Rusia crea un ecosistema de desinformación en América Latina

Rusia crea un ecosistema de desinformación en América Latina

*Investigación “Campañas de influencia rusa en América Latina”, elaborado por Douglas Farah y Román Ortiz, advierte vulnerabilidad de Centroamérica frente a Rusia. 

** Se profundiza en que el régimen Ortega-Murillo en Nicaragua, es el aliado más incondicional de Vladimir Putin en la región. 

***La investigación ahonda sobre las alianzas de medios rusos como Sputnik o RT con Telesur e HispanTV para desinformar. 


Expediente Público

Rusia ha creado un ecosistema de información, desinformación y tergiversación con alcance global y que ha encontrado tierra fértil en América Latina, gracias a su alianza con regímenes dictatoriales, así lo asegura el reconocido investigador estadounidense, Douglas Farah, coautor – junto al consultor español Román D. Ortiz- del informe “Campañas de influencia rusa en América Latina”, publicado el 6 de noviembre. 

El informe señala que, usando la desinformación, la coerción económica y la acción política encubierta y abierta, Moscú ha plantado un sentimiento antiestadounidense y ha debilitado las instituciones democráticas en América Latina.

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“Las campañas de desinformación de Rusia en América Latina, que han estado activas desde el retorno a la presidencia de Vladimir Putin en 2012, aumentaron en torno a las invasiones rusas de Ucrania en 2014 y 2022. Su efecto puede verse en el cambio de opinión pública y en la renuencia de los países latinoamericanos a proporcionar material a Ucrania o a participar en las sanciones a Rusia”, señala el informe. 

Rusia y los medios de América Latina

Para ellos se han valido de medios rusos con fuerte presencia en América Latina como Sputnik o Actualidad RT (Russia Today) y sus alianzas con la cadena venezolana Telesur y la iraní HispanTV. 

“En los problemas (protestas sociales) que hubo en 2019 en Colombia, Ecuador, Chile, fueron masificados por las redes sociales en Rusia de también manejados desde Nicaragua y Venezuela, y tiraron miles y miles de tuits y desinformaciones, etcétera”, recuerda Douglas Farah en una entrevista con Expediente Público

Esa misma red de desinformación, apunta Farah, guardó silencio sobre la matanza en Nicaragua que hizo Daniel Ortega en el mismo tiempo o el fraude electoral de Evo Morales en Bolivia.  

La investigación fue presentada este 6 de noviembre en el United States Institute of Peace, en Washington, DC. 

Mentiras para cubrir crímenes

“Ellos amplifican los mensajes negativos con muchas mentiras por encima y encubren todo lo que no les parece, como todos los problemas que tuvo Evo (Morales) en la reelección, o en Nicaragua, donde mataron más de 300 personas, casi ni se mencionó”, explicó Farah.

Para el investigador estadounidense, “los rusos son altamente eficientes en desinformación” y para ello se valen de aliados de la época de la guerra fría, como Daniel Ortega o el régimen cubano. 

También han conseguido amplificar su desinformación en países como Colombia, donde “hemos visto una cantidad de actividad de los rusos que ayudan”, apunta Farah. 

“No es que Petro sea agente de los rusos, pero ayudan a desmontar toda la alianza que tenía Estados Unidos con Colombia. Un logro enorme para los rusos de quitar Estados Unidos de esa posición privilegiada que tenía. Y estamos viendo eso lo están haciendo también tratando en Chile. Lo han hecho en Perú”, advierte. 

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El informe señala que presidente ruso, Vladimir Putin ha diseñado un eje de poder antiestadounidense y el ecosistema de desinformación en América Latina crea una realidad alterna. 

La base filosófica de Putin 

Mucha de la base filosófica de la nueva Rusia postsoviética de Vladimir Putin tiene fundamento en el filósofo ruso Alexander Dugin y su libro “Fundamentos de Geopolítica”, que combina el nacionalismo místico, la teología rusa-ortodoxa, y el fascismo.  

Se dice que es el filósofo favorito de Vladimir Putin es Dugin, quien tiene nexos a la ultraderecha europea, y “aboga por un programa sofisticado, no militar, de desinformación, desestabilización y subversión en América Latina” tendiente a hacer colapsar a Estados Unidos.  

Dugin, quien habla fluidamente portugués y español, ha visitado muchas veces América Latina. 

“Alexander Dugin es una de las partes más desconocidas y más importantes para entender cómo Rusia juega con sus aliados tradicionales, digamos, de la Alianza Bolivariana que son Venezuela, Cuba, Nicaragua, etcétera, de la digamos, de la izquierda populista”, explica Farah. 

Las mentiras contra Estados Unidos

Según Farah, gracias a la tesis de Dugin, Rusia tiene una entrada muy fuerte con los sectores más ultranacionalistas hasta fascistas en América Latina, con una agenda tejida alrededor de que Estados Unidos es el enemigo principal del mundo, y hay que crear un mundo multipolar. 

Además, lo ultraortodoxo de términos religiosos, les da entrada a ciertos círculos ultraconservadores de evangélicos que han tejido esta esta alianza los rusos de la izquierda a la derecha.

Rusia, según Farah, ahora, no tienen los recursos que tenía durante la época de la Unión Soviética y por ello ha tejido alianzas muy fuertes con Telesur o HispanTV de los iraníes “que les da una voz mucho más, digamos orgánica”. 

El vocero en América Latina es Telesur, pero “con un sistema de mensajes coordinadas que pasen a todas las redes sociales”, explica Farah. 

“Amplifican un mensaje con muy pocos recursos a una masa muy grande de la población y como demostramos en el estudio ese ese ese esfuerzo ha tenido un impacto muy fuerte en la opinión pública en América Latina”, agrega. 

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¿EEUU desenfocado? 

Farah considera que el gobierno de Estados Unidos, en términos políticos, está “muy atrasado en entender el fenómeno de los nuevos esfuerzos en términos de guerra informativa que se está librando en América Latina”. 

“Yo creo que no han sido capaces de tejer una respuesta permanente de una estrategia de amenazas que surgen en la región narrativas que plantean Rusia y China”, sostiene Farah. 

En términos reales, estas narrativas parecen un poco absurdas. A veces hay un libro que circula entre el círculo de Dugin y de los bolivarianos, que plantea que cada lugar donde ha pisado un norteamericano en América Latina, es una base gringa secreta. Tienen ya mapeado supuestas bases secretas que tiene Estados 

Unidos, es increíblemente rudimentaria el análisis, pero no hay un enfoque para ir desmintiéndolas sistemáticamente.

Un ejemplo, la migración 

Uno de los temas que pudiera estar moviendo esta alianza de desinformación es el migratorio, aunque Farah sostiene que es un fenómeno muy complejo.  

“En análisis que hemos hecho, los rusos a través de Telesur, en Venezuela y en Nicaragua, están tejiendo una narrativa muy compleja que tiene como objetivo final, mover la cantidad más grande de gente posible a la frontera México-Estados Unidos y crear una crisis estratégica para Estados Unidos”, advierte Farah. 

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El investigador reconoce que es difícil decir qué porcentaje juega en los factores reales de la migración la pobreza, represión, etcétera, “pero también una narrativa de que hay que ir a la frontera, ir ya a Estados Unidos y meterse”.  

“Vemos los vuelos de los haitianos a Nicaragua, ahora directamente bajo el control de Daniel Ortega para masificar el número de ellos llegando a la frontera de Estados Unidos”, subraya Farah. 

Las empresas rusas 

Otro factor de influencia rusa es la presencia de empresas que claramente sirven a los intereses del Estado. Es el ejemplo del consorcio NK Sesla, basado en Chile. 

Farah explica que ese grupo tiene como directores a ex agentes de la KGB de muy alto nivel o de otros servicios de inteligencia que eran de la Unión Soviética y que sobrevivieron en la era de de Rusia bajo la protección de Putin.  

“Pasaron desapercibidos 20 años manejando sus sistemas de venta de equipo y del espionaje que están haciendo, y ese es solo uno de los múltiples grupos que están funcionando”, señala Farah. 

“Están ligados directamente a los servicios de inteligencia rusa, no hay ninguna duda”, agrega. 

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La simbiosis Putin-Ortega 

En la entrevista con Expediente Público, Farah señala que los rusos tienen objetivos muy definidos y muy específicos y por eso un aliado clave es la dictadura Ortega Murillo en Nicaragua. 

“La dictadura Ortega Murillo con los rusos es casi una simbiosis. Cada parte está dispuesta a entregar lo que necesite el otro para que sobreviva esa alianza. Yo creo que no existe una relación tan cercana con otros países en América Latina”, señala Farah.  

Así, los rusos buscan acceso a puertos de aguas profundas cerca a Estados Unidos y Nicaragua se los da en términos estratégicos militares. 

Farah advierte que Rusia no respeta en absoluto el Estado de Derecho. 

“Lo que ellos quieren son aliados muy fieles que están dispuestos a romper con todo el sistema democrático, frágil como sea, como en Centroamérica”, explica. 

La presencia en Centroamérica 

“El peligro de tenerlos ahí es que van a dar poder a todos los actores no democráticos, a todos los instintos más represivos de sus aliados, porque ni Rusia internamente respeta la democracia y no tiene ningún interés en exportar o respetar derechos”, subraya Farah. 

El investigador advierte que más allá de Ortega, los rusos se han acercado al presidente salvadoreño, Nayib Bukele, al presidente guatemalteco Alejandro Giammattei y a la hondureña Xiomara Castro. 

Como ejemplo Farah menciona el caso de la mina de níquel de los rusos en el Estor en Guatemala. 

“Es enorme y tienen hasta gente de lo que era el Grupo Wagner antes de que muriera su director. No sé a quiénes responden allá, pero tenía su propia seguridad de varios  

centenares de militares, exmilitares rusos en tierra en Guatemala, protegiendo supuestamente la mina”, asegura Farah.  

“Están muy activos, han mandado ya varias delegaciones a hablar con Giammattei”, advierte. 

En el caso de El Salvador, Farah recuerda que Bukele “tiró en Twitter una foto de él con un rifle de francotiradores de Rusia que le entregaron como regalo”.  

“Se están acercando mucho a Xiomara Castro en Honduras y yo creo que ellos ven un momento muy oportuno donde Estados Unidos por descuido, por tener otras cosas en qué hacer, no están prestando atención y es como quitar comida a un bebé, no entrar ahí, ofrecerles más luces y boom, cambian de opinión. Y Estados Unidos no ha tenido una presencia sistemática para frenar o combatir esos avances”, lamenta Farah.