferentes partes de la Isla, según datos del Aeropuerto Internacional Augusto C. Sandino. 

Ramírez ha conocido de voz de compatriotas que, por lo general, los cubanos no pasan ni un día en suelo nicaragüense cuando deciden emprender la ruta hacia Estados Unidos, auxiliados por redes locales y extranjeras de tráfico de personas. 

No hay datos exactos de la entrada de cubanos. El Instituto de Turismo de Nicaragua (Intur) no brinda cifras de ingresos de turistas desde 2020 y la Empresa Administradora de Aeropuertos Internacionales (EAAI) tampoco da reportes de pasajeros desde junio 2019. 

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Requisitos violatorios a las políticas de privacidad y la gestión burocrática de la documentación de las pruebas PCR para el covid-19 ha impedido el retorno a Nicaragua de empresas de bandera estadounidense. 

Desde que Nicaragua liberó el requisito de visado a los cubanos el 22 de noviembre de 2021, el régimen logró reactivar el aeropuerto internacional de Managua, que estaba prácticamente paralizado por la pandemia. 

El hijo del presidente, Laureano Ortega Murillo, sancionado por la comunidad internacional por corrupción, es miembro de la junta directiva del aeropuerto internacional de Managua, donde a diario llegan vuelos con cientos de cubanos. 

Flujo de migrantes aumenta 

Desde que Nicaragua anunció el libre visado, el número de “encuentros” de cubanos en la frontera sur de Estados Unidos aumentó paulatinamente. En noviembre de 2021, la patrulla fronteriza detectó a 6,606 ciudadanos de Cuba en la frontera sur, en diciembre fueron 7,983, en enero de 2022 llegaron 9,720 y en febrero 16,550, es decir, más de 40 mil personas en cuatro meses.  

A pesar de que el último reporte mensual no está disponible, la Oficina de Aduanas y Control Fronterizo adelantó que solo el 28 de marzo fueron detenidos 1,500 ciudadanos cubanos, una cifra récord. 

Solo dos líneas aéreas ofrecen conexiones directas La Habana-Managua, la venezolana Conviasa con un Embraer 190 con capacidad de cien pasajeros y Aruba Airlines con un Airbus 320 con capacidad de 180 pasajeros, pero no lo hacen a diario, según el monitoreo de Expediente Público y el portal FlyAware.  

La demanda de vuelos de Cuba a Managua es tan alta que agencias de viajes se involucraron contratando vuelos chárter, sobre todo porque Copa tenía varios vuelos diarios entre Cuba y Panamá, pero fue afectada desde el 8 de marzo por la imposición de visa de tránsito a los cubanos. Sus vuelos también están suspendidos porque el régimen de la Isla quitó el aval a la aerolínea, pero la reanudación de los vuelos se gestiona, explicó un agente de viajes de la aerolínea. 

La flota de Copa cuenta con 13 aviones Boeing 737 Max 9 con capacidad para 150 pasajeros, y 26 Boeing 737-800 con capacidad de 144 personas en la cabina principal. 

Copa continúa ofreciendo a los cubanos boletos mientras espera retornar vuelos. Tomando como ejemplo la fecha del 17 de junio en el portal de reservaciones, hay 5 vuelos desde La Habana a Panamá, con tres conexiones a Managua. 

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El negocio de los vuelos chárter 

Agencias de viajes radicadas en Estados Unidos, México, España y Cuba abrieron nuevas rutas desde febrero contratando vuelos privados desde diferentes ciudades de la Isla, las más importantes son las conexiones con las aerolíneas mexicanas Viva y Magni, que operan en Cancún. 

Aprovechando que los cubanos no requieren visa de tránsito en México, vuelan desde diferentes ciudades de la Isla a la península de Yucatán solo para conectar con Managua, incluso con tres vuelos diarios. 

Datos del Instituto Nacional de Migración de México (INM) indican que 10,675 personas con nacionalidad cubana ingresaron vía aérea a Cancún en enero y febrero de 2022, pero no determina cuántos salieron en tránsito hacia Nicaragua. Irónicamente, en la ruta migratoria estos cubanos vuelven a México de manera irregular en su ruta a Estados Unidos. 

Expediente Público se comunicó con la agencia de Magni Charters en Cancún para pedir información de vuelos a Managua, que se hacen con un Boeing 737-300 con capacidad para 140 pasajeros, y explicaron que los viajes son organizados por la agencia Enjoy Travels, radicada en España y con una de sus sucursales en Cuba. Se solicitó información a la agencia, pero esta no respondió. 

Otras turoperadoras abrieron rutas con las aerolíneas Sky High y Air Century, radicadas en República Dominicana, quienes trasladan pasajeros desde Cuba a Managua con conexiones en Santo Domingo y Kingston, Jamaica. El primero con un Embraer 145 con capacidad para cien pasajeros y el segundo con un Airbus 321 con 218 asientos y un Canadair Jet CRJ 200 de 44 pasajeros. 

 
 
 
 
 

La oleada de cubanos en tránsito con Sky High y Air Century no pasó desapercibida para las autoridades de República Dominicana que también empezaron a pedir visa de tránsito a los cubanos desde el 31 de marzo, tal como lo hizo Costa Rica el 21 de febrero. El mismo gobierno de Venezuela, aliado ideológico de Cuba, pide también visa de tránsito a los cubanos desde 1999. 

“Air Century no opera de manera regular Cuba-Nicaragua. Solo ofrecemos el servicio de jets privados en las rutas que no operamos de manera regular. Puede comunicarse con cualquier agencia de viajes para ver si ellos venden espacios. Puede intentar con varias: Viajes Alkasa, Shago Tours, cualquier agencia de Cuba, etc”, respondió la línea aérea dominicana a una consulta de Expediente Público. 

Los vuelos están a la venta en las redes sociales, con anuncios que ofrecen hasta por 3,800 dólares el boleto de Cuba a Nicaragua. Expediente Público consultó con la agencia DimeCuba que ofrece pasajes con Viva por 3,800 dólares, pero con disponibilidad hasta mayo. 

Desde La Habana hay una conexión con la empresa colombiana Wingo hasta Bogotá; y con Avianca, vía Panamá o El Salvador, a Managua. Expediente Público contactó a uno de los múltiples anuncios en las redes sociales que ofrecen vuelos, una empresa identificada como Safe Flight de Nueva York, la cual tiene esta ruta saliendo el 23 de abril, por 2,400 dólares. Aunque se explicó a la agente que se requiere visa de tránsito para Colombia, ella respondió que ellos se encargan de esos trámites. Colombia anunció que no emitirá en los próximos meses más visas de tránsito hasta evacuar las solicitudes que llegaron antes del 11 de febrero.  

Según la agente Celeste Pérez los documentos llegan por correo electrónico y se paga hasta que se entregan los boletos. 

Contexto de migración 

Ramírez señaló múltiples factores para esta nueva oleada de cubanos. En primer lugar, la aguda crisis económica motiva a los cubanos a salir; el régimen ha perdido aliados internacionales; depende extremadamente de mercados como el ruso, boliviano, venezolano o ecuatoriano, que ya no están en capacidad de proveer a La Habana; además, de tener una economía de baja productividad. 

Otros factores que suman al éxodo cubano son la represión, la pandemia del covid-19 que mostró la pérdida de calidad de algunos estandartes de la revolución cubana, como el sistema de salud, educación y seguridad social. 

La manifestación del 11 de julio de 2021 evidenció no solo cambios en la sociedad cubana, dijo Ramírez. A diferencia de los acontecimientos migratorios masivos del pasado, esta vez el régimen no tenía un lugar de destino para otra oleada de inconformidad, con disposición de recibir migrantes, por lo que recurrió a Nicaragua. 

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Lo interesante es que Daniel Ortega esperó hasta el simulacro electoral del 6 de noviembre para otorgar el libre visado a los cubanos. 

“La migración se usa para sacar a la población que puede poner en jaque al gobierno de la Isla, son jóvenes sin hijos, casi siempre con destino a Estados Unidos; y el segundo objetivo es presionar a Washington”, precisó. 

Ramírez supone que el gobierno de Miguel Díaz Canel apostaba a que la elección de Biden suponía un restablecimiento de las relaciones de Estados Unidos con la Isla, ya que había sido el vicepresidente de Barack Obama que mostró mucha apertura y levantó una serie de sanciones, e incluso acabó con la política de “pies secos, pies mojados”, que garantizaba asilo a los cubanos, esto a petición de las autoridades comunistas. 

“Eso no sucedió por la cantidad de manifestaciones y olas represivas contra la disidencia, no solo del 11J, sino, del movimiento San Isidro”, advirtió. 

Acuerdo de dictaduras 

En 2015 el Ejército de Nicaragua cerró la frontera a los cubanos, una posición radicalmente opuesta a lo que hoy es política oficial, eso tiene que ver con el control de la migración, advirtió Ramírez. 

Hace seis años, “la mayoría de migrantes venían de otros países, médicos que venían de Brasil o cubanos que llegaban desde Ecuador”, recordó el académico. El rechazo de Nicaragua al paso de los cubanos requirió un puente aéreo entre Costa Rica y otras naciones. 

En 2015 Nicaragua buscó cómo presionar a Costa Rica, y Cuba contenía la pérdida de personal de las misiones cubanas en Sudamérica, sugiriendo que la deserción no valía la pena porque serían rechazados en su tránsito por Centroamérica. 

Lo que sucede ahora, es que Nicaragua tiene el control de a quienes permite entrar y salir, como el caso de los periodistas Héctor Valdés y Esteban Rodríguez, que llegaron a El Salvador a inicios de enero y no pudieron volar a Managua para hacer tránsito de regreso a Cuba. 

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El régimen cubano también ha prohibido incluso el reingreso de opositores, el 16 de febrero la activista Anamely Ramos no pudo volver a Cuba después de visitar Estados Unidos con una visa de turismo y se quedó varada en el aeropuerto de Miami. La periodista Karla Pérez vivió lo mismo en Tocumen y ahora está refugiada en Costa Rica. Nicaragua ha negado también la entrada a cubanos opositores. 

La migración y el exilio masivo en Cuba, Venezuela y Nicaragua responde a las mismas características, señala Ramírez, un gobierno dictatorial, represión y limitación de derechos humanos, descenso del nivel de vida, coerción de cualquier forma disidente o de oposición. 

“Si pudiéramos encontrar una diferencia, sería la política de Estados Unidos, que para el caso de los cubanos es especial, no ocurre lo mismo para venezolanos y nicaragüenses”, por otra parte, estos últimos pueden migrar por tierra, mencionó Ramírez. 

Migración, remesas y negocios 

Lo que hacen estos regímenes es exportar la fuerza disidente, los migrantes son por lo general jóvenes, que a la vez garantizan nuevas entradas de divisas por medio de las remesas. Además, los gobiernos usan la migración como arma política contra los Estados Unidos. 

La migración es un negocio redondo para los gobiernos autoritarios, para el régimen de La Habana como para Caracas lo ha sido, y al que ahora se suma Managua, igual que las aerolíneas que ven una entrada nada despreciable, sintetizó Ramírez. 

“Se da un acuerdo entre Cuba y Nicaragua que responden a lo mismo, un mecanismo para exportar cualquier fuerza de oposición, una válvula de escape, es un negocio del cual no rinden cuenta y con el cual presionan a la vez a Estados Unidos”, resumió. 

Por otra parte, los gobiernos controlan la migración para convertirla en una fuente de remesas en un momento que “como dictaduras se sienten amenazadas por el bloqueo y las sanciones”. 

Ramírez dijo que el mecanismo de presión funciona “cuando el cubano sale de la Isla y toda la responsabilidad cae sobre las naciones de tránsito y destino, Cuba se desentiende”. 

Un ejemplo, es la visita del presidente mexicano Andrés López a La Habana y naciones de Centroamérica en mayo, su primera gira internacional, donde uno de los temas es el migratorio. 

“El destino principal de la migración que llega a Nicaragua es Estados Unidos, si eres el país de destino final y cierras la frontera e impones restricciones vas a terminar el tráfico desatado entre La Habana y Managua”, consideró. 

Si el presidente Joe Biden recrudece su política migratoria “pone demasiada presión al interior de países como Cuba y Nicaragua, la pregunta es qué sucede con aquella persona que no tiene nada que perder, más allá de la vida o su libertad, porque no tiene comida, derechos y vendieron su casa, qué pasa con esa persona, qué pasa cuando la olla de presión que estás calentando no tiene donde sacar el vapor, qué pasa en una sociedad donde se vive a base de palo”, advirtió. 

Otros escenarios que podrían detener la migración, señalados por Ramírez, son los cierres de fronteras de tránsito como la de Nicaragua, la flexibilización del régimen cubano o una implosión del sistema cubano por medio de protestas.