Migración incontenible en las fronteras de Nicaragua

Régimen de Daniel Ortega hace millonario negocio con migración

*Migrantes que pasan por Nicaragua denunciaron a Expediente Público que deben pagar 150 dólares por salvoconducto además de otras “coimas” que cobran los policías.

**Más de 2,4 millones de encuentros se reportaron en la frontera México y EE.UU. en el año fiscal 2022-2023.

***Por Nicaragua pasan latinoamericanos, pero también árabes, africanos y chinos.


Expediente Público

Miles de nicaragüenses cruzan semanalmente la frontera que dividen Nicaragua con Costa Rica por las trochas o puntos ciegos, porque no tienen visa o permiso de trabajo. Ahí se encuentran con migrantes de diversas nacionalidades que van rumbo a Estados Unidos y que pagan coimas a las autoridades nicaragüenses para pasar la frontera.

En esta época dichas veredas son frecuentadas por trabajadores temporales nicaragüenses que llegan a la recolección de café y naranjas.

Una de las trochas más conocidas es Los Naranjales, un camino cubierto de fango casi todo el año, por lo cual, los locales aprovechan para rentar botas de hule a dos mil colones (3.80 USD) o servir de “mochileros” cargando los bolsos a cada migrante en esta parte del trayecto.

Pero esta zona fronteriza también es un punto ciego para migrantes cubanos que llegan en las decenas de vuelos a Managua y no solo emprenden el viaje a Estados Unidos, sino también, buscan refugio en Costa Rica.

Desde mayo de 2015 quedó habilitado el puesto fronterizo Las Tablillas-San Pancho tras la inauguración del Puente Santa Fe en el río San Juan de Nicaragua en septiembre de 2014, pero solo el transporte de carga y una parte de los migrantes lo usan.

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Cobros en dólares

Los que vienen del sur en su ruta a los Estados Unidos tampoco ocupan este paso legal, porque el régimen de Nicaragua les cobra 150 dólares por salvoconducto a cada persona.

Desde que llegan a Los Chiles, la última comunidad en la frontera al sur del puesto fronterizo de Las Tabillas, los migrantes de los desplazamientos del sur y extracontinentales preguntan a los taxistas “piratas” por las trochas.

Los “guías” cobran por llevar a los migrantes a Honduras desde la frontera entre 40 y 80 dólares. Algunos deben caminar entre dos y tres horas para cruzar el río San Juan en lancha. Otros se las ingenian para saber cuándo no hay policías en el puente Santa Fe o en la carretera.

Un grupo de venezolanos y otro de haitianos aseguraron a Expediente Público que ya no está pasando en lancha, sino, en autos, o usan el mismo transporte colectivo desde San Pancho hasta la frontera con Honduras.

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Ganancia para el régimen

El régimen de Nicaragua no informa cuántos migrantes han recibido salvoconducto desde que comenzó a denunciarse los cobros en 2022. Aunque desde mediados de octubre de este año dejaron de quitarle dinero a los venezolanos, conoció Expediente Público extraoficialmente.

Migración incontenible en las fronteras de Nicaragua

A pesar de eso, la mayoría de los venezolanos, colombianos, chinos, haitianos, africanos, afganos e indios, y muchas otras nacionalidades, prefieren cruzar por los puntos ciegos con sus “guías”.

Sin embargo, la vulnerabilidad de estas personas hace que sean presa fácil de la falta de escrúpulos, desde los hospedajes que les cobran el doble, hasta el local de remesas en Los Chiles que les aplica una tarifa del 24% del monto recibido.

Los buses que van de Los Chiles a Las Tablillas cobran 390 colones (0.73 USD), pero muchos migrantes deciden viajar con coyotes que les cobran de tres a ocho dólares.

Migrantes chinos y afganos

En Los Chiles es frecuente ver la presencia de migrantes con rasgos asiáticos y árabes. Expediente Público trató de conversar con personas de estos grupos o familias, pero se negaron.

Uno de los migrantes extracontinentales pudo decir que venía de Afganistán y lo acompañaban su esposa, una niña y su madre.

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Los venezolanos entrevistados dijeron que a las personas de Asia o con aspecto árabe los dejan un día más para investigarlos en los refugios tanto de Panamá como Costa Rica.

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Pobreza y autoritarismo

Denis Abad y Estéfani Rodríguez llegaron a Los Chiles en la noche y durmieron en la terminal de buses con su bebé de diez meses, después de nueve días de dejar Acarigua, en el occidente de Venezuela.

Pero no sabían cuándo cruzarían a Nicaragua para continuar el viaje porque en Colombia y en la selva del Darién, las bandas les obligaron a pagar un “impuesto” y los asaltaron.

“En la selva nos robaron y en Turbo nos cobraron un impuesto que supuestamente es para brindar tu seguridad, te marcan la cédula o el teléfono para ser protegido, pero no, hubo muchas personas que fueron violadas, otros robadas, hasta mataron a un chino que no se dejó robar, le metieron un escopetazo”, dijo Abad.

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Perdieron unos 1,200 dólares y les quitaron la comida. Las bandas operan en esa zona con radios y avisan cuando van pasando los grupos de migrantes, explicó.

“En mi país ganas dos dólares al mes. Aquí vale una presa de pollo dos dólares, allá son cinco dólares, la única manera de sostenerte en Venezuela es con el Gobierno o haciendo cosas malas en la calle”, aseguró.

Desastre a la vista

Valentina, una venezolana de 19 años, estaba con un grupo de coterráneos que habían vivido algunos años en Colombia, pero ante la llegada del socialista Gustavo Petro, decidieron buscar Estados Unidos, por temor a que la situación en ese país repita el desastre económico del chavismo.

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Expediente Público se comunicó con Valentina cuando cruzó al Honduras, desde donde informó que decidieron pasar Nicaragua solo por trochas y estuvo complicado cruzar.

Kieran Ricarte, colombiano de 20 años, viajaba acompañado de su novia de 18 y un primo, su destino final es Estados Unidos, donde espera encontrarse con su padre, pero planeaba quedarse en Costa Rica trabajando y recogiendo dinero para continuar su viaje, expresó a Expediente Público.

En el Darién les robaron los teléfonos y 60 dólares. Como los delincuentes eran colombianos, los “perdonaron” y les dejaron 20 dólares. Sobre el cruce por Nicaragua, les han advertido de los sobornos policiales.

“No tenemos planes de llegar a Estados Unidos porque se nos complicó económicamente el paso. No es que no queramos, no tenemos cómo”, indicó.

Donaldo, vivió en Chile 7 años, es de origen haitiano, pero decidió partir con su esposa y su niño a Estados Unidos porque las condiciones económicas han empeorado en ese país.

A finales de octubre logró atravesar Nicaragua al día siguiente de llegar a Los Chiles, con su familia y otros conocidos.

Contó posteriormente por teléfono desde Tapachula, México, que el guía los llevó a la frontera y los acompañó por la trocha. Caminaron 25 minutos máximo, de ahí tomaron dos buses hasta Honduras donde sí se presentaron a las autoridades migratorias.

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Corredor humanitario

El 9 de octubre Costa Rica y Panamá acordaron establecer un corredor humanitario desde la salida del Darién hasta la frontera con Nicaragua, para aliviar la carga migratoria en sus fronteras.

En los 10 primeros días del denominado “flujo controlado” salieron unos 200 buses que trasladaron a unos 14 mil migrantes en un trayecto de 1,200 kilómetros.

La última parada de este corredor es Los Chiles, un pueblo fronterizo al norte de Costa Rica, con apenas 22 mil habitantes y a 3.5 kilómetros del puesto fronterizo Las Tablillas-San Pancho.

Y es por este lugar donde pasaron la mayoría de los 320,110 migrantes que habían ingresado hasta el 29 de septiembre de 2023, cuando se declaró la emergencia nacional por los desplazamientos humanos.

Políticas de EE.UU. no funcionan

Pese a las restricciones en Estados Unidos, los acuerdos con otros países de la ruta migratoria, las ofertas de migración controlada, y las medidas de contención impuestas por México, septiembre de 2023 cerró con la cifra récord mensual de “encuentros” de la patrulla fronteriza sur, un total de 269,735 personas.

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La administración del presidente Joe Biden ofreció atacar las causas de la migración en Centroamérica, pero el año fiscal de octubre 2022 a septiembre 2023 cerró con el tope histórico de 2 millones 475 mil 699 encuentros en la frontera sur, 96,725 más que el año fiscal anterior.

La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) explicó a Expediente Público que las personas que se desplazan de sur a norte atravesando todo Centroamérica “incluye tanto migrantes económicos como personas con elementos de persecución y, por lo tanto, con necesidades de protección internacional”. Es por esto que se les conoce como “movimientos mixtos”.

“Movimientos mixtos”

“Los movimientos mixtos incluyen hombres, mujeres, personas menores de edad y adultas mayores de varias nacionalidades que emprenden un viaje cuyos peligros han sido ampliamente documentados por los gobiernos de la región y por los mismos viajeros”, precisó Acnur.

El crimen organizado, la inseguridad, lo agreste del territorio, especialmente el paso por la selva del Darién, agravan “las vulnerabilidades previas que en principio les han hecho dejar sus países de origen o residencia habitual y hacen que la respuesta de los gobiernos sea cada vez más compleja”, precisó Acnur.

Para el organismo, “los movimientos mixtos regionales no pueden resolverse por ningún país en solitario y por tanto se requiere una respuesta coordinada”.

Ell corredor establecido por Costa Rica y Panamá “evita que las personas tengan que acudir a coyotes o grupos criminales para continuar”, al menos en esta parte de su trayecto.

“Es importante resaltar que en el caso de Costa Rica el tránsito de personas en movimiento mixto de sur a norte coincide con el desplazamiento de miles de personas nicaragüenses que buscan en Costa Rica asilo producto de la crisis sociopolítica que afecta a Nicaragua desde el 2018”, informó la agencia.

Datos de la Dirección General de Migración y Extranjería (DGME) indican que, de 2018 a mayo de 2023, 212,001 nicaragüenses solicitaron refugio en Costa Rica.

Acnur informa también que de esas solicitudes hay 191,000 pendientes de resolución y solo 2 mil aprobadas. Se hizo un llamado a la comunidad internacional a continuar apoyando a Costa Rica, no solo en la atención a los movimientos mixtos de sur a norte, sino también en la atención a los que en estos momentos buscan protección en este país.